Santiago (AFP) – Estudiantes de todo Chile han ocupado sus universidades y colegios para por primera vez exigir el fin de la violencia machista y abogar por una «educación no sexista», en un movimiento feminista que gana fuerza día a día.
«Hermana, yo sí te creo». Un enorme cartel en el frontis de la facultad de Derecho de la Universidad de Chile en Santiago da la bienvenida a la inédita ocupación de la escuela de abogacía más antigua e importante del país, donde el machismo, según denuncian sus estudiantes, está arraigado desde hace décadas.
Desde hace dos semanas, sus estudiantes han tomado las dependencias de esta facultad, formadora de los juristas más prestigiosos del país, alegando la dilación en la resolución de una denuncia de acoso sexual contra uno de sus profesores.
Siguiendo una «toma» similar en la Universidad Austral que arrancó una semana antes, una multitud principalmente de estudiantes mujeres bloqueó con sillas los accesos a la facultad, paralizaron las clases, restringieron el libre acceso a la escuela y organizan cada día una serie de actividades para reflexionar sobre los alcances del feminismo.
«Esto es algo que alguna vez iba a explotar», dice a la AFP Nelly Díaz, una de las voceras de la toma, que entre sus actividades tenía planificado talleres de «Expresión corporal para una autonomía feminista» o «Retrato feminista», junto a un «Conversatorio ‘antiespecista'» y cursos de «Autodefensa feminista» y «Ginecología natural».
El caso que cristalizó esta campaña es una denuncia de abuso sexual en contra del profesor Carlos Carmona, expresidente del Tribunal Constitucional.
La denuncia fue presentada en agosto del año pasado por una alumna que trabajaba con él en su estudio privado, sin que hasta ahora la universidad haya adoptado algún tipo de sanción. En este tiempo, el profesor siguió dando charlas y se le asignaron cátedras, según denuncias de alumnas.
La Comisión de Educación y Cultura del Senado convocó para el 16 de mayo a representantes de la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech), del Consejo de Rectores de Chile (Cruch) y de universidades regionales y privadas para analizar «qué está pasando y cómo podemos contribuir a resolver este clima de inseguridad».
Una multitudinaria manifestación en contra de «la cultura de la violación» marchó este viernes con pancartas y antorchas en Santiago en contra de esta y otras denuncias de abuso durante un recorrido que al pasar frente al Palacio de La Moneda, miles de gargantas gritaron: «¡Piñera machista te va a derrotar una ola feminista!»
«Vemos con estupor e indignación como las demandas de igualdad de las mujeres se ven frustradas. Estamos cansadas del abuso», dijo Elena Detoni, dirigente del movimiento Ni Una Menos.
– Un movimiento en ascenso –
Junto a varias facultades de la Universidad de Chile y de la Austral se han adherido también universidades como la de Concepción, Diego Portales, Andrés Bello, Católica de Valparaíso, Católica de Temuco y la Universidad Tecnológica Metropolitana.
La principal demanda es poner fin a la violencia machista, pero los petitorios van mucho más allá.
«Que estemos poniendo en la palestra todas estas cuestiones es fundamental para que cambiemos todo el sistema», dice Nelly Díaz.
Las estudiantes demandan la instauración de un protocolo único, expedito y eficiente de atención de denuncias de abuso sexual en el ámbito educacional, que creen es terreno fértil para este tipo de abusos.
El petitorio contempla también la «capacitación ‘triestamental’ (profesores, alumnos y personal administrativo), de carácter obligatorio y en horario de trabajo» en temas de feminismo e igualdad de género, junto a cambios en las mallas curriculares para incluir una mayor cantidad de mujeres tanto en las nóminas de académicos como en las bibliografías de estudios.
«Nuestras instituciones no han logrado hacerse cargo en serio de la violencia de género, de abordarla y entenderla como un fenómeno estructural», dijo Emilia Schneider, otra vocera.
Al movimiento se han sumado también los estudiantes secundarios que el miércoles protestaron por las calles de Santiago, exigiendo ahora «Educación sexual, pública, feminista y no sexista».