Washington (AFP) – El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador hizo propuestas a Joe Biden en la lucha contra la inflación y le pidió que permita entrar a más migrantes con visas de trabajo, en un encuentro en la Casa Blanca en el que escenificaron una relación «fuerte» pese a recientes tensiones.

Hay que «actuar juntos frente a los grandes desafíos» porque «vivimos tiempos difíciles», con las secuelas de la pandemia y la guerra en Ucrania, «la cual no solo ha dejado dolor y destrucción sino que agravó la crisis económica e impulsó la espiral inflacionaria», afirmó López Obrador.

«No será la primera ni la última ocasión -dijo- en que cerremos filas para ayudarnos mutuamente, a pesar de nuestras diferencias y de agravios que no resultan fácil de olvidar ni con el tiempo ni con los buenos deseos».

«En muchas ocasiones hemos podido coincidir y trabajar como buenos amigos y verdaderos aliados», añadió, sentado en un sillón junto a Biden antes de una reunión a puerta cerrada.

El presidente estadounidense calificó a López Obrador de «amigo» y «aliado» con quien mantiene «una relación fuerte y productiva» a pesar de que los titulares de la prensa digan lo contrario.

Tensiones bilaterales –

En los últimos meses hubo desencuentros entre los dos gobiernos.

López Obrador no participó en la Cumbre de las Américas, en protesta por la negativa de la Casa Blanca a invitar a los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua, y tomó la defensa del fundador de Wikileaks Julian Assange, procesado por una filtración masiva de documentos confidenciales de Estados Unidos.

Además su reforma energética bloquea miles de millones de dólares de inversiones y México se niega a sumarse a las sanciones internacionales contra Rusia por haber invadido Ucrania.

Cuando todavía está en mente de todos la tragedia de los más de 50 migrantes muertos en un tráiler en Texas, la migración fue el tema dominante de la reunión.

López Obrador abogó por «ordenar el flujo migratorio y permitir la llegada a Estados Unidos de obreros, técnicos y profesionales de las distintas disciplinas, mexicanos y centroamericanos, con visas temporales de trabajo para asegurar que no se paralice la economía por falta de mano de obra».

Y «es indispensable, lo digo de manera sincera y respetuosa, regularizar ya y dar certidumbre a migrantes que desde hace varios años trabajan honradamente y contribuyen al desarrollo» del país, añadió en referencia a una vía hacia la ciudadanía, una de las promesas de Biden truncadas por el Congreso.

Consciente de que la migración es un tema polémico en Estados Unidos, principalmente en periodo preelectoral de cara a las legislativas de medio mandato de noviembre, el presidente mexicano anticipó que «los conservadores, van a pegar el grito en el cielo» pero «sin un programa atrevido de desarrollo y bienestar no será posible resolver los problemas, ni conseguir el apoyo del pueblo».

Inversión y visas de trabajo –

El inquilino de la Casa Blanca le recordó que su gobierno batió «un récord» el año pasado al emitir 300.000 visas H-2 (destinadas a personas sin intención de inmigrar permanentemente) para trabajadores mexicanos y agradeció a su homólogo que hiciera lo propio con centroamericanos en México.

Añadió que Washington «está haciendo inversiones históricas en la modernización de la infraestructura» a lo largo de los más de 3.000 km de frontera común y combate «el tráfico ilegal de fentanilo» y de personas.

Durante su mandato, cada mes más de 200.000 personas que intentaron entrar en el país fueron enviadas de vuelta, invocando el programa Quédate en México, bajo el cual se expulsa a solicitantes de asilo para que esperen la resolución de sus casos al otro lado de la frontera, o una norma de salud pública aplicada desde la pandemia.

Los dos dirigentes tendrán que coordinarse porque esto podría cambiar ya que la Corte Suprema dio a Biden una de las pocas alegrías de las últimas semanas, autorizándole a poner fin a Quédate en México, una de sus promesas de campaña.

Gasolina más barata –

Se habló además de medidas para frenar la inflación galopante en ambos países y especialmente el alza de los precios de combustibles en Estados Unidos.

López Obrador propuso «algo parecido» a lo que hizo Franklin D. Roosevelt tras la Segunda Guerra Mundial.

Llamó a «garantizar al doble el abasto» de gasolina para ayudar a los estadounidenses que se surten en México, donde es más barata, hasta que bajen los precios en Estados Unidos y puso «a disposición de su gobierno más de 1.000 km de gasoductos» a lo largo de la frontera para transportar gas por un volumen capaz de abastecer de energía eléctrica a unos tres millones de personas.

Además, aunque el tratado comercial de Norteamérica T-MEC ha permitido eliminar aranceles, «existen algunos otros que podrían suspenderse de inmediato y hacer lo mismo con medidas reglamentarias y trámites tediosos en el comercio de alimentos y otros bienes» para rebajar los precios a los consumidores, añadió.

Sugirió asimismo «un plan de inversión privada y pública (…) para producir bienes» y así evitar importarlos de otros países y continentes».

Biden apuntó que China, miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y primer o segundo socio comercial de muchos países de América Latina y el Caribe, presenta «problemas reales» pero «se pueden solucionar».

Antes de reunirse con Biden, López Obrador participó en un desayuno de trabajo con la vicepresidenta Kamala Harris y por la tarde rendirá homenaje a Roosevelt y al defensor de los derechos humanos Martin Luther King. El miércoles mantendrá un encuentro con empresarios.

Contenido relacionado