Washington (DC).- La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) ha emitido un urgente llamado a la acción a conductores y motociclistas en todo Estados Unidos, en el marco del Mes de Concientización sobre la Seguridad de las Motocicletas.
La agencia, parte del Departamento de Transporte, advierte que en 2023 las muertes de motociclistas en accidentes viales fueron casi 28 veces más frecuentes que las de ocupantes de vehículos de pasajeros, lo que refleja una crisis de seguridad vial en aumento.
Según datos recientemente publicados por la NHTSA, durante el año 2023 se registraron 31.39 muertes de motociclistas por cada 100 millones de millas recorridas, en comparación con apenas 1.13 muertes entre los ocupantes de automóviles.
En total, 6,335 motociclistas perdieron la vida en choques de tráfico, lo que representa un preocupante 15% de todas las muertes por accidentes en carretera. Esta cifra muestra un incremento del 1.3% respecto a 2022, mientras que el número de motociclistas lesionados se estimó en 82,564, con una ligera baja del 0.2%.
Uno de los datos más alarmantes es el aumento del 44% en las muertes de motociclistas jóvenes entre 15 y 20 años, pasando de 350 fallecidos en 2022 a 505 en 2023. Esta tendencia sugiere la necesidad urgente de reforzar la educación y concientización entre los conductores novatos y más vulnerables.
Peter Simshauser, Consejero General de la NHTSA, expresó la gravedad de la situación.
«Todavía hay demasiados motociclistas que mueren o resultan heridos en choques de tráfico en todos los Estados Unidos. Estas tragedias son prevenibles y es esencial que tanto los motociclistas como los conductores presten atención a sus hábitos de conducción y unos a otros en las carreteras».
A lo largo del mes de mayo, la NHTSA trabajará intensamente para educar al público sobre la importancia de compartir la carretera con motociclistas y de adoptar medidas preventivas que puedan salvar vidas.
El consumo de alcohol sigue siendo un factor crítico en muchos de estos accidentes. Aunque hubo una disminución del 6% en motociclistas ebrios involucrados en accidentes mortales —de 1,772 en 2022 a 1,668 en 2023—, la cifra sigue siendo alarmante. Más aún, el 41% de los motociclistas que murieron en accidentes de un solo vehículo estaban bajo los efectos del alcohol, lo que pone en evidencia la urgencia de campañas continuas contra la conducción en estado de ebriedad.
El uso del casco es otra de las principales medidas de seguridad enfatizadas por la NHTSA. Las estadísticas indican que, en los estados sin leyes universales sobre el uso del casco, el 51% de los motociclistas fallecidos no lo llevaban puesto. En contraste, en los estados con legislación obligatoria, esa cifra se reduce drásticamente al 10%. Esta diferencia demuestra el impacto real y positivo de la regulación sobre el uso de cascos aprobados por el Departamento de Transporte.
Además de la concientización, la agencia insta tanto a conductores como a motociclistas a tomar medidas concretas para reducir los riesgos. Estas incluyen obedecer las leyes de tránsito, no manejar bajo los efectos del alcohol o drogas, evitar distracciones al volante, ceder el paso a los motociclistas al girar en intersecciones y utilizar ropa visible y cascos homologados.
La NHTSA también recomienda que los motociclistas completen cursos de formación y educación especializados, que no solo pueden mejorar sus habilidades de conducción, sino también prepararlos mejor para situaciones de emergencia en carretera.
La persistencia del número de fatalidades a lo largo de los últimos años, pese a los avances tecnológicos y legislativos en materia de seguridad vial, refuerza la idea de que la clave está en la responsabilidad compartida. Todos los actores en las vías —conductores, motociclistas, autoridades y peatones— tienen un papel esencial en la prevención de accidentes.
Este llamado de la NHTSA se convierte así en una invitación a reflexionar sobre el papel que cada ciudadano desempeña en las carreteras. La prevención no solo depende de leyes y regulaciones, sino también de hábitos de conducción responsables, empatía y respeto mutuo. Conducir no es solo un acto individual, es una interacción constante con los demás. Y cuando se trata de motociclistas, esa interacción puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.