La Grita (Venezuela) (AFP) – María Villamizar llegó a pensar lo «peor» cuando oyó que 16 personas habían desaparecido en La Grita, ciudad agrícola donde vive en Venezuela famosa por ser un punto de encuentro de peregrinos católicos.

Sintió alivio cuando supo que el jueves se localizó a ese grupo, que se había aislado en un retiro religioso tan hermético que colmó a Venezuela de rumores y llevó a movilizar tropas, canes y drones para encontrarlo.

«Es algo impactante porque nunca habíamos escuchado aquí de algo así (…). Pensábamos lo peor», dijo este viernes a la AFP Villamizar, trabajadora pública en esta ciudad de 90.000 habitantes en el estado Táchira, fronterizo con Colombia.

Las personas reportadas como desaparecidas, entre ellas una bebé de 20 días, salieron el 22 de agosto a un retiro religioso y fueron encontradas en una finca en una zona montañosa.

Versiones de prensa decían durante la búsqueda que se trataba de «fanáticos religiosos» que esperaban «el fin del mundo»; hipótesis que se viralizó en las redes sociales entre rumores cada vez más raros. Incluso se hablaba de un culto a «extraterrestres».

«Gracias a Dios están bien», agregó Villamizar en el Santuario del Santo Cristo de La Grita, construido entre montañas en honor a una figura de Jesucristo crucificado que data de 1610, a la que los fieles católicos le atribuyen múltiples «milagros». Un pasillo de enormes vitrales lleva a una capilla.

«Había zozobra» entre «teorías muy locas», comenta Deivis Márquez, de 30 años, diácono de la Basílica del Espíritu Santo, la iglesia donde está esa icónica figura de madera de Cristo, a un costado de la céntrica Plaza Bolívar.

«Para nosotros fue una gran alegría», continúa, que aparecieran las personas perdidas, que viven en La Grita y sus alrededores.

Los peregrinos decidieron dejar en casa sus teléfonos celulares para evitar ser perturbados en su retiro, informaron este viernes las autoridades.

El padre de dos de los seis menores que había en el grupo de desaparecidos presentó una denuncia ante la imposibilidad de comunicarse con ellos, dijo a la AFP una fuente de la policía científica. Los padres de otro, un adolescente de 13 años, sostienen que había sido llevado a la actividad sin su permiso.

«Donde quiera que uno se sentaba» había gente conversando del asunto, cuenta María Isabel Rolón, de 53 años, en un puesto callejero en el que vende frente a la basílica cuadros y estampitas del emblemático Cristo.

«Sorprendidos» –

Los feligreses rezaban un rosario al momento que fueron encontrados por policías en una finca llamada El Rodeo, relata Yesnardo Canal, director regional de Protección Civil.

Cuando los agentes les mostraron videos del revuelo alrededor de su caso, expresa Canal, «los niños, inocentemente, manifestaban que eran famosos, pero los adultos se avergonzaban» y muchos «pidieron disculpas».

«Ellos se encontraron sorprendidos (…), lo que menos pensaban es que estaba sucediendo todo esto», añade.

Se cerró así un despliegue especial lanzado el martes con la actuación de más de 160 efectivos policiales y militares y funcionarios de Protección Civil, que peinaron con apoyo de drones y brigadas caninas un área de 364 kilómetros, dijo el general de división José Martínez Campos al dar balance de la operación.

Las familias García y Luna «se encontraban en perfecto estado de salud», manifestó Martínez Campos.

Los 16 fueron trasladados en la madrugada del viernes de vuelta a La Grita, donde se les hicieron exámenes médicos y psicológicos.

«No fue un show» –

La policía científica entrevistó a las personas encontradas a su retorno a La Grita. Las autoridades no dieron detalles de ello.

«Lo que queríamos es que el niño apareciera y ya de aquí en adelante los entes gubernamentales tomarán sus medidas», declaró a la prensa Yeilen Gutiérrez, tía del chico de 13 cuyos padres denunciaron que fue llevado sin permiso. «No era un show (…). No era un juego, era un niño que estaba desaparecido», ahondó.

La Grita, después de días de agitación, recupera la calma.

«(Son) personas profundamente religiosas (…), podemos asumirlo como un retiro espiritual», dijo Juan Escalante, alcalde del municipio Jáuregui, al que pertenece La Grita. «Es importante que recibamos a estas familias de brazos abiertos».

La Grita es un polo agrícola importante en Venezuela y a la vez tiene una mística particular para la feligresía católica.

Todos los años, el 6 de agosto, la ciudad recibe a centenares de peregrinos que van a dar «gracias» al Cristo de La Grita por sus «favores».

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