Puebla (México) (AFP) –  Gloria Velázquez y Christopher Reyes, ella mexicana y él hondureño, jamás imaginaron que su boda coincidiría con el paso de los migrantes centroamericanos por México y mucho menos que varios de ellos serían convidados a la celebración.

«Le dije que invitara a quien quisiera, pero se pasó», dice entre risas Gloria Janeth Velázquez, mexicana de 37 años de edad que se casó este domingo en el central estado de Puebla, última parada de la caravana migrante de mayoría hondureña camino a Ciudad de México.

La boda se realizó en la parroquia de la Asunción en la ciudad de Puebla, en donde está ubicado un albergue que recibió desde la noche del sábado a varios migrantes de nacionalidad hondureña, quienes partieron el 13 de octubre de su país huyendo de la violencia y la falta de oportunidades.

«Nos enteramos anoche, a las 10 más o menos, cómo nos íbamos a enojar (de coincidir con los migrantes). Al contrario, pasamos a comprar unos pañalitos para los niños”, dijo a la AFP Cristhoper Reyes mientras su esposa asentía vestida de blanco.

Reyes es un migrante hondureño que vive en México desde los 12 años y se dedica a lavar autos. «Yo desde niño aprendí a lavar autos, no es fácil, es duro, me gano el dinero con mi trabajo, soy feliz aquí, soy también poblano (de Puebla), aunque nací en Honduras».

Tras el enlace, integrantes de la caravana gritaban «beso, beso, beso» a la pareja. Algunos de ellos estaban recostados en los pasillos del templo y otros seguían con la mirada a los recién casados.

Al llegar a la mitad del corredor principal, Reyes sugirió a su esposa que lanzara el ramo de flores.

El ramo voló por el pasillo principal mientras un grupo de mujeres de la caravana de migrantes se lo disputaba entre risas y aplausos.

«Ya vámonos muchachos», les decía la madre de la novia, aunque la pareja se dio tiempo todavía para saludar a varios migrantes.

«Son los paisanos de él, ojalá pudiéramos ayudar más, estoy feliz por mi boda, pero me impresiona tanta gente que busca una mejor vida», dijo la novia ya en el atrio del templo.

Tras la boda, todo regresó a la realidad. Entre cobijas y colchonetas los migrantes descansaban para poder seguir hacia Ciudad de México.

La caminata de los centroamericanos continuará con la intención de llegar a Estados Unidos, aunque el presidente de ese país, Donald Trump, ha amenazado con desplegar militares en la frontera para frenar su paso.