Iglesia católica llama a unir Argentina en misa con Macri y Fernández
El presidente saliente de Argentina, Mauricio Macri (2º de IaD), y el electo, Alberto Fernández (2º de DaI), junto a sus parejas, Juliana Awada (I) y Fabiola Yáñez (D), respectivamente, en una misa frente a la Basílica de Luján, a 70 km al oeste de Buenos Aires © NOTICIAS ARGENTINAS/AFP Juan VARGAS

Buenos Aires (AFP) – El presidente saliente de Argentina, Mauricio Macri, y el electo, Alberto Fernández, escucharon el domingo una exhortación de la Iglesia católica a unir al país y evitar la destrucción de los adversarios, en una misa a dos días del traspaso del poder.

«El respeto al otro es la base de la sociedad. Debemos mantener la unidad y la paz. No caer en la tentación de querer destruir al otro», dijo en su homilía el arzobispo Jorge Scheinig, en una ceremonia al aire libre frente a la Basílica de Luján, a 70 km al oeste de Buenos Aires, ante centenares de fieles.

Macri y Fernández, rivales en las pasadas elecciones del 27 de octubre, se sentaron uno al lado del otro y varias veces se hicieron comentarios al oído. No formularon declaraciones. Estuvieron en la misa sus parejas, Juliana Awada y Fabiola Yáñez, respectivamente, además de miembros de ambos gabinetes.

Scheinig convocó a los gobernantes a que «los pobres sean los hermanos más cuidados». La pobreza aumentó de un estimado de 26% a más de 35% en los cuatro años del mandato de Macri, según cifras oficiales.

Una coalición de peronistas de centroizquierda y centroderecha ganó con el 48% de votos contra 40% de la alianza oficialista de derechistas y socialdemócratas, un fracaso para Macri en su intento de reelección en un país en crisis por la inflación, la deuda, el desempleo y la pobreza.

«La patria somos todos. Ninguna persona o grupo en soledad o aislado es la patria», afirmó el arzobispo.

En otro párrafo de su homilía dijo: «Mucho nos ayudará alcanzar juntos un pacto social», una iniciativa prometida por Fernández para sentar en una gran mesa de concertación al Estado junto con sindicatos y empresas.

«Somos conscientes que lo que viene, lo que ya estamos viviendo en el mundo, en nuestra América Latina, no es fácil», señaló Scheinig.

«Estamos agotados de tantos desencuentros y peleas. La unidad es necesaria para salir del laberinto en que nos encontramos», exhortó el prelado, que llamó a «no quedar atrapados en una telaraña en la que pueden convivir sin culpa el deshonesto, el corrupto, el inmoral y el corruptor».

El cambio de gobierno se produce en momentos en que la inflación anual se duplicó de 25% a 50% en cuatro años, con alza del desempleo de 5,9% a 10,6% y una ola de quiebras empresariales y comerciales. La economía se desplomará 3,1% este año y la deuda se ha duplicado, según el Fondo Monetario Internacional (FMI) y calificadoras de riesgo