Ginebra (Suiza).- El hambre en el mundo ha experimentado un preocupante aumento desde 2019, según revela el informe “El Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo” (SOFI) publicado por cinco agencias especializadas de las Naciones Unidas 

Actualmente, aproximadamente 735 millones de personas se enfrentan a la hambruna, lo que representa un incremento de 122 millones de personas en comparación con el año 2019.

La recuperación de la pandemia mundial ha sido desigual, y la guerra en Ucrania ha afectado a la disponibilidad de alimentos nutritivos y dietas saludables”, dijo QU Dongyu, Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

“Esta es la ‘nueva normalidad’ en la que el cambio climático, los conflictos y la inestabilidad económica están alejando a las personas marginadas todavía más de la seguridad. No podemos seguir haciendo simplemente lo que se ha hecho toda la vida”.

Este aumento alarmante se atribuye a una combinación de factores, incluyendo la pandemia de COVID-19, los impactos repetidos de eventos climáticos extremos y los conflictos en diferentes regiones del mundo.

La guerra en Ucrania, en particular, ha contribuido a esta situación de crisis alimentaria. Estos eventos han generado una creciente inseguridad alimentaria a nivel global y han puesto en peligro el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente el objetivo de poner fin al hambre para el año 2030.

Si bien se han observado avances en la reducción del hambre en Asia y América Latina, la situación empeora en Asia Occidental, el Caribe y en todas las subregiones de África.

África sigue siendo la región más afectada, con una de cada cinco personas padeciendo hambre, más del doble del promedio mundial.

El informe también destaca que el acceso a dietas saludables ha empeorado en todo el mundo. 

Más de 3.1 mil millones de personas, es decir, el 42% de la población mundial, no pueden permitirse una alimentación nutritiva en 2021, lo que representa un aumento de 134 millones de personas en comparación con 2019.

La malnutrición infantil sigue siendo un problema grave, ya que millones de niños menores de cinco años sufren de desnutrición. En 2022, se registraron 148 millones de niños con retraso en el crecimiento, 45 millones con desnutrición aguda y 37 millones con sobrepeso.

“La emaciación infantil sigue siendo inaceptablemente elevada y no se han realizado progresos en la reducción del sobrepeso infantil”, dijo Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

 Necesitamos políticas públicas, inversiones y medidas específicas a fin de crear entornos alimentarios más saludables para todos”.

Si no se toman medidas urgentes, se estima que para 2030 aún habrá alrededor de 670 millones de personas (8% de la población mundial) que sufrirán de hambre, lo cual representa un número similar al de 2015, cuando se lanzó la meta de poner fin al hambre y la malnutrición.

Esta crisis alimentaria requiere una respuesta global intensa e inmediata para abordar las causas subyacentes de la inseguridad alimentaria y fortalecer la resiliencia ante las crisis y los impactos adversos. 

Es necesario transformar los sistemas agroalimentarios y promover un enfoque integral para alcanzar los ODS.

“Un mundo sin hambre es posible”, dijo Álvaro Lario, Presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).  

“Lo que nos falta son las inversiones y la voluntad política para llevar a la práctica soluciones a gran escala. Podemos erradicar el hambre si se convierte en una prioridad mundial”.

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