Desierto de Atacama (Chile).- Un descubrimiento realizado por un equipo internacional de astrónomos ha revelado que los agujeros negros supermasivos no siempre se comportan como voraces devoradores de materia. Usando el radiotelescopio ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array), los investigadores descubrieron que, a pesar de estar rodeados de grandes cantidades de gas molecular frío después de la fusión de galaxias, muchos de estos enormes objetos cósmicos se alimentan muy lentamente o, simplemente, no lo hacen.
Este hallazgo podría transformar nuestra comprensión sobre cómo crecen los agujeros negros y cómo influencian la evolución de las galaxias.
El estudio, liderado por Makoto A. Johnstone, estudiante de doctorado en la Universidad de Virginia, se centró en siete fusiones cercanas de galaxias, cuyas separaciones entre núcleos eran de apenas unos miles de años luz.
Estas fusiones de sistemas ricos en gas suelen considerarse como entornos propicios para activar los llamados núcleos galácticos activos (AGN), debido a que la gravedad empuja enormes volúmenes de gas hacia el centro de las galaxias, donde habitan los agujeros negros supermasivos. Se esperaría que esto alimentara su crecimiento de forma acelerada, pero las observaciones contradicen esa suposición.
A pesar de la abundancia de material disponible, los astrónomos descubrieron que muchos agujeros negros parecen «quisquillosos» al momento de alimentarse. En lugar de consumir grandes cantidades de gas, como se creía hasta ahora, su comportamiento es más parecido al de un comensal indeciso que prefiere mordisquear esporádicamente, incluso cuando el banquete está servido.
La evidencia apunta a una digestión ineficiente e intermitente del gas, lo que reduce el crecimiento esperado durante estas fases turbulentas.

Las observaciones detalladas revelaron que, aunque muchas de las galaxias estudiadas tenían nubes densas y caóticas de gas cerca de sus agujeros negros, el brillo (o luminosidad) de estos objetos —que muestra cuánto materia absorben— no aumentaba en la misma medida.
Esta desconexión sugiere que el simple acceso al «combustible» no es suficiente para garantizar una fase activa de alimentación.
Makoto A. Johnstone explicó que este comportamiento plantea dudas importantes sobre las condiciones físicas necesarias para iniciar episodios de crecimiento en los agujeros negros supermasivos. La variabilidad y la naturaleza episódica de la actividad de los AGN, especialmente en ambientes con polvo, hacen difícil encontrar pares de agujeros negros activos al mismo tiempo durante una fusión galáctica.
La investigación también comparó galaxias con AGN duales (ambos agujeros negros activos) y aquellas con un solo AGN visible. En algunos casos, se encontró que el agujero negro aparentemente inactivo carecía de gas frío suficiente, lo que explicaría su falta de actividad.
Sin embargo, en otros casos, a pesar de contar con gas en su entorno inmediato, el agujero negro seguía sin alimentarse. Esta variabilidad sugiere que podrían estar siendo observados entre episodios de actividad, lo que refuerza la idea de una alimentación intermitente.
Ezequiel Treister, coautor del estudio e investigador principal del proyecto, destacó la importancia del instrumento ALMA para este tipo de investigaciones. «Estas observaciones únicas muestran cómo los agujeros negros se alimentan durante una gran fusión de galaxias, un fenómeno que consideramos clave para entender la relación entre el crecimiento de los agujeros negros y la evolución galáctica», señaló.

Otro hallazgo revelador fue que muchos agujeros negros activos se encontraban desplazados ligeramente de los discos de gas rotatorio de sus galaxias. Este desalineamiento sugiere que, durante las fusiones, las violentas interacciones gravitacionales pueden alterar la posición y el entorno de los agujeros negros, afectando su capacidad para captar material.
Por tanto, el acceso a gas no es el único factor; la turbulencia, el polvo y el tiempo adecuado también juegan un papel crucial para determinar cuándo —y si— un agujero negro se activará.
La conclusión es clara: tener abundante material no garantiza una alimentación eficiente ni un crecimiento sostenido. Las condiciones locales, el caos generado por la fusión, y los tiempos irregulares de actividad son factores determinantes que, hasta ahora, no habían sido completamente entendidos.
Estos resultados abren nuevas preguntas sobre cómo evolucionan las galaxias y qué mecanismos realmente rigen el desarrollo de sus agujeros negros centrales.
El estudio completo fue publicado en el Astrophysical Journal bajo el título «Gas molecular en fusiones importantes que albergan AGN duales y simples en separaciones nucleares <10 kpc», con la autoría principal de Makoto A. Johnstone y colaboradores.
Este artículo fue elaborado con la ayuda de herramientas de inteligencia artificial y revisado por un editor de Hispanos Press.








































































