Un año de paz e incumplimientos en Colombia - el balance amargo de las FARC
El excomandante de las FARC Pastor Alape, en entrevista con la AFP en Bogotá el 15 de noviembre de 2017 © AFP Raul ARBOLEDA

Bogotá (AFP) – Teatro Colón, 24 de noviembre de 2016. Pastor Alape, con media sonrisa, aplaude la firma que puso fin a 53 años de lucha guerrillera en Colombia. Un año después, el exnegociador de las FARC exuda molestia. La paz no avanza como esperaban.

«El gobierno y el Estado le han incumplido al país. Las FARC hemos dado todo y mucho más de lo que hemos podido», afirma Alape, dirigente y negociador del acuerdo que transformó la poderosa guerrilla comunista en el partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC).

Tan cuestionado como defendido, el pacto completa un año y los rebeldes ya entregaron los fusiles y han pedido perdón. Pero el Congreso, con una inestable mayoría oficialista, todavía no reglamenta la jurisdicción especial que juzgará los delitos más atroces del sangriento conflicto.

Ese sistema prevé que los responsables – militares o guerrilleros- que confiesen sus crímenes, reparen a las víctimas y se comprometan a nunca más ejercer la violencia, reciban penas alternativas a prisión.

Tampoco han despegado las reformas rurales y políticas contenidas en el pacto que sobrevivió al rechazo en plebiscito. Mientras tanto, la FARC prepara su estreno electoral en 2018 con las encuestas en contra (Un 79% de imagen desfavorable según Gallup) y la zozobra de miles de excombatientes en zonas rurales.

En un hotel de Bogotá, Alape, de 58 años, comparte su balance. Aun con el riesgo de crisis, es tajante: la guerra terminó, y contrario a lo que podría pensarse, de entrada no plantea un proyecto socialista para Colombia. A continuación extractos de la entrevista exclusiva con la AFP.

– ¿Ustedes han cumplido?

– «Cumplimos rigurosamente. El gobierno no ha cumplido en ese sentido y no ha cumplido, para ser benévolo, porque no hay una unificación en el conjunto, no hay una visión clara, eso quiere decir que no tiene una estrategia de paz para la implementación. Tenía una estrategia de negociar la desmovilización de la organización, la dejación de armas.

– Aceptaron dejar las armas antes. ¿Se equivocaron?

– «Las FARC tienen hoy una ventaja ética, y es malo decirlo, frente al Estado, frente a la dirigencia de este país que cada día muestra su incapacidad, su perversión para gobernar».

– ¿Perversión?

– «Es perverso lo que han hecho en el Congreso. No se puede entender que unos legisladores que fueron elegidos para conducir al país a mejores condiciones, estén atravesándose para que el país regrese a los tiempos oscuros, a los tiempos del despeñadero».

– ¿Cómo está el ánimo de los excombatientes?

– «Aquí hay bastante preocupación no solamente en la comunidad de excombatientes, sino también en la comunidad en general, porque en los territorios hay la esperanza de que en este nuevo momento de la historia seamos capaces de reincorporar el Estado a sus funciones sociales, políticas, económicas, no en su presencia militar que es como históricamente se ha conocido».

– ¿Si fracasa la implementación se reactivará la guerra?

– «Aquí no hay más espacios para la guerra. Aquí el espacio es para la paz y por eso todos los días reiteramos que la mejor decisión que tomamos fue meternos con fuerza en la construcción de paz, enfrentando todos los obstáculos (…) pero lo estamos haciendo con mucha entereza, con mucha firmeza y convicción».

– «El país requiere pragmatismo político» –

– ¿Qué opina de la actuación del presidente Juan Manuel Santos?

– «Creo que es un hombre que en cuanto a la paz hizo grandes esfuerzos, pero con una política económica y social muy impopular, fracasada diría yo».

– ¿Y de Estados Unidos?

– «Empezó apoyando este proceso, ahora este gobierno (de Donald Trump) se ha venido enredando y creemos que no ha hecho una lectura acertada del desarrollo de paz en Colombia, pero creemos que va a tener que replantear su política porque es lo único que hay para mostrar en el mundo en cuanto a procesos (de paz)».

– ¿Qué plantearán en elecciones?

– «Somos muy objetivos y claros del momento político. Socialismo no se puede construir si no avanzamos en unas condiciones sociales de conciencia, de cultura y del campo productivo (…) Y aquí lo urgente, lo que requiere este país es modernizar sus capacidades productivas (…), en otras palabras, construir civilización que es lo que no tenemos».

– ¿Entonces no habrá una propuesta socialista?

– «Nos hemos movido en el pragmatismo político y eso es lo que requiere el país, y eso es lo que necesitamos, independientemente (de) que la proyección sea el socialismo, pero ahora urgentemente en estos diez, veinte años necesitamos poder reincorporar el Estado con unas capacidades de gestión en los territorios que han estado aislados».