Los Angeles (AFP) – Los teléfonos no paran de sonar en TODEC, una organización proinmigrantes en California: son miles de indocumentados que quieren beneficiarse de un plan de asistencia económica que este estado dispuso a raíz de la pandemia.

El gobernador Gavin Newsom dispuso de un fondo de 75 millones de dólares que serán distribuidos entre 150.000 inmigrantes, poco más del 6% de la población sin papeles en el estado. Otros 50 millones de dólares, financiado por fundaciones privadas, permitirán llegar a más gente.

«La necesidad supera los fondos», pero como sea «va a ayudar a muchas familias», dijo a la AFP Luz Gallegos de TODEC, una de las 12 ONG autorizadas para recibir aplicaciones. «Es un gran paso que da nuestro estado para proteger a los más vulnerables como son los indocumentados».

Cerca del 10% de la fuerza laboral de California no está legal en Estados Unidos, y abarcan sectores considerados hoy esenciales como el alimentario, incluido el campo, construcción y manufactura.

Y aunque contribuyen con unos 2.500 millones de dólares en impuestos locales y regionales, su situación migratoria les impide beneficiarse del seguro de paro o del plan de estímulo federal aprobado por la crisis.

«Cada californiano, incluidos nuestros vecinos y amigos indocumentados, debe saber que California está aquí para apoyarlos durante esta crisis», dijo Newsom en abril al anunciar el programa, el primero estadal dirigido a ayudar a indocumentados durante la pandemia de la covid-19, que ha causado casi 94.000 muertes y dejado a millones sin empleo en el país.

El proceso, que solo se puede hacer por teléfono, arrancó el lunes y hasta el jueves en la tarde se abrieron 15.000 solicitudes, informó el departamento de Seguridad Social a la AFP.

Las ONG asignadas al proyecto no se daban abasto. CHIRLA por ejemplo reportó 630.000 llamadas en hora y media del primer día en el área de Los Ángeles.

En TODEC, ubicada en la rural Perris, «el sistema colapsó», dijo Gallegos. «Tuvimos que abrir todas las líneas de la oficina… todos los teléfonos estaban saturados».

«Necesita esa ayudita»

Adolfo Luna y su esposa comenzaron a llamar desde temprano a TODEC, que atiende el área de Moreno Valley, donde viven. Él hizo unas 200 llamadas, ella unas 250… y nada: primero sonaba ocupado, luego les salía una máquina.

«No paré de llamar porque uno necesita esa ayudita», indicó este mexicano de 52 años, en el país desde 2000 cuando cruzó la frontera con su familia. «Cuando nos atendieron, dejamos nuestros datos y estamos a la espera. Ya llevamos los papeles que nos habían pedido».

El beneficio es un pago único de 500 dólares por individuo y hasta 1.000 por familia. Aplica a mayores de 18 años, que demuestren que no puedan recibir la asistencia federal y que fueron impactados por la pandemia.

Luna por ejemplo tiene una banda familiar de música norteña, que desde febrero no se presenta y ya perdió 25 contratos.

«He estado buscando trabajo» desde que comenzó el paro… «en dos o tres oportunidades me han dado algo, de lo que sea», dijo. «A veces salgo a la calle y colecto botes de aluminio de la basura para vender».

También ha vendido artículos deportivos que tenía en casa y hasta equipos de su agrupación.

Muchos campesinos han perdido también sus trabajos y viven en situaciones muy «complejas», explicó Leydy Rangel, portavoz de la fundación del influyente sindicato de campesinos UFW, responsable de distribuir el dinero en el región del Valle Central.

«Tenemos personas que no tienen domicilio y tenemos que encontrar maneras de hacerle llegar la tarjeta» con el dinero, explicó.

Newsom, criticado por grupos conservadores, ya había ordenado otros beneficios para los trabajadores esenciales durante la pandemia.

Rangel estimó que «este programa representa un buen primer paso para crear cambios necesarios» en el futuro.

«Los indocumentados no sólo son esenciales, sino que contribuyen con impuestos a nivel estatal y federal y es lógico que reciban beneficios» incluso después de la pandemia.

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