El presidente mexicano Enrique Peña Nieto (D) y el electo Andrés Manuel López Obrador, se saludan durante una ceremonia en la que el mandatario electo presentó a su nuevo gabinete, el 20 de agosto de 2018 en Ciudad de México © AFP Alfredo ESTRELLA
El presidente mexicano Enrique Peña Nieto (D) y el electo Andrés Manuel López Obrador, se saludan durante una ceremonia en la que el mandatario electo presentó a su nuevo gabinete, el 20 de agosto de 2018 en Ciudad de México © AFP Alfredo ESTRELLA

México (AFP) – El presidente Enrique Peña Nieto y el electo Andrés Manuel López Obrador dieron este lunes inicio al proceso de cambio de gobierno del 1 de diciembre en México con un encuentro en el que evitaron discutir ante la prensa temas polémicos.

El mandatario saliente acompañado de su gabinete y López Obrador junto con los secretarios que designó para su gobierno, sostuvieron en el céntrico Palacio Nacional un encuentro inédito, pues normalmente la transición se daba unos días antes del traspaso de poder.

«Es una transición respetuosa porque hemos recibido el apoyo sin condición del presidente constitucional Enrique Peña Nieto. En correspondencia, hemos reafirmado nuestra decisión de respetar al actual gobierno hasta el último día de su mandato», dijo López Obrador en una rueda de prensa conjunta con el mandatario saliente.

Esta es la tercera vez que Peña Nieto y López Obrador se reúnen desde la elección del 1 de julio, que el izquierdista ganó por más de 50% de los votos, pero nunca antes se habían presentado juntos ante la prensa ni se habían reunido con sus respectivos equipos.

«Hoy se da este paso inédito por las características propias y condiciones particulares de tener dos equipos de transición ya definidos (…). El encuentro ha sido muy productivo, en un ambiente de respeto y cordialidad mutua», dijo Peña Nieto.

En otro hecho poco común, se aceptaron preguntas de la prensa cuando Peña Nieto no suele -tampoco otros presidentes- tener esta costumbre, mucho menos junto a un sucesor que ha sido un duro crítico de su gobierno.

– Sin polémica –

Las preguntas se centraron en temas polémicos en los que ambos han sostenido posiciones opuestas, como la reforma educativa de Peña Nieto, el millonario proyecto de un nuevo aeropuerto en Ciudad de México y el combate a la corrupción.

Pero evitaron caer en controversias, reiterando el respeto por el trabajo y los puntos de vista de cada equipo.

López Obrador, que reiteró en la conferencia que mandará iniciativas legales para cancelar la reforma educativa promovida por este gobierno, dijo que respetará lo establecido por la ley mientras el Congreso no la modifique.

«Habrá de llegar una nueva administración con una óptica diferente (…) seremos respetuosos de lo que en el futuro se defina», dijo de su lado Peña Nieto.

Sobre el millonario proyecto ya en marcha para el nuevo aeropuerto en la zona de Texcoco, un suburbio de la capital, López Obrador reiteró que lo someterá en octubre a una consulta popular, la cual, según dijo Peña Nieto, será respetada por el actual gobierno.

Interrogado sobre si se perseguirán los casos de presunta corrupción que envolverían al gobierno saliente, el veterano izquierdista rechazó abundar. «No necesitamos hacer propaganda en este evento», respondió.

Peña Nieto aseguró que entregará una economía estable, pero reconoció que en materia de combate a la criminalidad que golpea al país su gobierno no consiguió dar los pasos suficientes para «alcanzar el gran objetivo de dar seguridad» y que ese será uno de los mayores retos del nuevo gobierno.

López Obrador, quien inició su carrera política en los tiempos en que el Partido Revolucionario Institucional era hegemónico, fue candidato presidencial en 2006 y 2012 por el izquierdista Partido de la Revolución Democrática, del que se alejó para formar su movimiento Morena.

El izquierdista perdió ante el conservador Felipe Calderón en 2006 y ante Peña Nieto en 2012, y en ambas elecciones denunció un presunto fraude.

Analistas atribuyen la aplastante victoria de López Obrador, que además tendrá la mayoría en el Congreso bicameral, a un voto antisistema ante un hartazgo del electorado con los partidos tradicionales.