Washington (DC).- La mortalidad general por cáncer ha continuado disminuyendo de manera constante en hombres y mujeres en los Estados Unidos, incluso durante los difíciles primeros años de la pandemia de COVID-19, según el más reciente Informe Anual a la Nación sobre el Estado del Cáncer de 2024.

Publicado el 16 de abril de 2025 en la revista Cancer, el informe presenta una visión alentadora sobre la lucha contra esta enfermedad, mientras advierte sobre nuevos desafíos que requieren atención urgente.

Entre 2001 y 2022, las tasas de mortalidad por cáncer cayeron progresivamente, en gran parte gracias a la reducción en los casos y muertes por cáncer de pulmón y otros tipos de cáncer relacionados con el consumo de tabaco.

Los investigadores destacan que la disminución de la incidencia y mortalidad del cáncer de pulmón ha sido uno de los principales factores detrás de esta tendencia positiva, tanto en hombres como en mujeres.

Sin embargo, no todo son buenas noticias: el informe advierte de un aumento en los cánceres asociados a la obesidad, como el cáncer de mama femenino, útero, colon y recto, páncreas, riñón e hígado, lo que plantea nuevos desafíos para la salud pública.

La evolución de las tasas de incidencia de cáncer muestra matices significativos. En general, la incidencia disminuyó de 2001 a 2013. Luego se estabilizó en los hombres hasta 2021, mientras que en las mujeres se observó un leve aumento a partir de 2003 y continuó hasta 2021.

Este incremento, aunque moderado, es motivo de seguimiento atento, ya que revela diferencias significativas entre géneros y grupos poblacionales.

Sobre el cáncer de mama, aunque los nuevos diagnósticos subieron un poco durante el tiempo estudiado, la tasa de muertes por este tipo de cáncer ha bajado de manera constante, lo que muestra mejoras en la detección temprana y en los tratamientos disponibles. 

Asimismo, la mortalidad por cáncer infantil mostró una disminución constante, al igual que en adolescentes y adultos jóvenes, aunque en estos últimos la tendencia descendente se ha desacelerado recientemente.

La equidad en la atención oncológica también fue analizada en este informe. Entre 2018 y 2022, las muertes por cáncer disminuyeron en todos los grupos principales de población por raza y origen étnico. Sin embargo, entre 2017 y 2021, la incidencia se mantuvo estable en los hombres, pero aumentó en las mujeres de cada grupo principal.

Dentro de este período, los hombres negros no hispanos registraron la mayor incidencia, mientras que en las mujeres, las tasas más altas se observaron entre las indígenas americanas y nativas de Alaska, lo que sugiere la necesidad de intervenciones más específicas y adaptadas culturalmente.

El impacto de la pandemia de COVID-19 en las tendencias del cáncer también fue evaluado de manera minuciosa. Durante 2020, las tasas de incidencia del cáncer descendieron abruptamente, principalmente debido a las interrupciones en la atención médica. En 2021, se observó una recuperación a los niveles previos a la pandemia.

Lo notable es que esta disminución inicial fue uniforme en todos los estados, el Distrito de Columbia y Puerto Rico, a pesar de las diferentes políticas de restricciones implementadas en cada lugar. Los investigadores enfatizan la importancia crítica de mantener el acceso a servicios de salud durante emergencias sanitarias para asegurar diagnósticos oportunos.

El Informe Anual a la Nación sobre el Estado del Cáncer es una colaboración entre prestigiosas instituciones: el Instituto Nacional del Cáncer (NCI) de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la Sociedad Americana contra el Cáncer (ACS) y la North American Association of Central Cancer Registries (NAACCR).

Cada año, este documento ofrece actualizaciones esenciales sobre la incidencia, mortalidad y tendencias del cáncer en Estados Unidos.

Este informe, basado en datos sólidos de registros poblacionales y del Sistema Nacional de Estadísticas Demográficas del Centro Nacional de Estadísticas sobre la Salud (NCH), sigue siendo una herramienta indispensable para investigadores, profesionales de la salud y formuladores de políticas públicas. Orienta los esfuerzos para mejorar la prevención, el diagnóstico y el tratamiento del cáncer en el país.

Aunque las cifras actuales son motivo de optimismo, los expertos alertan sobre la necesidad de abordar los factores de riesgo emergentes, como la obesidad, y de garantizar un acceso equitativo y constante a los servicios médicos, especialmente en tiempos de crisis sanitaria. La batalla contra el cáncer avanza, pero requiere adaptabilidad, inversión continua en investigación y un compromiso renovado de toda la sociedad.