Nueva Delhi (India).- El joropo venezolano, una de las expresiones culturales más emblemáticas del país, fue inscrito oficialmente en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO el 9 de diciembre de 2025.
El anuncio se realizó durante la vigésima sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, celebrada en Nueva Delhi, India, donde la propuesta de Venezuela fue aprobada de forma unánime y sin objeciones.
Este reconocimiento internacional marca un hito para la cultura venezolana, al destacar una tradición profundamente arraigada en la identidad del país. El joropo es una manifestación que fusiona música, danza, poesía y oficios artesanales, resultado del mestizaje entre pueblos indígenas, africanos y europeos.
Su práctica se extiende por todo el territorio nacional, con variantes regionales en el Oriente, Guayana, Los Andes, Centro Occidente, Centro y los Llanos.
Caracterizado por su ritmo enérgico y su ejecución colectiva, el joropo combina el uso de instrumentos como el arpa, el cuatro, las maracas, el violín e incluso el acordeón en algunas regiones.
Las canciones relatan historias sobre el amor, la vida cotidiana, la naturaleza y el humor popular, manteniendo vivas las narrativas orales que forman parte del alma venezolana. La danza correspondiente es un baile de pareja, donde el hombre y la mujer se mueven en sincronía, comenzando en posición de vals y ejecutando pasos ágiles y coreografías complejas, todo mientras visten trajes coloridos que refuerzan el carácter festivo de la celebración.
La práctica del joropo no se limita a los escenarios profesionales; es una expresión viva que se manifiesta en celebraciones familiares, festividades religiosas, eventos públicos y encuentros comunitarios a lo largo del año. Ya sea de forma espontánea o programada, esta tradición fortalece los lazos sociales, transmite valores intergeneracionales y reafirma el sentido de pertenencia de las comunidades.
Con esta inscripción, el joropo se suma a una destacada lista de elementos venezolanos ya reconocidos por la UNESCO, consolidando al país como un referente de riqueza cultural en América Latina.
Entre las tradiciones previamente inscritas se encuentran:
- Los Diablos Danzantes de Corpus Christi (2012), una festividad que mezcla elementos católicos e indígenas en una teatral lucha entre el bien y el mal.
- La Parranda de San Pedro (2013), una celebración navideña llena de música, danza y devoción.
- El ciclo festivo en honor a San Juan Bautista (2021), caracterizado por procesiones fluviales, cantos y rituales de origen africano.
Otros elementos relevantes del patrimonio inmaterial venezolano incluyen:
- El conocimiento tradicional del cultivo del curagua (2015), utilizado por comunidades indígenas en prácticas sostenibles y artesanales.
- El Carnaval de El Callao (2016), una explosión de cultura afrovenezolana con desfiles y danzas burlescas.
- El Tamunangue, una celebración devocional a San Antonio de Padua en el estado Lara, donde se mezclan cantos, rezos y sones con raíces africanas.
Además, Venezuela ha sido reconocida por su preocupación por preservar expresiones en riesgo de desaparición. Tal es el caso de los cantos de trabajo del llano colombo-venezolano, inscritos en 2017 en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial que requiere medidas urgentes de salvaguardia. Esta manifestación es un claro ejemplo de los lazos culturales que trascienden fronteras y que requieren protección activa frente a los desafíos de la modernidad.
Más allá del ámbito inmaterial, el país también cuenta con tres sitios en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. El primero es Coro y su puerto (1993), una ciudad colonial que conserva influencias españolas, holandesas e indígenas.
Le sigue el Parque Nacional Canaima (1994), una joya natural de tres millones de hectáreas en la región guayanesa, hogar del Salto Ángel, la cascada más alta del mundo. Finalmente, la Ciudad Universitaria de Caracas (2000), una obra maestra de la arquitectura moderna diseñada por Carlos Raúl Villanueva, integra arte, espacio urbano y educación de manera única.
La incorporación del joropo a esta prestigiosa lista no solo reconoce su valor estético y cultural, sino que también representa un llamado a su preservación. En tiempos donde la globalización, el desplazamiento forzado y el cambio climático amenazan las prácticas tradicionales, la salvaguardia de estos patrimonios vivos se vuelve esencial para mantener la diversidad cultural del planeta.
En definitiva, el reconocimiento del joropo por parte de la UNESCO fortalece el orgullo nacional venezolano y proyecta al mundo una imagen positiva de su gente, su historia y su capacidad de resiliencia cultural. Con esta declaración, el joropo no solo se consagra como símbolo del mestizaje venezolano, sino que se convierte también en patrimonio compartido de la humanidad.
Este artículo fue elaborado con la ayuda de herramientas de inteligencia artificial y revisado por un editor de Hispanos Press.





































































