Caracas (AFP) – El colapso de un techo de hormigón en la Universidad Central de Venezuela (UCV), la principal del país y patrimonio de la humanidad, refleja el deterioro de los centros públicos de enseñanza, afectados por años de crisis económica y política.

Un tramo del techo de un corredor de 300 metros sucumbió el miércoles sin dejar heridos en su campus, una obra maestra de la arquitectónica contemporánea de Carlos Raúl Villanueva que la Unesco incluyó en su lista de patrimonio en 2001 y que alberga más de 100 obras de reconocidos artistas.

Con unos 31.000 estudiantes en 2017, la UCV «se está cayendo a pedazos», lamenta Arlette Matute, una tesista de 28 años, protegida con un tapabocas, de uso obligatorio en el país debido a la pandemia de COVID-19.

«Esto es terrible», reflexiona al contemplar los escombros.

El hecho ocurrió después de que autoridades universitarias denunciaran el año pasado que el gobierno del presidente Nicolás Maduro solo había aprobado 9,8% del presupuesto solicitado para funcionar.

La UCV «ha estado por más de 12 años sometida a deficientes presupuestos que han deteriorado nuestro patrimonio», escribió en Twitter Cecilia García Arocha, rectora de la institución, en una situación que se traslada a otras 20 universidades públicas de Venezuela, donde no se cobra matrícula.

«Patrimonio mundial»

En una de las entradas del campus un letrero indica la llegada a la Ciudad universitaria de Caracas. «Usted está ingresando en zona declarada patrimonio mundial», se lee. La maleza invade las áreas adyacentes.

La frase subraya la distinción otorgada a una lista de obras, que incluye esta pasarela techada de Villanueva, considerado el padre de la arquitectura moderna de Venezuela (1900-1975).

La ONG Observatorio de Universidades documentó 22 denuncias de daños a la infraestructura, tanto por «insuficiencia presupuestaria» como por «acciones vandálicas» en varias casas de estudio, en los seis meses anteriores a la cuarentena, vigente desde mediados de marzo.

El decano de arquitectura de la UCV, Gustavo Izaguirre, indicó que existe preocupación por la «suerte» de este patrimonio, integrado por 1.440 metros de corredores techados, además de 89 edificios, 11 auditorios y 93 bibliotecas.

El mismo día del colapso de la estructura, Maduro prometió apoyo a García Arocha pese a las «diferencias políticas».

«Todo el apoyo a la Universidad Central de Venezuela para recuperar el patrimonio (…). Todos los recursos y toda la coordinación con la rectora», indicó el mandatario socialista.

Unesco dispuesta a cooperar

La Unesco, por su parte, «confía plenamente en las gestiones de las autoridades encargadas de la protección del Patrimonio para asegurar la reparación de las afectaciones, y expresa su disponibilidad para cooperar si la situación así lo requiere», dijo a la AFP su jefe de medios, George Papagiannis.

De niño, Félix Seijas, analista político, que siguió los pasos de su padre como profesor de la UCV, visitaba el campus. «Recuerdo que mi papá me llevaba a jugar béisbol. Sentía que estaba en una especie de paraíso», dice.

El abogado Oscar Arnal, profesor desde hace 20 años en la UCV, piensa que el daño podría replicarse y tener «un lamentable efecto dominó». «Mi llamado es al rescate. La asociación de egresados, las autoridades, el gobierno, la ONU y todo el que pueda tiene que actuar», remarca.

Docente de la Universidad del Zulia (LUZ), en el occidente del país, Jorge Govea, advierte que se está «viviendo el ocaso de las universidades autónomas venezolanas».

En LUZ «las aulas están sin aires acondicionados; a oscuras, porque han hurtado pantallas y cableados eléctricos, los pupitres no se han renovado, no hay siquiera productos de limpieza», detalló.

José Manuel Parra, estudiante de ingeniería civil de la UCV, denuncia daños «incontables» como vidrios rotos de las ventanas, filtraciones, además de los baños sin inodoros ni lavamanos.

Duele ver «cómo se nos está cayendo nuestra casa de estudios, nuestra academia, encima», lamenta.

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