Asunción (AFP) – En un ambiente de fiesta ante unos 50.000 creyentes católicos, el cardenal italiano Angelo Amato, enviado del papa Francisco, declaró beata este sábado a la monja María Felicia de Jesús Sacramentado, más conocida como Chiquitunga, a quien los paraguayos brindan devoción desde 1959, constató la AFP.

Los feligreses rebosaron el estadio de fútbol del club Cerro Porteño de Primera División y sus alrededores en el barrio Obrero de Asunción.

«Es impresionante», exclamó el cardenal, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, refiriéndose a la gran convocatoria que congregó la beatificación de Chiquitunga, quien fue parte de la congregación de las Carmelitas Descalzas.

«Pensar que para una beatificación no es suficiente la Catedral y que necesita de un estadio y una extensión de pantallas en otro estadio adyacente, es muy notable», observó el religioso.

«Muchas veces, cuando hay una beatificación tan impresionante, pueden acaecer milagros», agregó en declaraciones a la AFP el postulador de la causa de la beata, el fraile italiano Romano Gambalunga de la congregación carmelita.

La beata paraguaya, la primera de la era contemporánea, nacida en 1935 y fallecida en 1959 de una infección en el hígado, a la edad de 34 años, se hizo popular entre los creyentes católicos gracias a «curaciones inexplicables», dijo Gambalunga.

En vida se hizo conocida por su servicio a los enfermos, ancianos y necesitados.

– Solo un milagro –

Pero la congregación de las Causas de los Santos aceptó un solo milagro hasta ahora, el caso de un niño que nació prácticamente muerto en un modesto centro hospitalario del interior de Paraguay en 2002.

«Salió del cuerpo de su madre casi en estado de putrefacción: negro verdusco, sin respirar. El equipo de oxigeno explotó. Fueron a buscar otro. Pasaron más de 20 minutos. Intentaron reanimarlo de manera natural y sintieron que había un latido en el cordón umbilical», relató Gambalunga.

Entonces, «la obstetra vio esa escena. El niño era hijo de padres muy pobres, sordomudos los dos. Ella se encomendó a Chiquitunga y pidió que viviera para que los padres no sufrieran un dolor más. Pidió, rezó para que el niño viviera. Los teólogos del Vaticano dijeron que era imposible que el niño no tuviera secuelas», añadió el prelado.

«Este 15 de agosto cumplirá 16 años y goza de muy buena salud», concluyó el postulador.