La idea de un grupo de amigos de compartir los libros que poseían en forma digitalizada fue el inicio de Tiflolibros, una biblioteca en línea para personas con discapacidad visual.

La biblioteca de Tiflolibros fue creada en 1999, en Buenos Aires (Argentina) y posee más de 64.000 libros a los que se puede tener acceso en forma gratuita.

El material está disponible también para aquellos lectores que padecen discapacidades motoras o trastornos de aprendizaje de la lecto-escritura, que les impide leer en forma convencional.

Tanto las personas con discapacidad visual como instituciones que brindan apoyo a estas personas pueden inscribirse para tener acceso a los materiales de la Biblioteca Tiflolibros.

Los libros pueden leerse con un lector de pantalla ya sea en computadora o en un celular e incluyen una variedad de temas y disciplinas.

Servicios en casi 50 países

Tiflolibros ofrece sus servicios en 48 países, distribuidos en los cinco continentes y cuenta con aproximadamente 10,000 usuarios. Sin embargo, sus representantes desean que estos recursos puedan llegar a más personas posibles.

“En América Latina, sólo el 0.3 por ciento conoce sobre el acceso a los libros”, destaca Gonzalo Román, representante de Tiflonexos, la sociedad civil a cargo de Tiflolibros. “Hace falta mucho trabajo para dar a conocer las oportunidades que tienen las personas con discapacidad a través del estado”.

Una de las formas que han desarrollado para ofrecer estos servicios es a través de los Puntos de Acceso a la Lectura, el cual funciona en una organización, biblioteca o cualquier espacio social y cultural. Estos lugares, que por los momentos solo funcionan en Argentina, ofrecen computadoras adaptadas que permiten el acceso a los diferentes recursos digitales.

Otro de los esfuerzos que existen para facilitar el acceso de obras a personas con discapacidad visual o con dificultades para acceso a textos impresos es el Tratado de Marrakech, impulsado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).

Este tratado fue firmado en Marrakech (Marruecos) el 28 de junio de 2013 y entró en vigor a partir del 30 de septiembre de 2016. Cada país debe establecer los requerimientos legales para que este tratado beneficie a las personas con discapacidad visual u otros impedimentos que no les permita el acceso a textos impresos.

Actualmente, 35 países han ratificado el Tratado de Marrakech, de los cuales 13 pertenecen a América Latina. En Argentina, estos requerimientos del tratado entrarán en vigencia en 2021.

Una sociedad civil al servicio de la inclusión

La creación de Tiflolibros dio paso a la fundación de Tiflonexos con sociedad civil con el fin de “favorecer la inclusión de las personas con discapacidad visual a través del aprovechamiento de las tecnologías”, señala Román.

Esta inclusión, destaca Román, permite que las personas tengan autonomía para trabajar y participar en cualquier actividad.

Los servicios de Tiflolibros, a través de Tiflonexos, se ofrecen en forma gratuita. Sin embargo, la organización acepta donaciones monetarias o en forma de trabajo voluntario para continuar con esta labor.

El trabajo voluntario incluye la grabación de libros, corrección de textos, entre otros.

Durante la pandemia, que comenzó a principios de 2020, Tiflonexos implementó algunos proyectos para facilitar el acceso a los libros.

Uno de ellos es “Relatos en red”, en donde las personas reciben, a través de WhatsApp, cuentos grabados por personas voluntarias.

Román destaca que, entre los esfuerzos de Tiflonexos está la información a las personas con discapacidades sobre sus derechos. Es una labor que llevan a cabo a través de las redes sociales, articulado con muchos sectores, en donde han comenzado a incluir a las empresas.

Otro de los proyectos es el asesoramiento a las empresas sobre la facilidad para el acceso a sus páginas de internet por parte de las personas con discapacidad visual.

“En Tiflonexos queremos implementar la accesibilidad con una dimensión en que la persona sin discapacidad y las empresas tienen que tener en cuenta al interactuar con las personas con discapacidad”, destaca Román. “Adaptar el entorno para ser más inclusivos”.

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