Cabo Cañaveral (Florida).- Un satélite de reciente lanzamiento, aproximadamente del tamaño de una camioneta pickup, impulsado por la NASA y sus socios internacionales, ya está proporcionando información oceánica y atmosférica vital para optimizar los pronósticos de huracanes, salvaguardar la infraestructura crítica y beneficiar actividades comerciales esenciales como el transporte marítimo. 

Este aparato, el satélite Sentinel-6B, despegó exitosamente a bordo de un cohete SpaceX Falcon 9 desde el Complejo de Lanzamiento 4 Este en la Base de la Fuerza Espacial Vandenberg, en California central, el 16 de noviembre. El contacto inicial y la confirmación de que todos los sistemas funcionaban con normalidad se estableció aproximadamente una hora y media más tarde, con una estación terrestre en el norte de Canadá.

La misión es crucial porque «entender los patrones de las mareas hasta el nivel de la pulgada es crítico para proteger la forma en que usamos nuestros océanos todos los días en la Tierra», según Nicky Fox, administradora asociada de la Dirección de Misiones Científicas en la sede de la NASA en Washington. 

Sentinel-6B continuará el legado establecido por el Sentinel-6 Michael Freilich, el cual fue lanzado en 2020 y posteriormente se convirtió en el satélite de referencia oficial para las mediciones globales del nivel del mar. El satélite de referencia proporciona mediciones de la altura de la superficie del mar contra las cuales se comparan las mediciones de otros satélites para garantizar la precisión. 

Sentinel-6B tomará el relevo del Michael Freilich. Además de su enfoque oceanográfico, el nuevo satélite contribuirá a que el regreso de los astronautas a casa sea más seguro, incluyendo a la tripulación de las misiones Artemis a la Luna.

Las observaciones de la altura del mar que proporcionará el Sentinel-6B son fundamentales para las predicciones de inundaciones en los Estados Unidos, las cuales son esenciales para proteger la infraestructura costera, las propiedades inmobiliarias, los sitios de almacenamiento de energía y otros activos situados en las costas. 

Aunque los niveles del mar varían significativamente de un lugar a otro, este satélite tiene la capacidad de ofrecer mediciones precisas tanto a escalas locales como globales, llevando a cabo esta tarea desde cientos de millas de altura en la órbita baja terrestre.

El proyecto Sentinel-6/Jason-CS (Continuidad de Servicio) es una colaboración masiva que involucra a múltiples agencias internacionales. Los socios principales incluyen la NASA, la ESA (Agencia Espacial Europea), EUMETSAT (Organización Europea para la Explotación de Satélites Meteorológicos) y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA). 

Además, la misión forma parte de la familia de misiones Copernicus de la Unión Europea. Esta colaboración entre socios es considerada clave para el éxito de una misión de tal calibre, y el logro demuestra lo que se puede alcanzar cuando las agencias y las industrias internacionales trabajan conjuntamente hacia un objetivo compartido. 

Simonetta Cheli, directora de los Programas de Observación de la Tierra de la ESA, señaló que Sentinel-6B asegurará la recolección continua de datos de alta precisión necesarios para comprender el clima cambiante, salvaguardar los océanos y apoyar decisiones que protejan a las comunidades costeras en todo el mundo.

Junto con su predecesor, los dos satélites conforman la misión Copernicus Sentinel-6/Jason-CS, la más reciente en una serie de misiones de altimetría de radar de observación oceánica que han monitoreado los mares cambiantes de la Tierra desde principios de la década de 1990. 

Las capacidades del Sentinel-6B van más allá de la medición de la altura del mar; el satélite también proporcionará información crucial sobre las velocidades del viento, la altura de las olas, la temperatura atmosférica y la humedad. 

Un aspecto notable de la ciencia que permite esta misión es la relación entre la temperatura del agua y su expansión: dado que el agua se expande al aumentar su temperatura, los investigadores pueden determinar qué partes del océano están más cálidas basándose en dónde la altura de la superficie del mar es mayor.

Este conocimiento, combinado con los datos obtenidos de otros instrumentos, resulta invaluable para pronosticar el clima marino, incluido el desarrollo de huracanes, ya que estos se intensifican con el agua más cálida. 

Asimismo, las grandes corrientes oceánicas son más altas que las aguas circundantes debido a sus temperaturas elevadas, lo que significa que las mediciones de la superficie del mar pueden arrojar luz sobre las interacciones entre corrientes específicas, como la Corriente del Golfo, y las olas cercanas. Donde estas se encuentran, el mar puede volverse más agitado, lo que representa un peligro incluso para las embarcaciones más grandes. Karen St. Germain, directora de la División de Ciencias de la Tierra de la NASA, destacó que Sentinel-6B es un testimonio del valor de las misiones de asociación de la NASA para poner información satelital y ciencia accionable en manos de los responsables de la toma de decisiones en tierra. 

Los datos recopilados informarán decisiones críticas para las comunidades costeras, la navegación y pesca comercial, la defensa nacional y la preparación y respuesta ante emergencias.

El Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, una división de Caltech en Pasadena, contribuyó con tres instrumentos científicos idénticos para cada satélite Sentinel-6: el Radiómetro de Microondas Avanzado, el Sistema Global de Navegación por Satélite – Ocultación por Radio, y la matriz de retrorreflectores láser. 

La NASA también proporcionó servicios de lanzamiento, sistemas terrestres que apoyan la operación de los instrumentos científicos de la NASA, los procesadores de datos científicos para dos de estos instrumentos, y apoyo para los miembros estadounidenses de los equipos científicos internacionales. 

Además de los socios ya mencionados, la agencia espacial francesa CNES (Centre National d’Études Spatiales) contribuyó con soporte técnico. El programa Copernicus, al que pertenecen las misiones Sentinel, es el programa de observación de la Tierra de la Unión Europea liderado por la Comisión Europea. 

Cuando el Sentinel-6B alcance su elevación operativa, volará aproximadamente 30 segundos detrás del Sentinel-6 Michael Freilich, que lleva instrumentos científicos idénticos. Una vez que la misión finalice la calibración cruzada de los datos recopilados por ambos satélites, el Sentinel-6 Michael Freilich se moverá a una órbita diferente, y Sentinel-6B asumirá el papel de satélite de referencia oficial. Orbitará la Tierra unas 13 veces al día a 830 millas (1.336 kilómetros) sobre la superficie. 

El Sentinel-6B demostrará las versátiles aplicaciones de la ciencia de la Tierra que son posibles gracias a la tecnología espacial diseñada por expertos. Se espera que la potente suite de instrumentos del satélite mida alrededor del 90% de los océanos de la Tierra con una precisión de fracciones de pulgada, continuando así la adición a un conjunto de datos vitales de los que dependen Estados Unidos y una creciente comunidad global.

El trabajo que realiza Sentinel-6B es como tener un medidor de presión arterial de precisión colocado en el corazón azul del planeta, monitorizando cada pequeña fluctuación para poder diagnosticar y predecir los efectos del calentamiento global y las amenazas costeras mucho antes de que se conviertan en una crisis.

Este artículo fue elaborado con la ayuda de herramientas de inteligencia artificial y revisado por un editor de Hispanos Press.