Santa Sede (Italia).- La elección del nuevo papa comenzará el 7 de mayo de 2025, en un cónclave histórico que reunirá a 134 cardenales de 71 países en la Capilla Sixtina.
Esta elección se lleva a cabo tras el fallecimiento del Papa Francisco, quien murió el 21 de abril de 2025 a los 88 años debido a un derrame cerebral y una insuficiencia cardíaca, después de una prolongada enfermedad respiratoria.
El proceso, profundamente enraizado en tradiciones centenarias, se guía por la constitución apostólica Universi Dominici Gregis.
Aunque inicialmente había 135 cardenales electores elegibles —aquellos menores de 80 años—, el cardenal español Antonio Cañizares Llovera se retiró debido a problemas de salud. Otro cardenal, Vinko Puljić, superó dificultades médicas y participará, mientras que Giovanni Angelo Becciu, quien renunció a sus derechos de cardenal en 2020, sigue excluido. Así, la cifra oficial se mantiene en 134 electores.
Los cardenales representan a seis continentes. Europa se destaca con 53 miembros, seguida por Asia con 23, Norteamérica con 20, África con 18, Sudamérica con 17 y Oceanía con 3. Esta diversidad subraya el carácter verdaderamente global de la Iglesia Católica hoy, donde las Américas albergan el 47.8% de los católicos del mundo, seguidas por África (20%), Europa (20.4%), Asia (11%) y Oceanía (0.8%).
El procedimiento del cónclave sigue una secuencia rigurosa. Con la sede vacante tras la muerte del papa, el Camerlengo asume la gestión provisional de los asuntos de la Iglesia. Durante los días previos al cónclave, los cardenales celebran congregaciones generales para debatir la situación de la Iglesia y preparar la elección.
La ceremonia de apertura marca el inicio formal, con los cardenales jurando secreto absoluto bajo la tradicional fórmula Extra omnes, que expulsa a todos los no esenciales de la Capilla Sixtina.
Durante el cónclave, los cardenales residen en la Domus Sanctae Marthae y permanecen incomunicados para garantizar la pureza del proceso. Las votaciones se realizan mediante papeletas anónimas, en las que los electores escriben el nombre de su candidato, disimulando su caligrafía. Se llevan a cabo dos votaciones por la mañana y dos por la tarde.
Para ser elegido, un candidato debe alcanzar una mayoría de dos tercios, lo que equivale a 90 votos.
Si tras varios días no se logra elegir a un papa, los cardenales pueden tomar medidas extraordinarias como pausar el proceso o cambiar las normas de votación para agilizar la decisión. Una vez que un candidato acepta su elección y elige su nombre papal, la tradicional fumata blanca anuncia al mundo que hay un nuevo sucesor de San Pedro. Posteriormente, el Decano del Colegio Cardenalicio proclama el esperado «Habemus Papam» desde el balcón de la Basílica de San Pedro.
La historia reciente refleja la eficacia de este método, ya que en los últimos 100 años se han celebrado ocho cónclaves y se han elegido pontífices como Pío XI, Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco.
En contraste, la historia también registra casos extremos como el cónclave de 1268-1271, que duró casi tres años debido a divisiones internas profundas. Esta experiencia histórica motivó al Papa Gregorio X a imponer reglas más estrictas para evitar prolongaciones indebidas.
El cónclave de 2025 será observado con especial atención por su contexto contemporáneo. Mientras Europa sigue siendo el continente con mayor representación en el Colegio Cardenalicio, regiones como África y Asia presentan un crecimiento significativo en el número de fieles. África, con un crecimiento del 3.31% anual de católicos, destaca especialmente, al igual que Asia, con 155 millones de fieles, principalmente en Filipinas e India.
Este contexto demográfico plantea expectativas sobre una posible apertura hacia líderes provenientes de zonas donde la Iglesia está en expansión. Aunque el proceso mantiene su carácter secreto y solemne, analistas y fieles de todo el mundo seguirán atentos a cada señal de humo que surja de la Capilla Sixtina, esperando el anuncio del nuevo guía espiritual de los más de 1.3 mil millones de católicos del mundo.