Santa Sede (Italia).- La Iglesia Católica ha confirmado que el próximo 19 de octubre de 2025, Venezuela celebrará la canonización de sus dos primeras figuras elevadas a los altares: José Gregorio Hernández y María Carmen Rendiles.

El anuncio fue realizado oficialmente por el Vaticano, encabezado por el Papa León XIV, durante un consitorio celebrado el 13 de junio de 2025. Esta decisión histórica es un avance significativo para la comunidad católica en Venezuela y América Latina. Representa el final de muchos años de devoción popular y un estricto proceso dentro de la iglesia que confirma sus virtudes heroicas y la verdad de los milagros que se le atribuyen.

José Gregorio Hernández, médico y laico conocido como el «Doctor de los Pobres», es un símbolo de caridad y fe en Venezuela desde su muerte en 1919. Su compromiso con los más necesitados, especialmente en el ámbito de la salud, lo convirtió en una figura profundamente venerada.

La causa formal de su canonización inició en 1949, con la recopilación de pruebas sobre su vida ejemplar. Fue declarado «Venerable» en 1986 por el Papa Juan Pablo II. Su beatificación tuvo lugar el 30 de abril de 2021, tras la aprobación de un milagro atribuido a su intercesión: la inexplicable recuperación de una niña gravemente herida por un disparo en 2017.

Para su canonización, la Iglesia exigía un segundo milagro, el cual fue aprobado en mayo de 2025. Aunque los detalles del caso no han sido ampliamente difundidos, se trata de otra curación médicamente inexplicable reconocida por el Vaticano. Con esta validación, Hernández se convertirá en el primer laico venezolano canonizado, un reconocimiento a su vida ejemplar, su legado médico y su influencia espiritual en millones de fieles.

A su lado, también será canonizada María Carmen Rendiles Martínez, conocida en vida como Madre Carmen. Fundadora de la congregación de las Siervas de Jesús en Caracas, su vida religiosa estuvo marcada por la dedicación a la educación y el servicio a los más desfavorecidos, especialmente niñas de escasos recursos.

Nacida sin el brazo izquierdo en 1903, su discapacidad nunca fue un obstáculo para vivir con profunda vocación religiosa. Ingresó a la vida consagrada en Francia y más tarde lideró la fundación de una congregación propia en Venezuela, tras desavenencias con reformas internas.

La causa de canonización de Madre Carmen comenzó en 1994 y avanzó con la aprobación del primer milagro por parte del Papa Francisco en 2017: la recuperación total de movilidad en el brazo de una doctora tras un accidente eléctrico.

Su beatificación se celebró en 2018. El segundo milagro, clave para su canonización, fue aprobado en marzo de 2025, relacionado con la recuperación de una mujer afectada por hidrocefalia triventricular idiopática. Su canonización la convierte en la primera santa venezolana, una figura inspiradora por su fortaleza, humildad y liderazgo.

Ambas canonizaciones se realizarán en una ceremonia conjunta en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano. Esta fecha ha sido elegida no solo por su significado espiritual, sino también para coincidir con otras canonizaciones previstas, siguiendo la tradición de reunir a nuevos santos en celebraciones comunitarias.

Para Venezuela, un país profundamente católico y enfrentado a múltiples desafíos sociales y económicos, la canonización de estos dos hijos ilustres representa una fuente de esperanza, unidad y renovación espiritual.

El proceso de canonización en la Iglesia católica es riguroso y minucioso. Implica la verificación de una vida de virtud heroica, la recopilación de testimonios, y la confirmación de al menos dos milagros, uno para la beatificación y otro para la canonización. Estos eventos deben ser científicamente inexplicables y atribuidos a la intercesión del candidato. En ambos casos, la Congregación para las Causas de los Santos aplicó protocolos médicos y teológicos estrictos antes de otorgar su aprobación final.

Además de la dimensión espiritual, el impacto cultural de estas canonizaciones es significativo. José Gregorio Hernández ha sido durante décadas una figura casi mítica en la identidad venezolana, presente en altares domésticos y hospitales.

Su canonización confirma oficialmente lo que millones de devotos ya sentían: que era un santo.

Por su parte, María Carmen Rendiles representa la santidad en la vida religiosa femenina, la lucha contra la adversidad física y la entrega al prójimo a través de la educación y la caridad.

El reconocimiento de estas figuras no solo honra sus méritos personales, sino que también ofrece modelos de vida cristiana adaptados a los desafíos actuales. En un momento histórico para Venezuela, su elevación a los altares simboliza la posibilidad de encontrar luz y guía en medio de las dificultades, recordando que la santidad no está reservada solo para clérigos o mártires, sino que también puede florecer en médicos, maestras, fundadoras y personas comunes que vivieron con fe y servicio inquebrantables.