Río de Janeiro (AFP) – Iran Ferreira, más conocido como Luva de Pedreiro, ha conquistado a millones con videos en redes sociales en los que exhibe sus habilidades con el balón al pie, cubriendo siempre sus manos con guantes, pese al abrasador sol del nordeste de Brasil.

Su éxito raudo lo ha acercado a astros como Neymar, Ángel Di María o Ronaldinho Gaúcho y le ha supuesto contratos millonarios con tan solo 20 años y un origen humilde.

Pero los últimos meses del autoproclamado «mejor influenciador» de fútbol del mundo han sido una montaña rusa y han puesto en evidencia el universo complejo de estas figuras de la red.

El martes, el joven anunció a sus más de 40 millones de seguidores en Instagram, TikTok y YouTube, el mayor número para un influenciador deportivo brasileño, que pararía de publicar videos para volver «a vivir su vida normal».

«Voy a concluir los trabajos que acordé con las marcas con las que estoy, pero, después de eso, no haré más videos», aseguró, en unas declaraciones que suavizó después diciendo que volverá a grabar en algún momento.

El influenciador eliminó las decenas de piezas que publicó desde el año pasado en Instagram, donde le siguen 18,4 millones de usuarios, y que solían terminar con la palabra «Receba» («Toma esa», en español).

Aquella expresión se convirtió en una de sus marcas personales, junto a los guantes (en portugués se les dice «luvas», de ahí su apodo) y a la forma en que festeja sus piruetas futbolísticas, imitadas por jugadores internacionales como los alemanes Serge Gnabry y Joshua Kimmich.

El jueves Pedreiro volvió a aparecer al compartir una historia en la que se quejaba de no tener «un solo minuto de paz», luego de que se rumoreara que su decisión era una estrategia de mercadeo o para romper con su representante, la leyenda brasileña de futsal Falcão.

Anuncio sorpresivo –

La pausa, que sus asesores achacaron a problemas personales y exceso de trabajo, se convirtió en objeto de debate en Brasil e incluso fue lamentada por el FC Barcelona, que aseguró en TikTok que echaría de menos «su increíble energía».

Pero sobre todo fue una sorpresa, porque llegó días después de que finalizara una gira comercial por Europa y Asia y se convirtiera en embajador de la multinacional deportiva Adidas.

También ocurrió luego de sellar el acuerdo de representación con Falcão, tras cortar abruptamente en junio la relación con su anterior mánager, Allan de Jesus, una ruptura que llegó a la justicia.

«Voy a ser influenciador el resto de mi vida», había dicho además la estrella digital en una entrevista con la AFP el domingo en Rio de Janeiro, dos días antes de anunciar la pausa.

Aunque afirmó que tenía mucho trabajo, en el encuentro se mostró alegre y orgulloso de un par de producciones que pronto saldrán a la luz y sobre las cuales no dio pistas.

Precio del éxito –

Iran Ferreira nació en la empobrecida comunidad de Quijingue, en el estado de Bahia.

Las polvorientas calles y potreros de su tierra suelen ambientar sus videos, en los que exhibe sus dotes de futbolista frustrado y que acompaña con una jerga y gestos particulares, por ejemplo moviendo los brazos para formar cruces.

Su éxito fue meteórico: en marzo de 2021 posteó un video en TikTok que de un día para otro alcanzó 30 millones de visualizaciones.

Luego empezó a colonizar las otras plataformas, superando en alguna pieza los 100 millones de reproducciones.

Resultado: ahora vive en uno de los barrios nobles de Recife, capital del estado de Pernambuco, también en el litoral nordeste, se codea con famosos y viaja por el mundo.

«Nunca esperé ganar dinero con esto. No le veía mucho futuro. Gracias a Dios puedo disfrutar un poco de la fama y el trabajo», sostuvo a la AFP.

Pero lo que empezó como una diversión se tornó en responsabilidades que probablemente nunca imaginó tener.

«Los jóvenes que entran en ese universo sin buscarlo, que es un poco el caso de Luva de Pedreiro, se encuentran con el mercado profesional, publicitario, que es muy diferente del uso divertido de las redes sociales», explica Issaaf Karhawi, autora del libro «De bloguera a influenciadora».

«Muchos influenciadores tienen que lidiar con discursos de odio, con tantos ‘haters’… por lo que entran en juego cuestiones de salud mental. Lo sucedido muestra que hay cosas mucho más complejas que tener millones de seguidores en las redes».

Contenido relacionado