Ciudad de México (México).- Viajar al pasado para asomarse al esplendor de uno de los símbolos más imponentes del México antiguo ya es posible. En el puente liga que conecta las calles República de Guatemala y República de Argentina, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, se inauguró la exposición fotográfica ¡Manos a la obra! Cómo construir una pirámide, una muestra que revive visualmente al Huei Teocalli, el majestuoso Templo Mayor de los mexicas.
La instalación al aire libre, compuesta por 16 cédulas de gran formato, condensa décadas de investigación arqueológica realizada por el Proyecto Templo Mayor (PTM), bajo el resguardo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
El propósito de esta exposición no es solo mostrar cómo era la pirámide principal de la antigua Tenochtitlan, sino también revelar los procesos constructivos, materiales y conocimientos que hicieron posible su existencia en el siglo XIV.
Gracias a levantamientos topográficos de los vestigios arquitectónicos descubiertos a lo largo de más de cuatro décadas de excavaciones, el público puede admirar una reconstrucción visual científica del edificio que fue el corazón espiritual y político del imperio mexica.
Este esfuerzo monumental fue impulsado por el investigador emérito Eduardo Matos Moctezuma desde 1978, y actualmente dirigido por el arqueólogo Leonardo López Luján, en colaboración con la arquitecta Michelle De Anda Rogel, quienes se encargaron también de la curaduría de la muestra.
La exposición desglosa la historia del Huei Teocalli a través de sus múltiples fases constructivas, permitiendo al espectador comprender cómo fue evolucionando el edificio a lo largo del tiempo.
El Templo Mayor fue originalmente consagrado a Huitzilopochtli, dios del sol y la guerra, y a Tláloc, deidad de la lluvia y la fertilidad.
A lo largo de su existencia, el basamento tuvo siete ampliaciones totales y seis parciales, además de diversas modificaciones en su estructura y nivelación del suelo circundante. Esta transformación constante refleja no solo avances arquitectónicos, sino también el crecimiento del poder mexica.
Gracias al diseño gráfico realizado por Samara Velázquez, también miembro del PTM, los visitantes pueden apreciar imágenes que recrean cómo pudo haber lucido el Templo Mayor en su máximo esplendor.
Estas representaciones incluyen datos precisos basados en estudios históricos, arqueológicos, geológicos y etnográficos, que permiten visualizar las piedras volcánicas utilizadas —como el basalto, la escoria volcánica y la andesita— y los recursos naturales movilizados desde distintas partes de la Cuenca de México, como tierra, madera, cal y arena.
Todo este material era transportado por vías lacustres, en jornadas organizadas por los tlameme, porteadores especializados que desempeñaban un rol crucial en la logística de la antigua ciudad.
Más allá de los materiales, la exposición aborda el conocimiento técnico y cosmológico que permitió la edificación del Huei Teocalli. El sistema de medición desarrollado por los tenochcas, la relación entre arquitectura y astronomía, así como la importancia de las fechas calendáricas en los rituales de construcción, son algunos de los temas destacados.
También se presenta información sobre cómo se mantenía estable esta colosal estructura sobre un subsuelo propenso a hundimientos, evidenciando el dominio técnico de los mexicas sobre su entorno natural.
Otro de los elementos cautivadores de esta exposición es la descripción de la ornamentación del Templo Mayor. Las superficies exteriores e interiores del edificio estaban decoradas con pintura mural en tonos rojos, ocres, azules, negros y blancos, con motivos geométricos, bélicos y religiosos.
Además, monolitos policromados, como las figuras de serpientes, Coyolxauhqui (deidad lunar) y Tlaltecuhtli (señor de la tierra), adornaban los accesos y fachadas, ofreciendo un testimonio del nivel artístico y simbólico alcanzado por la cultura mexica.
¡Manos a la obra! es la sexta exposición fotográfica instalada por el PTM en el puente liga desde 2016. Iniciativas anteriores, como la dedicada a las ofrendas florales y de estrellas de mar o la conmemoración del 40 aniversario del proyecto, han sido vistas por millones de visitantes, consolidando este espacio como un punto clave de divulgación arqueológica en el corazón de la Ciudad de México.
Esta nueva entrega promete no solo sorprender a los transeúntes, sino también generar nuevas conexiones con el pasado y acercar al gran público al conocimiento profundo del México ancestral.