Irvine (California).- Científicos de la Universidad de California en Irvine (UC Irvine) han revelado un hallazgo que podría redefinir cómo entendemos los planetas fuera de nuestro sistema solar.
Según una reciente publicación en Astrophysical Journal Letters, más de 200 exoplanetas previamente catalogados podrían ser significativamente más grandes de lo que se había estimado, un descubrimiento que plantea importantes interrogantes sobre la posibilidad de encontrar vida en otros mundos.
El estudio, liderado por Te Han, estudiante de doctorado en UC Irvine, plantea que los métodos tradicionales utilizados para medir el tamaño de los exoplanetas presentan sesgos sistemáticos.
«Descubrimos que cientos de exoplanetas son más grandes de lo que parecen, y eso cambia nuestra comprensión de los exoplanetas a gran escala», afirmó Han. Esta corrección en los cálculos implica que el número de planetas similares a la Tierra podría ser aún menor de lo que se pensaba.
Debido a la distancia y las limitaciones tecnológicas, los astrónomos no pueden observar exoplanetas directamente. En cambio, utilizan un método indirecto conocido como tránsito planetario.
Este consiste en observar la disminución de la luz de una estrella cuando un planeta pasa por delante de ella.
Sin embargo, Paul Robertson, profesor de astronomía en UC Irvine y coautor del estudio, explica que esta técnica tiene limitaciones inherentes: «Básicamente, estamos midiendo la sombra del planeta».
El problema, según el equipo de Han, radica en que la luz de estrellas vecinas puede contaminar la señal de la estrella principal, haciendo que el planeta parezca más pequeño. Como los planetas grandes bloquean más luz, esta contaminación lleva a subestimar el tamaño real de los exoplanetas.
Para llegar a estas conclusiones, Han y su equipo analizaron datos del Satélite de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito (TESS) de la NASA. Reunieron cientos de estudios sobre exoplanetas descubiertos por TESS y los clasificaron en función de cómo se midió su radio. Utilizando modelos computacionales y datos adicionales del satélite Gaia, el equipo calculó cuánto afectaba la contaminación lumínica a las mediciones de TESS.
Los resultados fueron claros: muchos exoplanetas son más grandes de lo que se pensaba inicialmente. Esto tiene consecuencias directas sobre nuestra comprensión del universo.
«Esto plantea la pregunta: ¿qué tan comunes son realmente los planetas del tamaño de la Tierra?», reflexionó Robertson. En el caso de los sistemas con un solo planeta detectado por TESS, solo tres eran considerados de tamaño y composición similares a la Tierra.
Con los nuevos hallazgos, todos resultan ser más grandes.
Esto no solo reduce el número potencial de planetas «terrestres» detectados, sino que sugiere que muchos de ellos podrían pertenecer a una clase diferente: los llamados mundos acuáticos. Estos planetas, cubiertos enteramente por océanos, tienden a ser más grandes y podrían no poseer las condiciones necesarias para sostener vida compleja.
También podrían tratarse de planetas gaseosos, como Urano o Neptuno, lo que disminuye aún más su habitabilidad.
Aunque los mundos acuáticos no están excluidos como candidatos para la vida, su composición y características podrían dificultar el desarrollo de ecosistemas comparables a los de la Tierra. Esto podría afectar cómo se priorizan las observaciones futuras con telescopios avanzados como el James Webb Space Telescope.
«Este hallazgo tiene implicaciones importantes para nuestra comprensión de los exoplanetas, incluyendo la priorización de observaciones de seguimiento y la polémica existencia de una población galáctica de mundos acuáticos», concluyó Robertson.
Como próximo paso, el equipo de UC Irvine planea reevaluar planetas que anteriormente fueron descartados como no habitables debido a su tamaño. Además, esperan que su investigación sirva como advertencia a otros astrónomos sobre la necesidad de interpretar con cautela los datos obtenidos por misiones como TESS.
Este estudio fue financiado en parte por la NASA y se espera que tenga un impacto duradero en cómo se diseñan y evalúan las futuras misiones de búsqueda de vida más allá del sistema solar.