Praia das Conchas Roça (Santo Tomé).- La luz de la mañana se derrama sobre la Praia das Conchas Roça, en la isla de Santo Tomé, mientras los niños caminan de la mano hacia la escuela con sus mochilas a la espalda. Cuatro de ellos son hijos de Camila Varela De Carvalho, una cultivadora de cacao de 32 años, y otros cuatro son sus sobrinos, que también están a su cargo.
Una vez se han marchado los niños, Camila toma un cubo y un instrumento de recolección fabricado con una rama de madera y con el borde afilado y camina hasta su finca. Cuando llega a los árboles de cacao, limpia las ramas y recoge una vaina de cacao madura. Tras una pequeña incisión, parte la vaina limpiamente en dos con un toque ensayado, una habilidad que ha perfeccionado desde que tenía ocho años.
En el interior hay granos de cacao cubiertos de pulpa blanca, que recoge en su cubo. Una vez secos y fermentados, estos granos se venderán para fabricar chocolate, lo que proporcionará los ingresos que sostienen a su familia y a su comunidad.
“El cacao supone una gran diferencia en mi vida. Con el dinero que obtengo gracias a su venta puedo comprar pescado y las cosas que nos hacen falta en casa”, explica Camila.
Además de cuidar su explotación agrícola tiene otros tres trabajos, mientras que su marido tiene dos. Uno de ellos, su favorito, es en la Cooperativa de producción y exportación de cacao orgánico (CECAB), donde trabaja como inspectora. Se encarga de todo, desde pesar y seleccionar hasta remover los granos de cacao durante el secado.

Santo Tomé y Príncipe, un país insular situado frente a la costa de África occidental, depende en gran medida de la producción de cacao para sostener los medios de vida locales. Pese a la exuberancia de sus selvas tropicales y plantaciones de cacao, la isla, rica en biodiversidad, se enfrenta a la creciente degradación de los bosques y las tierras debido a la expansión agrícola, las modificaciones en el uso del suelo y los efectos del cambio climático.
En colaboración con las cooperativas de cacao del país, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), junto con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Gobierno nacional, puso en marcha un proyecto para restaurar los ecosistemas forestales degradados y mejorar la producción sostenible de cacao en Santo Tomé y Príncipe.
Financiada por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial, la Iniciativa de restauración apoya a los productores de cacao, en especial a las agricultoras, con técnicas agroforestales mejoradas y certificaciones orgánicas y de comercio justo.
La FAO está asociada con la CECAB, la cooperativa de cacao orgánico de la que Camila forma parte.
“Antes de que existiera la CECAB, recolectábamos el cacao y los tractores venían a comprarlo, pero cuando el tractor estaba lleno, apenas compraban más cacao. En cambio, ahora, gracias a la CECAB, siempre puedes vender tu cacao”, explica Camila.

Fundada en 2005, la CECAB ya es la cooperativa más grande de la isla, agrupa a 37 grupos de productores y beneficia a más de 2 000 familias.
Los ingresos que Camila obtiene con la venta de su cosecha de cacao de mayor rendimiento le permiten cubrir los gastos de manutención de su familia y la educación de sus hijos, y le sobra para llegar hasta fin de año.
Restauración de tierras y árboles en la isla
Desde 2019, “se han restaurado más de 8 000 hectáreas de zonas agroforestales y hemos contado con la colaboración de 3 500 agricultores en estas actividades”, afirma el Sr. Faustino Oliveira, coordinador nacional del proyecto de la FAO. El objetivo es alcanzar las 36 000 hectáreas, es decir, un tercio del país, para 2030.
El proyecto ha establecido viveros para cultivar frutas endémicas y otras especies arbóreas, con más de 240 980 plántulas producidas y plantadas sobre todo en parcelas agroforestales de las dos islas de Santo Tomé y Príncipe.
Por su producción de una variedad de cacao genuina e importante —la variedad amelonado—, el sistema agroforestal de cacao de Santo Tomé y Príncipe fue designado Sistema importante del patrimonio agrícola mundial (SIPAM) en 2024.
Un dulce sueño
De cara al futuro, Camila sueña con elaborar su propio chocolate y mezclar su cacao en la fábrica de chocolate de la CECAB, creada para lograr que los agricultores se beneficien de todas las etapas de la cadena de valor del cacao.
“La transformación de su producto en chocolate nos causa una enorme satisfacción, porque es la primera vez que los habitantes de Santo Tomé tienen su propia fábrica”, afirma la Sra. Antonia dos Lantos Neto, directora de la fábrica de chocolate de la CECAB.

Camila ya ha participado en cursos y sesiones de capacitación empresarial en la CECAB a través del proyecto, donde ha aprendido a trabajar con tabletas, pesar cacao y despachar los granos.
No le preocupa que la producción de cacao en Santo Tomé sea un sector dominado por los hombres.
Mientras trabaja para hacer realidad su sueño, su mensaje a sus compañeras agricultoras es: “ser agricultora significa ser una dura luchadora. Que nosotras, las agricultoras, sigamos trabajando para garantizar que nunca haya escasez de productos en los mercados. Ni siquiera en la CECAB”, concluye.
































































