Chicago (Illinois).- México ha recuperado un valioso fragmento de un panel escultórico del periodo clásico maya que se encontraba en Estados Unidos desde hace décadas. La pieza fue repatriada gracias a la colaboración entre el Museo Nacional de Arte Mexicano (NMMA), ubicado en Chicago, Illinois, y el Gobierno de México.
Tras una evaluación técnica por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la escultura fue oficialmente recibida por esta institución, marcando un acontecimiento clave en la defensa del patrimonio cultural nacional.
Durante una conferencia de prensa celebrada en el NMMA, el director general del INAH, Diego Prieto Hernández, subrayó que el gesto del museo estadounidense representa un ejemplo emblemático de cooperación internacional.
«Es un gesto ejemplar que marca un hito en las relaciones entre los museos de Estados Unidos y de México», expresó Prieto Hernández, destacando la importancia de la colaboración activa para la repatriación de bienes culturales que se encuentran de manera ilícita fuera del país.
Aunque la pieza ya pertenece nuevamente a México, las autoridades culturales acordaron que permanecerá un año más en exhibición en el NMMA. Esta decisión tiene como objetivo que las comunidades mexicana, mexicoestadounidense y latina en Chicago puedan conocerla y valorarla antes de su traslado definitivo.
En palabras del director del INAH, esta muestra permitirá que niñas, niños y estudiantes de origen mexicano comprendan la importancia de proteger el patrimonio nacional y el impacto negativo del tráfico ilícito de arte y objetos arqueológicos.
La cónsul general de México en Chicago, Reyna Torres Mendivil, celebró este regreso y destacó que los bienes patrimoniales deben estar disponibles para todas las personas.
«No solamente para las personas mexicanas, que es a quienes pertenecen, sino para que todo el mundo las pueda disfrutar en espacios públicos y no en colecciones particulares», señaló, en una clara crítica a la apropiación privada de piezas de incalculable valor histórico y cultural.
El fragmento repatriado, una pieza de piedra caliza que mide 119 por 53 por 9.5 centímetros, data de entre los años 600 y 900 d.C., dentro del periodo Clásico maya. Se cree que su origen se encuentra en la región Puuc, una zona que actualmente abarca parte de los estados de Campeche y Yucatán.
La obra presenta el relieve de una figura ataviada con una máscara y un elaborado tocado, en un gesto que sugiere el acto de hablar. Originalmente, esta figura formaba parte de un panel que incluía una segunda figura, probablemente en diálogo con la primera.
La historia de este fragmento revela un tránsito complejo. Durante las décadas de 1960 y 1970, fue exhibido en prestigiosos recintos estadounidenses como el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York y el Museo de Brooklyn.
Su propietario final fue la familia de Jeanne y Joseph Sullivan, quienes decidieron, a través de sus hijos, devolver voluntariamente la pieza. Para ello, solicitaron el apoyo del NMMA, institución comprometida con el respeto al origen de los bienes culturales.
Cesáreo Moreno, director de Artes Visuales del NMMA, explicó que el enfoque del museo no es acumular piezas, sino colaborar con las comunidades.
«El siglo XXI ya no se trata de coleccionar piezas, sino de trabajar junto con las comunidades», dijo Moreno. Añadió que la exposición del fragmento tiene un objetivo pedagógico y reflexivo, en especial para los más jóvenes. Según sus palabras, la repatriación fomenta una comprensión más rica y compleja del patrimonio y de la identidad cultural.
Antonio Saborit García-Peña, director del Museo Nacional de Antropología, afirmó que la tarea de reintegración conlleva una enorme responsabilidad, ya que implica restituir no solo una obra física, sino también su significado histórico y simbólico.
«Reconocer su valor, su trabajo y su momento histórico en nuestras culturas compartidas» es, en sus palabras, parte esencial del proceso de reintegración patrimonial.