Río de Janeiro (AFP) – Brasil superó el viernes el millón de casos diagnosticados de covid-19, una marca solo superada anteriormente por Estados Unidos, con un número récord de más de 54.000 contagios en 24 horas, informó el ministerio de Salud.

El número de contagios llegó a 1.032.913, con un incremento de 54.771 en un día. El récord anterior de casos se había registrado el 16 de junio, cuando treparon en 34.918.

Una nota del ministerio atribuyó la cifra vertiginosa del viernes a «una inestabilidad en la rutina de exportación de los datos reportados» por las secretarías regionales de Salud.

En tanto, el número de decesos por el nuevo coronavirus alcanzó los 48.954, con 1.206 desde el jueves, superando los 1.000 fallecimientos diarios por cuarto día consecutivo, precisó el ministerio en su balance diario.

Brasil es el segundo país más afectado por la pandemia tanto en número de contagios como de decesos, detrás de Estados Unidos, que tiene más de 2 millones de casos y casi 119.000 muertes. Pero los expertos señalan que los números reales son mucho mayores, dado que en el país sudamericano, de 212 millones de habitantes, no se practican test masivos.

Las curvas de casos y muertes venían mostrando en los últimos días señales de achatamiento y varios estados empezaron a flexibilizar las medidas de aislamiento social.

Pero las previsiones son difíciles en un país de dimensión continental y que apenas entra en el invierno austral.

«Hablando de Brasil como un todo, la epidemia sólo podrá analizarse con la estabilización de la curva en todas las regiones, lo que debe ocurrir a fines de agosto o en septiembre», dijo el jueves a la AFP el exministro de Salud Luiz Henrique Mandetta.

Mensajes contradictorios

La estrategia para enfrentar la emergencia sigue siendo objeto de disputas políticas.

El presidente Jair Bolsonaro, que comparó el nuevo coronavirus a «una gripecita», entró en confrontación con los gobernadores y alcaldes que instauraron medidas de cuarentena, por considerar que estas son ruinosas para la economía.

El mandatario de ultraderecha preconiza además el uso de la cloroquina y la hidroxicloroquina en los tratamientos, pese a que no existe un consenso en la comunidad científica sobre su eficacia.

Desde el inicio de la pandemia, Bolsonaro cambió dos veces de ministro de la Salud y desde mediados de mayo ocupa el cargo un general, con carácter interino.

Mandetta, destituido en abril, lamentó la falta de coherencia en las orientaciones a la población. «El ministerio pedía y reforzaba ante los gobernadores la necesidad del aislamiento, del distanciamiento social, y el presidente decía y hacía lo contrario», relató.

Bolsonaro ignoró con frecuencia las recomendaciones de aislamiento, participando en actos de apoyo o paseándose por zonas comerciales.

Una mayoría de brasileños reprueba la gestión de la pandemia por parte del jefe de Estado, debilitado además por una serie de investigaciones judiciales sobre su entorno cercano y en creciente confrontación con el Congreso y la corte suprema.

Diferencias regionales

El número relativo de óbitos en Brasil es de 233 por millón de habitantes (frente a 358,8 en Estados Unidos), pero con fuertes disparidades regionales.

En números absolutos, Sao Paulo es el estado más golpeado (12.232 muertos), con un promedio de 266 por millón de habitantes. Rio de Janeiro es el segundo, con 8.595 muertos, aunque el primero en términos relativos (498 por millón de habitantes).

Otros estados del norte y el nordeste se sitúan encima de los 400 muertos por millón de habitantes.

La pandemia colocó al sistema de salud al borde de la ruptura en varios estados.

Los pueblos indígenas, históricamente vulnerables a las enfermedades traídas de afuera, sufrieron un fuerte impacto, con más de 6.000 contagios y 315 muertes, según la Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB).

Entre los arara, un pueblo que estableció contacto con otras poblaciones en 1987, la tasa oficial de infección es de 46%, pero los expertos temen que los 121 miembros de esta comunidad se hayan contagiado, informó este viernes la organización Survival International.

Varios estados han empezado a relajar las medidas de aislamiento, incluyendo Sao Paulo, que esta semana autorizó la reapertura de servicios considerados no esenciales, y Rio de Janeiro, donde el jueves se reanudó el Campeonato Carioca, marcando el retorno del fútbol a Sudamérica.

Esas medidas fueron criticadas por expertos, que las consideran prematuras y temen una segunda ola de contagios.

Pero el país se dirige a su peor recesión anual, que según el Banco Mundial puede llegar a 8%, con millones de desempleados que se ven ante la opción de exponerse al virus o pasar hambre.

Contenido relacionado