Río de Janeiro (AFP) – Las autoridades brasileñas investigan por presuntos abusos sexuales al arzobispo de Belem (norte), acusado por cuatro exseminaristas de haber tocado en varias ocasiones sus genitales, según informes policiales y de medios de prensa.

La Policía Civil del estado de Pará (cuya capital es Belém) confirmó este lunes a la AFP la existencia de una investigación abierta a pedido de la Fiscalía, sin dar otros detalles debido a que el caso se halla bajo secreto de sumario.

El programa Fantástico, de TV Globo, divulgó el domingo por la noche testimonios de los seminaristas, sin revelar sus identidades.

«Cuando [el arzobispo] me tocó las partes íntimas, me dijo que era algo normal, cosa de hombres», contó una de las presuntas víctimas del religioso Alberto Taveira Corrêa.

«No vi nada malo en eso, porque él era una autoridad en quien yo confiaba y porque yo no tenía experiencia. Pero se fue volviendo algo permanente y agresivo», agregó, precisando que esos abusos duraron «dos años, cada tres meses».

Otro exseminarista relata: «Yo estaba perplejo, y entonces [el arzobispo] me bajó él mismo los pantalones, me tocó y rezó».

Según TV Globo, los hechos denunciados se produjeron en la residencia del prelado -que tiene actualmente 70 años- entre 2014 y 2018, cuando las presuntas víctimas tenían 15 y 18 años.

La cadena indica además que el Vaticano abrió igualmente una investigación y que el mes pasado envió un representante a Belém para oír las versiones del arzobispo y de sus acusadores.

La AFP solicitó un comentario de la Santa Sede sobre esas denuncias contra el arzobispo, sin recibir respuesta hasta el momento.

Los exseminaristas afirman además que fueron objeto de acoso moral y de amenazas para evitar que hiciesen la denuncia.

«Un día, [Taveira Correa] golpeó en la mesa, me trató de maricón, dijo que llorar era una cosa de maricón y que yo tenía que ser hombre, tenía que ser fuerte. Decía todo eso gritando y me asustó», contó un denunciante.

Los cuatro jóvenes aseguran que señalaron esos abusos a otros religiosos en 2017 y 2018, antes de presentar una denuncia policial en agosto pasado.

En un video publicado recientemente, el prelado dijo haber «recibido con tristeza informaciones sobre investigaciones relacionadas con graves acusaciones» en su contra, «sin haber tenido la oportunidad de esclarecer esos supuestos hechos».

En mayo de 2019, otro escándalo sacudió a la Iglesia Católica de Brasil, cuando el obispo de Limeira (estado de Sao Paulo) presentó su dimisión tras ser acusado de malversaciones financieras y de encubrir casos de pedofilia.

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