Washington (DC).- El reciente informe del Índice Planeta Vivo sobre peces migratorios de agua dulce, publicado por organizaciones como la World Fish Migration Foundation y WWF, ha revelado datos alarmantes: un descenso promedio del 81% en las poblaciones de estas especies desde 1970 hasta 2020. 

Este dramático declive no solo afecta la biodiversidad de nuestros ríos y lagos, sino que también pone en peligro la seguridad alimentaria y los medios de vida de millones de personas alrededor del mundo.

La disminución más severa se ha registrado en América Latina y el Caribe, donde las poblaciones han caído en un estremecedor 91%. Europa también enfrenta una significativa reducción del 75%. 

Estas cifras subrayan una urgente necesidad de acción colectiva para contrarrestar la extinción de estas especies cruciales para muchos ecosistemas.

La pérdida y degradación del hábitat, principalmente por la fragmentación de los ríos con represas y otras barreras, y la conversión de humedales para uso agrícola, se identifican como las principales amenazas. 

Además, la sobreexplotación y los crecientes niveles de contaminación, junto con los impactos cada vez más severos del cambio climático, continúan presionando a estas especies al borde de la extinción.

«La catastrófica disminución de las poblaciones de peces migratorios es una ensordecedora llamada de atención para el mundo. Debemos actuar ahora para salvar estas especies clave y sus ríos», advierte Herman Wanningen, fundador de la Fundación Mundial para la Migración de Peces.  

Wanningen destaca la importancia de estos peces no solo desde el punto de vista ecológico, sino también cultural y económico, especialmente para muchas comunidades indígenas que dependen directamente de estos recursos naturales.

Por su parte, Michele Thieme, subdirectora de agua dulce de WWF-US, enfatiza la necesidad de dar prioridad a la protección, restauración y conectividad de los ríos. 

«Unámonos en este esfuerzo crucial, guiados por la ciencia y el compromiso compartido, para garantizar la abundancia para las generaciones venideras”, apela Thieme.

Afortunadamente, no todo es pesimismo. Aproximadamente un tercio de las especies monitoreadas han mostrado aumentos en sus poblaciones, gracias a los esfuerzos de conservación y una gestión mejorada. 

Por ejemplo, en Europa y Estados Unidos se han eliminado miles de represas y otras barreras fluviales en las últimas décadas, lo que ha permitido mejorar significativamente la salud y resiliencia de muchos ríos.

Este año, Europa ha eliminado un récord de 487 barreras fluviales, y en Estados Unidos, las mayores eliminaciones de represas en la historia están en curso a lo largo del río Klamath. 

Estas acciones no solo son soluciones rentables y generadoras de empleo, sino también esenciales para revertir la preocupante tendencia de pérdida de biodiversidad.

Mientras que el panorama para las especies de peces migratorios de agua dulce parece desolador, las acciones decisivas y coordinadas a nivel global pueden ofrecer esperanza. Con el próximo Día Mundial de la Migración de Peces el 25 de mayo, se abre una oportunidad para reforzar la conciencia y el compromiso hacia la conservación de nuestra preciada biodiversidad acuática.