Washington (DC).- Cada verano, miles de familias estadounidenses se preparan para disfrutar del agua en piscinas, playas, lagos y parques acuáticos. Pero lo que debería ser una época de diversión también puede convertirse en tragedia si no se toman las precauciones necesarias.
En ese contexto, la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor de Estados Unidos (CPSC) celebra el 15.º aniversario de su campaña «Piscina segura, diversión asegurada» con un mensaje claro: prevenir ahogamientos infantiles está al alcance de todos si se siguen medidas básicas de seguridad.
Los datos son alarmantes. Según la organización Stop Drowning Now, en promedio, entre 3.500 y 4.000 personas mueren por ahogamiento cada año en Estados Unidos, lo que equivale a unas 10 muertes diarias.
Entre las víctimas más vulnerables están los niños pequeños: el ahogamiento es la principal causa de muerte entre los niños de 1 a 4 años, y la segunda entre los de 5 a 15 años. Lo más desgarrador es que el 80 % de los ahogamientos infantiles ocurren en piscinas residenciales mientras hay un adulto presente.
Por eso, la CPSC insiste en la necesidad de designar un «vigilante del agua» en todo momento. Este adulto debe estar exclusivamente enfocado en supervisar a los niños en el agua, sin distracciones como el celular, la lectura o conversaciones prolongadas. Aunque haya salvavidas en el lugar, la responsabilidad directa no debe delegarse por completo: si una silla de salvavidas está vacía o mal posicionada, puede haber puntos ciegos que aumenten el riesgo.
La supervisión activa es clave, pero no basta. Las piscinas y spas en el hogar deben estar equipados con múltiples capas de protección. Esto incluye rejas de al menos un metro veinte de altura alrededor de toda la piscina, puertas con cierre y bloqueo automático, cubiertas funcionales y alarmas en las puertas que dan acceso al área acuática.
Estas barreras físicas son esenciales para evitar que los niños accedan al agua sin supervisión, especialmente los menores de cinco años, grupo en el cual el 87 % de los ahogamientos fatales ocurren en piscinas o jacuzzis domésticos, muchas veces en casas de familiares o amigos.
Otra medida fundamental es mantener a los niños alejados de los drenajes, tuberías y otras aberturas en piscinas y spas. Estas zonas pueden ejercer una succión lo suficientemente fuerte como para atrapar a un niño —o incluso a un adulto—, especialmente si las tapas de los drenajes están rotas, sueltas o no cumplen con las normas federales. La tragedia de Virginia Graeme Baker, una niña que perdió la vida por quedar atrapada en un drenaje defectuoso, dio origen a una ley federal que exige el uso de tapas de drenaje seguras en todas las piscinas públicas. Sin embargo, es responsabilidad de cada familia asegurarse de que las instalaciones privadas también cumplan con estas normativas.
Saber cómo actuar ante una emergencia también puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Aprender resucitación cardiopulmonar (RCP) es una de las recomendaciones más urgentes de la campaña.
Muchas comunidades ofrecen capacitación gratuita o a bajo costo a través de centros de salud, la Cruz Roja o departamentos de recreación. Estar certificado en RCP permite a los adultos reaccionar rápidamente cuando cada segundo cuenta, ya que los testigos suelen ser los primeros en intervenir cuando ocurre un ahogamiento.
En paralelo, enseñar a los niños a nadar es una inversión vital. Nadar no solo es una habilidad recreativa, sino también una herramienta de supervivencia. Instituciones como la YMCA, USA Swimming y los departamentos de parques locales ofrecen clases gratuitas o subsidiadas, accesibles para muchas familias.
Finalmente, los riesgos no se limitan a las piscinas. Las bañeras, baldes con agua, estanques decorativos y fuentes también representan peligros, especialmente para los niños menores de un año, quienes son más propensos a ahogarse en el entorno doméstico. La vigilancia debe extenderse a todos los espacios donde haya agua acumulada, aunque parezcan inofensivos.
Con la llegada del calor y las vacaciones, la combinación de supervisión constante, instalaciones seguras, educación y preparación ante emergencias puede evitar tragedias irreparables. El ahogamiento es una de las pocas causas de muerte infantil completamente prevenible, y campañas como «Piscina segura, diversión asegurada» son un recordatorio de que todos tenemos un papel que desempeñar en la seguridad de nuestros niños.