Ciudad de México (México).- El pasado resurge vívidamente en el Templo de las Merceditas, situado en la bulliciosa avenida Arcos de Belén de la Ciudad de México

Aquí, un grupo de entusiastas estudiantes de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía «Manuel del Castillo Negrete» ha devuelto la vida al retablo de San José, una joya cultural del siglo XVIII.

Este imponente retablo, conocido también como el «de la Natividad», se encontraba opacado por siglos de acumulación de polvo y contaminación atmosférica. La pieza, de 11 metros de altura y 7.5 metros de ancho, presentaba una tonalidad monótonamente café, escondiendo su verdadera gloria bajo una capa de suciedad.

El proceso de restauración fue meticuloso y educativo, llevado a cabo por 24 alumnos del cuarto semestre de la licenciatura en Restauración, como parte del Seminario Taller de Restauración de Escultura Policromada. 

Fanny Unikel Santoncini, jefa académica de la asignatura, destacó la importancia de este proyecto tanto para la preservación del patrimonio como para la formación práctica de los estudiantes.

«La intervención no solo recuperó los colores y figuras ocultos bajo años de descuido, sino que también reafirmó el vínculo de la comunidad con su patrimonio», explicó Unikel Santoncini. Las molduras y partes flojas de las esculturas también fueron cuidadosamente fijadas, devolviendo la estabilidad y la estética al retablo.

Las figuras centrales del retablo, que incluyen a Jesús en el pesebre y a San José con el Niño Dios, así como las representaciones de San Joaquín, la Virgen niña, y Santa Ana, resplandecen ahora con nueva vida. La modalidad decorativa del retablo, con sus pilastras estípite típicas del periodo barroco mexicano, se ha preservado con precisión y respeto por la historia.

El superior del Convento de Nuestra Señora de Belén, fray Fernando Díaz Aguirre, compartió su admiración por el trabajo realizado.

«Antes de la restauración, el retablo parecía uniformemente café, pero ahora se pueden apreciar los colores vibrantes y las texturas que caracterizan cada figura».

Esta restauración ha sido más que una simple limpieza; ha sido una forma de reforzar la relación entre la comunidad y su legado cultural. Los feligreses del Templo de las Merceditas no solo se involucraron activamente durante el proceso, sino que también se beneficiaron de un acceso ampliado y enriquecido a su propio patrimonio.

La ENCRyM, comprometida con el servicio a la comunidad, selecciona proyectos de todo el país para restaurar bienes culturales que no solo ofrecen una oportunidad educativa para sus estudiantes, sino que también benefician socialmente mediante la conservación. 

La restauración del retablo, ofrecida sin costo a la comunidad, requirió de apoyo logístico por parte del templo, que facilitó infraestructura y apoyo durante el proceso.

Rebeca Astrid Villalpando Sánchez y Ana Sofía Moisés Cortés, estudiantes que participaron en la entrega del retablo, expresaron su gratitud hacia la comunidad por su apoyo y entusiasmo. 

«Este proyecto no solo fue una experiencia educativa, sino una oportunidad de conectar con la historia y la comunidad de una manera muy personal y profunda», comentó Moisés Cortés.

Además, los análisis actuales del material del retablo ayudarán a entender mejor su composición y origen, destacando la importancia de la madera de pino en su construcción.

Este proyecto de restauración no solo revitalizó una pieza artística de gran valor, sino que también fortaleció los lazos de una comunidad con su rico pasado histórico y cultural.