Hong Kong (AFP) – Cuando Elizabeth Montoya se quedó embarazada, Hong Kong era de los lugares más seguros para dar a luz, sin covid y con una vida casi normal. Ahora apenas sale de casa por temor a la mortífera ola de covid de la ciudad.
Encerrados en la burbuja de Hong Kong, los cientos de latinoamericanos en este centro de negocios asiático vieron desde la distancia las calamidades causadas por el virus en sus países: hospitales y sanatorios desbordados, ciudades vacías, estantes de supermercados vacíos.
Ahora, mientras gran parte del mundo intenta dejar atrás la pandemia, ellos lo viven en su propia piel, con duras restricciones que impiden reuniones de más de dos personas y la amenaza de un confinamiento total como el aplicado en algunas ciudades de China continental.
"Hemos pasado de estar 100% tranquilos a estar 95% estresados. Ha sido un cambio muy drástico", explica a AFP Elizabeth Montoya, mexicano-estadounidense de 36 años que trabaja como profesora de inglés.
Su hijo Emilio nació el 9 de febrero, en medio de una ola que ha dejado 700.000 casos y cerca de 4.000 decesos. Antes de este brote a finales de 2021, esta urbe apenas tuvo 12.000 contagios y 200 decesos.
Elizabeth y su esposo apenas salen de casa. No temen tanto a la enfermedad sino los draconianos aislamientos para los positivos en la ciudad, con campos de cuarentena donde, en ocasiones, se ha separado a los padres de sus hijos.
"El miedo más fuerte que tenemos es que nos quiten al niño. Si nos da a nosotros, no pasa nada. Pero si a él le da fiebre y lo llevamos al hospital, puede que nos lo quiten", dice Alejandro Lozano, de 34 años.
"Es muy duro que te quiten a un hijo de tres semanas".
"Desbandada" -
Aunque no hay estimaciones oficiales, consulados y residentes latinoamericanos evocan un éxodo en la comunidad, de unas 1.400 personas según el censo oficial, aunque la cifra real se estima sensiblemente superior.
Con casi medio siglo de historia, la Asociación de Mujeres de Habla Hispana de Hong Kong ha pasado de 150 a solo 80 integrantes.
"Solamente este mes se fueron más de 12 personas y en estos próximos meses se van más (…) Ha sido una desbandada", dice Andrea Estrella, encargada de las relaciones públicas de esta entidad.
Esta mexicana se mudó a Hong Kong a principios de 2021 procedente del Reino Unido, donde entonces "todo estaba cerrado".
"Llegué aquí y todo estaba abierto. Ciertamente había restricciones, pero la gente se sentía libre, había cierto orgullo por vivir en un mundo sin covid", explica.
"Ahora, este sentimiento cambió y nos dimos cuenta de que estábamos viviendo una especie de utopía mientras el resto del mundo pasaba etapas de la pandemia".
Profesora de estudios latinoamericanos en la Universidad de Hong Kong, la chilena Bárbara Fernández quedó impresionada por la gestión inicial del covid.
"Pero la paradoja es que después no se preparó y ahora es un caos", explica esta mujer de 36 años, que fue a Santiago en diciembre y viendo la situación ha decidido retrasar el regreso.
El coste del covid cero -
Vivir sin covid no fue a coste cero. La ciudad impuso un régimen de cuarentena de hasta 21 días en costosos hoteles para viajeros internacionales, que impidió a muchos visitar sus países de origen.
Y a la familia de la peruana Mónica Torres la dejó sin su principal sustento: el salario de su marido, piloto de una aerolínea. "Mi esposo lleva dos años sin volar y un año sin sueldo… Hemos tenido que pasar este tiempo con ahorros", explica.
Al principio estaba aliviada de estar en Hong Kong, sobre todo cuando el covid arrasaba Perú y lo situaba como el país con más muertes por habitantes. "Ahora se invirtió todo", dice.
La familia ya prepara maletas para partir tan pronto su hija termine los exámenes finales del bachillerato internacional. "Nos vamos en un mes".
El momento también es complicado económicamente para Alejandro Lozano, el padre primerizo. La vida casi normal de Hong Kong le permitió expandir su negocio de tortillas mexicanas pero ahora, con fuertes restricciones a la restauración, teme por su supervivencia.
"Antes de este año, no había coronavirus en Hong Kong. Te ponías mascarilla en la calle, pero luego ibas a un bar con 300 personas, a cenar, era vida normal pero sin turismo y el negocio iba bien".
"Ahora se nos junta todo: el negocio, la ciudad cerrada, el miedo que te quiten al bebé. La cabeza llega un momento que dice: +ya, por favor, dame un descanso+".
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