La Patagonia chilena, laboratorio natural para estudio del cambio climático
Atardecer entre las nubes en la isla Carlos III, cerca de Punta Arenas, en el sur de Chile, el 5 de diciembre de 2018. En Seno Ballena, en el Estrecho de Magallanes, el estudio de las aguas arroja una nueva luz sobre el impacto del cambio climático sobre los organismos marinos © AFP Martin BERNETTI

Seno Ballena (Chile) (AFP) – En uno de los lugares más inhóspitos del planeta, el mar de la Patagonia chilena está dando luces sobre el futuro del cambio climático y sus efectos en ballenas, delfines, lobos marinos, algas o moluscos.

El Seno Ballena, un fiordo ubicado al interior del Estrecho de Magallanes, en el extremo austral de Chile, presenta hoy condiciones que deberían estar presentes en otros sistemas marinos en las próximas décadas, cuando se esperan profundos cambios debido al aumento de las liberaciones de C02 a la atmósfera y el retroceso de los glaciares.

La Patagonia chilena, laboratorio natural para estudio del cambio climático
Vista del glaciar Santa Inés en el fiordo Seno Ballena en el Estrecho de Magallanes, sur de Chile, el 7 de diciembre de 2018
© AFP Martin BERNETTI

«Este lugar es como un experimento propio de la naturaleza, porque nos permite, sin tener que experimentar en el laboratorio, saber qué pasaría, sin necesidad de imaginarlo», explica a la AFP el biólogo marino Maximiliano Vergara, candidato a doctor en ciencias de la Acuicultura de la Universidad Austral (UACh).

Pero llegar hasta este lugar, un extenso territorio casi sin intervención humana, donde los fuertes vientos y el frío se sienten durante todo el año, es todo un desafío.

La Patagonia chilena, laboratorio natural para estudio del cambio climático
El biólogo marino Marco Pinto se dispone a sumergir un medidor de conductividad, profundidad y temperatura (CTD) en las aguas del fiordo de Seno Ballena frente al glaciar de Santa Inés en el Estrecho de Magallanes, el 7 de diciembre de 2018
© AFP Martin BERNETTI

A inicios de diciembre, una nueva expedición del Centro de investigación dinámica de ecosistemas marinos de altas latitudes de la Universidad Austral (Ideal) llegó hasta este lugar para analizar variables químicas, físicas y biológicas de estas aguas, que presentan ya un menor nivel de pH, salinidad y calcio, especialmente en la parte más superficial, como consecuencia del cambio climático.

En una pequeña embarcación pesquera adaptada para fines científicos, tras más de un día de turbulenta navegación por el Estrecho de Magallanes -el principal paso entre los océanos Pacífico y Atlántico- el equipo logró llegar al Seno Ballena para recoger los datos de un sistema de sensores instalado en abril, que realiza mediciones del agua cada tres horas.

La Patagonia chilena, laboratorio natural para estudio del cambio climático
Los biólogos marinos Maximiliano Vergara (izq) y Jurleys Vellojin recogen de las aguas un sensor utilizado para recabar mediciones y datos en una investigación realizada en el fiordo de Seno ballena en el Estrecho de Magallanes en el sur de Chile frente al glaciar de Santa Inés, el 7 de diciembre de 2018
© AFP Martin BERNETTI

«Lo que estamos estableciendo ahora es nuestra línea de base de información. Esto va a ser lo que a futuro nos va a decir cómo estaba el sistema ahora y proyectar hacia adelante», explica Vergara, mientras extrae los datos del equipo que permite contar con información continua, especialmente relevante en un lugar de tan difícil acceso.

Otros miembros de la expedición recogen muestras de agua para medir los efectos del deshielo del gigantesco glaciar Santa Inés, ubicado en la cabecera del Seno Ballena, y que se encuentra en claro retroceso, mostrando ahora manchones de roca que en una pasada expedición -la de abril- no se vislumbraban.

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Vista del glaciar Santa Inés en el fiordo Seno Ballena del Estrecho de Magallanes en el sur de Chile, el 7 de diciembre de 2018
© AFP Martin BERNETTI

En una pequeña embarcación pesquera adaptada para fines científicos, tras más de un día de turbulenta navegación por el Estrecho de Magallanes -el principal paso entre los océanos Pacífico y Atlántico- el equipo logró llegar al Seno Ballena para recoger los datos de un sistema de sensores instalado en abril, que realiza mediciones del agua cada tres horas.

«Lo que estamos estableciendo ahora es nuestra línea de base de información. Esto va a ser lo que a futuro nos va a decir cómo estaba el sistema ahora y proyectar hacia adelante», explica Vergara, mientras extrae los datos del equipo que permite contar con información continua, especialmente relevante en un lugar de tan difícil acceso.

La Patagonia chilena, laboratorio natural para estudio del cambio climático
Vista del glaciar Santa Inés en el fiordo de Seno Ballena del Estrecho de Magallanes en el sur de Chile, el 7 de diciembre de 2018
© AFP Martin BERNETTI

Otros miembros de la expedición recogen muestras de agua para medir los efectos del deshielo del gigantesco glaciar Santa Inés, ubicado en la cabecera del Seno Ballena, y que se encuentra en claro retroceso, mostrando ahora manchones de roca que en una pasada expedición -la de abril- no se vislumbraban.

«Las aguas de las altas latitudes, tanto del hemisferio norte como del sur, contienen una gran cantidad de información biológica y fisicoquímica que pueden servir para la toma de base de decisiones importantes en los planes de conservación de los países desarrollados», dice por su parte el biólogo Máximo Frangópulos, profesor de la Universidad de Magallanes y jefe de la última expedición del centro Ideal.

– Ballenas en peligro –

Ubicado al oeste del Estrecho de Magallanes, al interior del parque marino Francisco Coloagne, Seno Ballena es también el lugar donde cada año vienen a alimentarse decenas de ballenas jorobadas. Estos gigantescos cetáceos recorren miles de kilómetros en busca de alimento, en un trayecto que va desde Magallanes al Ecuador y Centroamérica, donde se reproducen en aguas cálidas.

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Ballenas jorobadas se sumergen en las aguas del fiordo de Seno Ballena en el Estrecho de Magallanes en el sur de Chile, el 7 de febrero de 2011
© AFP Marco PINTO

Conocidas por su grandes aletas -que pueden llegar a medir hasta cinco metros- estas ballenas escogen cada año este lugar por ser uno de los hábitats marinos más ricos del planeta, con una abundancia de sardinas y kril, un crustáceo parecido a un pequeño camarón.

También encuentran su alimento aquí orcas, delfines, pingüinos de Magallanes, lobos, elefantes marinos y más de 25 especies de aves, entre ellas petreles y cormoranes.

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Las aguas de la Patagonia chilena
© AFP Nicolas RAMALLO

Pero el cambio climático podría alterar este equilibrio, con serias consecuencias especialmente para las ballenas.

«Un cambio dentro de las microalgas puede generar cambios en la estructura secundaria (del sistema marino) o animales que se alimentan de éstas», explica a la AFP Marco Antonio Pinto, biólogo marino y candidato también a doctor de la UACh.

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Lobos marinos sudamericanos (Arctophoca australis) en aguas del fiordo de Seno Ballena en el Estrecho de Magallanes en el sur de Chile, el 7 de diciembre de 2018
© AFP Martin BERNETTI

El temor de los científicos es que si se desencadenan floraciones algales desmedidas, podría generarse también la mortalidad de algunas especies, en un fenómeno conocido como «marea roja». Al sobrepoblar el sistema, las algas -que realizan fotosíntesis- consumen una gran cantidad de oxígeno, asfixiado a algunas especies o también contaminándolas con toxinas.

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Un biólogo analiza una muestra de agua del fiordo de Seno Ballena en el estrecho de Magallanes, sur de Chile para estudiar el impacto ambiental del cambio climático, el 7 de diciembre de 2018
© AFP Martin BERNETTI

Debido al aumento del dióxido de carbono en el mar -que baja el pH del agua y aumenta su acidez- muchos invertebrados con estructuras de calcio, como el kril, el principal alimento de las ballenas, ven también interrumpido su desarrollo.

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Vista del estuario en el que se mezclan aguas dulces del glaciar Santa Inés con las saladas del fiordo del Seno Ballena, en el Estrecho de Magallanes, sur de Chile, el 7 de diciembre de 2018 In Seno Ballena, a fjord located in the interior of the Strait of Magellan in the Chilean Patagonia, waters are shedding light on the future of climate change and its effects on marine organisms, helping to shape a great puzzle that could provide answers to scientists regarding profound changes due to the increase in the release of C02 to the atmosphere.
© AFP Martin BERNETTI

«Esto es un puzle que estamos armando (…) para ver cómo el cambio climático puede repercutir no solamente al sistema básico marino, sino que también transmitirse hacia los mamíferos de mayor tamaño y eso también va a generar un impacto social y económico en la zona», agrega Pinto.

La centolla, un apetecido crustáceo que se extrae de estas aguas y es clave para la economía de la región de Magallanes, necesita del calcio para endurecer su caparazón.

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Biólogos chilenos se aproximan a una manada de lobos marinos (Arctophoca australis) en el fiordo de Seno Ballena, en el Estrecho de Magallanes en el sur de Chile, el 7 de diciembre de 2018
© AFP Martin BERNETTI

Dentro de los cambios visibles, los científicos han registrado una menor presencia de ballenas jorobadas en la zona, junto a una mayor presencia de algunas especies de delfines. Este año, por ejemplo, fueron avistados en estas aguas un delfín liso y algunos lobos antárticos, que no estaban presentes en esta región de Chile, la más cercana a la Antártida.

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Vista crepuscular sobre la isla Carlos III, en el estrecho de Magallanes cerca de Punta Arenas, el 5 de diciembre de 2018
© AFP Martin BERNETTI

El próximo invierno austral los científicos del centro Ideal volverán al Seno Ballena para recoger nuevamente la valiosa información que está entregando la Patagonia chilena.