Santo Domingo (AFP) – Dos empresarios, el opositor Luis Abinader y el candidato del partido de gobierno Gonzalo Castillo, son favoritos para ganar este domingo las elecciones presidenciales de República Dominicana en plena pandemia de COVID-19.

«Unidos venceremos» ha sido el lema de campaña del socialdemócrata Abinader, quien busca acabar con 16 años en el poder del centroizquierdista Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Espera aprovechar la herida que abrió hace menos de un año la ruptura entre el PLD y el tercer gran aspirante en discordia: el expresidente Leonel Fernández, quien montó su propia agrupación política para postularse.

República Dominicana ha sido entre 2013 y 2018 una de las economías prósperas de la región; con una tasa promedio de crecimiento anual de 6,3% en ese lapso, según el BID. En 2019 creció 5,1% pero la pandemia hace prever una contracción.

Abinader, apellido ilustre y nuevo intento

Aunque a sus 52 años no tiene experiencia en cargos públicos, la vena política de Luis Abinader es herencia familiar. Su padre, José Rafael Abinader, fue un reconocido dirigente en los gobiernos posteriores a la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo (1930-1938 y 1942-1952) y senador a finales de la década de 1990.

No es, sin embargo, su primer intento de gobernar este país de 10,5 millones de habitantes.

Postulado por el socialdemócrata Partido Revolucionario Moderno (PRM), Abinader, quien apenas se recupera tras dar positivo por el nuevo coronavirus, busca revancha. Compitió en 2016 contra el presidente Danilo Medina y el PLD, quedando en un lejano segundo lugar con 34,98% de los votos frente a 61,74% del actual mandatario.

Esta vez, el panorama es distinto, pues domina las encuestas. La más reciente, de la firma Greenberg, ubica en 56% la preferencia de voto por Abinader.

«El cambio va y el PLD se va», arengó en el cierre de campaña.

Nieto de libaneses asentados en República Dominicana a finales del Siglo XIX, Abinader tiene empresas en el sector turístico, agrícola y cementero, agrupadas en una corporación llamada Abicor.

Este político de hablar pausado está casado con Raquel Arbaje, quien le ha acompañado en toda la campaña, y tiene tres hijas.

Castillo, inesperado ascenso

Hace un año, Gonzalo Castillo no imaginaba que sería candidato presidencial. El gobernante PLD debatía una posible reforma constitucional para permitir un tercer mandato consecutivo de Danilo Medina, cuyo mayor rival parecía Leonel Fernández.

Pero Medina dio un paso a un lado en septiembre y con su apoyo irrumpió Castillo, uno de sus hombres de confianza y entonces ministro de Obras Públicas, cargo al que renunció para dedicarse a la campaña electoral.

Se presenta a sí mismo como «el hijo de un barbero y una ama de casa» que comenzó en el mundo empresarial con un pequeño negocio de reparación de computadoras.

Ahora tiene empresas de viajes en helicópteros, ambulancias aéreas y una constructora junto a varios familiares. Es accionista de cinco empresas en Islas Vírgenes Británicas y una en Panamá, según su declaración jurada de 2019.

El dirigente de 59 años, originario de Barahona, al sur de la isla, está casado con Silvia López, alejada del ojo público. Tienen tres hijos.

Leonel Fernández por cuarta vez

Carismático político que ha gobernado República Dominicana en tres oportunidades (1996-2000, 2004-2008 y 2008-2012), Leonel Fernández rompió con el PLD, partido en el que militó por 46 años, tras perder las primarias ante Gonzalo Castillo.

Denunciando «fraude», Fernández montó en tiempo récord otro partido, Fuerza del Pueblo, con el que aspira a un cuarto mandato.

La vida familiar de Fernández, abogado de 66 años, ha estado en el epicentro del debate electoral. Su esposa es la vicepresidenta de Medina, Margarita Cedeño, llave vicepresidencial de Castillo para estas elecciones.

Con ella ha cruzado agrias frases.

Luego de que Cedeño dijera que Fernández volvería eventualmente al PLD, el expresidente se negó a responderle: «Yo soy candidato presidencial y ella es candidata vicepresidencial, entonces tengo que estar a mi nivel». Su esposa calificó la reacción de «arrogante» y «machista».

De Santo Domingo, el expresidente ha sido jefe de misiones de observadores electorales de la Organización de Estados Americanos (OEA) y en 2016 fue facilitador en un fallido diálogo entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición venezolana.

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