Ginebra (Suiza).- El suroeste del Pacífico vivió en 2024 su año más cálido jamás registrado, según el más reciente informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Este hito alarmante se asocia a un aumento sostenido del contenido calorífico de los océanos y a una temperatura media del mar sin precedentes desde que comenzaron los registros en los años ochenta.

Cerca de 40 millones de kilómetros cuadrados de superficie oceánica —más del 10 % del total planetario— fueron afectados por olas de calor marinas de intensidad severa a extrema, una superficie comparable al tamaño de Asia o cuatro veces la de Europa y Estados Unidos juntos.

El calentamiento del océano, sumado a su acidificación y desoxigenación, ha provocado daños duraderos en los ecosistemas marinos y pone en riesgo a comunidades enteras que dependen de estos entornos para subsistir.

La subida del nivel del mar, que ya supera la media mundial en esta región, amenaza la existencia misma de los pequeños estados insulares del Pacífico, donde más de la mitad de la población habita a menos de 500 metros de la costa.

Tierra y océano del Pacífico sudoeste de la AR V de la OMM, 1900-2024: diferencia con el promedio de 1991-2020

En tierra firme, 2024 fue un año marcado por extremos climáticos que dejaron un saldo de víctimas mortales y destrucción en distintos países. Australia y Filipinas experimentaron temperaturas sin precedentes, lo que generó riesgos significativos para la salud pública y la seguridad alimentaria.

Las precipitaciones intensas, acompañadas de inundaciones, causaron estragos en comunidades e infraestructuras de países como Nueva Zelandia, Fiji, Malasia, Indonesia y Filipinas.

Filipinas, en particular, vivió una temporada de ciclones tropicales histórica durante el último trimestre del año, con 12 tormentas entre septiembre y noviembre —más del doble del promedio habitual— que afectaron a más de 13 millones de personas.

A pesar de los daños estimados en al menos 430 millones de dólares en infraestructuras, viviendas y agricultura, el número de víctimas fue limitado gracias a los sistemas de alerta temprana y las acciones anticipatorias desplegadas por entidades como la FAO. Estas medidas, que incluyeron transferencias en efectivo y la evacuación de embarcaciones, demostraron el impacto positivo de iniciativas como «Alertas tempranas para todos», prioridad estratégica de la OMM.

Arriba: Mapa de las tendencias regionales de la TSM durante el período 1982-2024, utilizando el producto Análisis Operacional de la Temperatura Superficial del Mar y del Hielo (OSTIA) del Servicio Marino Copernicus. Las áreas grises indican las zonas donde se obtuvo menor concordancia a partir de un conjunto de tres productos internacionales de TSM (OSTIA Marino Copernicus, CCI de la ESA de Copernicus, OISST de la NOAA). La Región V de la OMM, Pacífico Sudoccidental, se destaca en negro. Abajo: Anomalías de la TSM promediadas en la Región V de la OMM, Pacífico Sudoccidental, en relación con el período de referencia 1982-2024. La línea discontinua indica la tendencia lineal durante el período. El producto OSTIA Marino Copernicus se utilizó para generar este gráfico, y el conjunto de este producto con los demás productos (CCI de la ESA hasta 2022; OISST de la NOAA hasta 2024) se utilizó para obtener la dispersión media anual del conjunto (dos desviaciones típicas, líneas negras).
Crédito de los mapas: El mapa (arriba) se tomó del Servicio de Cambio Climático de Copernicus y Mercator Ocean International en abril de 2025 y es posible que no coincida completamente con la orientación cartográfica de las Naciones Unidas y la OMM.

El informe también destaca los efectos del cambio climático sobre glaciares tropicales en lugares como Indonesia. En la parte occidental de la isla de Nueva Guinea, los glaciares han perdido entre un 30 % y un 50 % de su superficie desde 2022. De mantenerse esta tendencia, es probable que desaparezcan por completo para 2026. Este retroceso glaciar no solo representa una pérdida ambiental, sino también un cambio profundo en los equilibrios hídricos y climáticos de la región.

Una de las situaciones más alarmantes ocurre en la isla de Serua, en Fiji. Allí, la erosión costera y las inundaciones extremas han destruido viviendas, malecones y cultivos. El mar ha avanzado tanto que, en dos ocasiones distintas, fue posible cruzar la isla completamente en bote.

A pesar de los esfuerzos de adaptación como diques y manglares, las soluciones se agotan, y el Gobierno ha ofrecido reubicación a sus habitantes. Sin embargo, muchos se resisten a dejar su tierra ancestral, vinculada a su identidad mediante el concepto espiritual de «vanua».

En contraste con las adversidades, el informe también subraya avances importantes. Las acciones anticipatorias en Filipinas son un ejemplo de cómo el fortalecimiento institucional y la preparación comunitaria pueden salvar vidas. Este enfoque también contribuye a preservar medios de vida y a proteger a los grupos más vulnerables frente a desastres climáticos cada vez más intensos y frecuentes.

Tendencia anual del nivel medio del mar (mm/año) en la región del Pacífico occidental y Australia. Servicio de Cambio Climático de Copernicus y Laboratorio de Estudios Geofísicos y Oceanográficos Espaciales (LEGOS), Francia, en enero de 2025, y es posible que no se ajuste completamente a las directrices cartográficas de las Naciones Unidas y la OMM.

En conjunto, el informe de la OMM no solo presenta una radiografía del estado climático del suroeste del Pacífico, sino que constituye una llamada urgente a la acción. Su publicación, coincidente con la reunión de la Plataforma Global para la Reducción del Riesgo de Desastres y previa a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Océano de 2025, busca impulsar decisiones estratégicas nacionales y regionales que permitan adaptar las sociedades a un clima en vertiginoso cambio y fortalecer su resiliencia ante fenómenos extremos.

El episodio de El Niño de 2023/2024 acentuó las condiciones de calor extremo durante el año pasado, pero los expertos advierten que este tipo de eventos se verá amplificado por el calentamiento global continuo. Muchos países de la región experimentaron su año más cálido según sus propios registros nacionales.

A medida que las temperaturas marinas rompen récords y las tormentas ganan fuerza, el margen de maniobra se reduce y las consecuencias se agravan. Como advirtió la secretaria general de la OMM, profesora Celeste Saulo, «cada vez es más evidente que nos estamos quedando rápidamente sin tiempo para invertir la tendencia».