Nueva York (AFP) – El narcotraficante hondureño Geovanny Fuentes Ramírez fue condenado este martes en Nueva York a cadena perpetua y una multa de 151,7 millones de dólares por enviar a Estados Unidos «toneladas» de cocaína en connivencia con altos cargos políticos, entre ellos el expresidente Juan Orlando Hernández.
«El camino de destrucción emprendido por Fuentes Ramírez tanto con la violencia como con inundar Estados Unidos con cocaína, ha llegado a su fin, y pasará su vida en una cárcel federal», asegura el fiscal Damian Williams, en un comunicado en el que se anunció la condena impuesta por el juez instructor Kevin Castel.
«Geovanny Fuentes Ramírez fue hallado culpable de importar toneladas de cocaína a Estados Unidos y proteger sus negocios ilícitos con ametralladoras», asegura el fallo.
Fuentes Ramírez, de 52 años, «sobornó a altos funcionarios hondureños y fue responsable de actos brutales de violencia y asesinatos», agrega. Un jurado le había hallado culpable en marzo de 2021, tras dos semanas de juicio.
El ex diputado Tony Hernández, hermano del ex mandatario, había sido condenado por Estados Unidos a cadena perpetua por el mismo caso en marzo de 2021.
Tras esta condena se va cerrando el cerco sobre el expresidente, quien es conocido por sus iniciales JOH. Hernández dejó su cargo el pasado 27 de enero tras ocho años en el poder.
Estados Unidos reveló el lunes que ya el 1 de julio había incluido a JOH en la lista de «actores corruptos y antidemocráticos», lo que le hace inelegible para obtener un visado y poder entrar en territorio estadounidense.
Durante su juicio, Geovanny Fuentes confesó que JOH le dijo que iban a «meter la droga a los gringos en sus propias narices» sin que lo notaran.
Según el fallo del jurado, hecho público el 22 de marzo de 2021, Fuentes pagó «hacia 2013», al menos 25.000 dólares a JOH cuando era presidente del Congreso hondureño, y le permitió acceder a cocaína, valorada en millones de dólares, que se producía en su laboratorio.
A partir de ahí, JOH prometió al narcotraficante que las fuerzas armadas hondureñas le brindarían seguridad y que el fiscal general de Honduras, Óscar Fernando Chinchilla Banegas, protegería sus actividades de narcotráfico.
«Disparos piadosos» –
Según la justicia estadounidense, JOH instruyó a Fuentes a que reportara directamente a su hermano Tony Hernández.
En el fallo del jurado, la fiscal del tribunal de Manhattan donde se instruyó el caso Audrey Strauss, describió a Fuentes Ramírez de «despiadado, poderoso y asesino».
El narcotraficante estableció y operó, junto con otras personas, un laboratorio de cocaína en el departamento de Cortés en Honduras, donde producían «cientos de kilos» mensualmente, que enviaban a Estados Unidos protegidos por personal militar y policial hondureño, según la justicia estadounidense.
En varias ocasiones, entre 2010 y 2013, Fuentes ayudó a organizar, o participó directamente, en violencia relacionada con la droga.
Tras el allanamiento del laboratorio por la policía, el condenado, según la sentencia, golpeó y torturó a un oficial del que sospechaba que había trabajado en la investigación del laboratorio.
«Fuentes mató al oficial de un tiro en la cabeza», dice la sentencia, en lo que el verdugo definía como «disparos piadosos».
JOH rechaza los cargos. «[Es] por venganza. A muchos de ellos [narcos] los capturamos nosotros y los entregamos allá [en Estados Unidos] o están en cárceles de Honduras y otros se fueron a entregar por la presión que les hicimos», aseguró Hernández a la AFP días antes de la sentencia de su hermano.
Hernández, que actualmente es diputado del Parlamento Centroamericano, afirma que logró reducir en 95% el paso de la cocaína por Honduras desde 2014 y que eso le valió felicitaciones de Washington.
Durante el juicio de Fuentes, los fiscales estadounidenses aseguraron que todos los presidentes de Honduras desde 2006 han recibido sobornos de narcotraficantes a cambio de protección y de la promesa de no ser extraditados.
Fabio Lobo, hijo del expresidente de Honduras Porfirio «Pepe» Lobo (2010-2014) -del Partido Nacional, el mismo que los Hernández- fue condenado a 24 años de cárcel en Nueva York en 2017 por ayudar a traficar 1,4 toneladas de cocaína a Estados Unidos.