Washington (DC).- En una decisión que ha generado reacciones internacionales y debate interno, el gobierno de Estados Unidos anunció el 22 de julio de 2025 que se retirará oficialmente de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el 31 de diciembre de 2026.
La medida, comunicada por el Departamento de Estado y atribuida directamente a El gobierno de de Donald Trump, marca la tercera vez que el país se aleja de la institución y la segunda bajo un mandato de Trump.
La principal razón expuesta por Washington es la supuesta parcialidad antiisraelí de la UNESCO y su promoción de lo que califica como “causas sociales y culturales divisivas”.
La portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, detalló en un comunicado que esta decisión responde al interés nacional de priorizar una política exterior basada en el principio de “Estados Unidos primero”.
Entre los motivos señalados se encuentran la admisión del “Estado de Palestina” como miembro pleno en 2011, decisión que ha sido interpretada como contraria a la posición histórica de Estados Unidos y promotora de un clima desfavorable para Israel dentro del organismo.
Además, Bruce criticó la alineación de la UNESCO con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, los cuales calificó de “ideología globalista” en oposición directa a los intereses estratégicos estadounidenses.
La directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, expresó su profundo pesar por la decisión, aunque admitió que era esperada y que la organización se había preparado para enfrentarla.
Azoulay subrayó que esta medida va en contra de los principios del multilateralismo y podría afectar la participación activa de diversos actores estadounidenses en programas clave.
Asimismo, destacó que, aunque la contribución financiera de Estados Unidos ha disminuido y representa actualmente solo el 8 % del presupuesto de la organización, su ausencia aún tendrá implicaciones operativas y simbólicas.
Azoulay defendió la relevancia y neutralidad de los esfuerzos de la UNESCO en temas delicados como la educación sobre el Holocausto y la lucha contra el antisemitismo, ámbitos en los que la organización asegura contar con amplio respaldo de entidades judías internacionales y estadounidenses.
Además, enumeró logros recientes de alto impacto global, como la rehabilitación de la ciudad vieja de Mosul en Irak, el desarrollo del primer marco ético global sobre inteligencia artificial y el fortalecimiento de programas educativos y culturales en zonas de conflicto.
Estados Unidos había reingresado a la UNESCO en 2023 durante el gobierno de Joe Biden, tras haberse retirado en 2018 bajo el primer mandato de Donald Trump. Este ir y venir ha generado incertidumbre tanto dentro como fuera del país respecto al compromiso de largo plazo de Washington con las instituciones multilaterales.
A pesar de este nuevo anuncio, Estados Unidos permanecerá como miembro activo de la organización hasta la fecha efectiva de su salida en diciembre de 2026.
Uno de los aspectos más tangibles de la relación entre Estados Unidos y la UNESCO es su lista de sitios Patrimonio Mundial.
Actualmente, el país cuenta con 26 sitios reconocidos por la organización, que abarcan desde maravillas naturales como el Parque Nacional de Yellowstone y el Gran Cañón, hasta tesoros culturales como el Parque Nacional Mesa Verde, Independence Hall y el conjunto de obras del arquitecto Frank Lloyd Wright.
La continuidad de proyectos relacionados con estos sitios, así como candidaturas en curso y colaboraciones académicas o científicas vinculadas a cátedras UNESCO, podría verse afectada directa o indirectamente por la decisión del gobierno estadounidense.
Más allá de la cuestión presupuestaria, la salida de Estados Unidos representa una señal preocupante para quienes defienden la cooperación internacional en materia educativa, científica y cultural.
Si bien la UNESCO ha fortalecido sus alianzas con actores no estatales y diversificado sus fuentes de financiación en los últimos años, la falta de respaldo formal por parte de uno de sus miembros históricos y más influyentes plantea desafíos de legitimidad y alcance. Por su parte,
El gobierno de Trump ha dejado claro que su política internacional no contempla espacios que, según su interpretación, comprometan la soberanía nacional o promuevan agendas que no se alineen con su visión de desarrollo.
La UNESCO reiteró que Estados Unidos será siempre bienvenido y que continuará colaborando con entidades estadounidenses del sector privado, académico y social. No obstante, el futuro de esta relación queda, una vez más, supeditado a cambios en la política interna estadounidense y a las decisiones de futuras administraciones.