Buenos Aires (AFP) – Veintiséis años después del atentado contra la sede del centro israelita AMIA, que causó 85 muertos y 300 heridos en Buenos Aires, la dirigencia de la comunidad judía argentina renovó su reclamo de justicia y pidió a la región «acciones concretas» contra el Hezbolá.

«Conocemos la parte de la verdad. Falta la justicia. Es largo el camino por recorrer», declaró este viernes Ariel Eichbaum, presidente de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), en un inédito acto virtual debido a la pandemia del coronavirus, transmitido por redes y canales de noticias.

El acto se realizó en la víspera del 18 de julio, que este año cae en sábado, Shabat, día de descanso en el judaísmo. Se inició a las 09H53 locales (12H53 GMT), la hora en que aquel lunes 18 de julio de 1994 voló la sede de la AMIA, en plena zona comercial del barrio de Once, por el impacto de una camioneta cargada de explosivos.

Tras la lectura de los 85 nombres de las víctimas, se transmitió un mensaje grabado del exmandatario español Felipe González, quien llamó a «mantener la memoria y la solidaridad».

«Deuda de la democracia»

Eichbaum fue recibido esta semana por el presidente Alberto Fernández en un encuentro al que fueron invitados el padre de Sebastián Barreiros, quien murió cuando pasaba caminando por la puerta de la AMIA y con cinco años fue la víctima más joven, y Ana Weinstein, una sobreviviente.

«Necesitamos conocer la verdad sobre el atentado porque mientras la Justicia no se concrete no estaremos tranquilos», afirmó Fernández en una entrevista con el Comité Judío Americano difundida por el gobierno, al reconocer «una deuda de la democracia para con la Argentina».

Argentina ha atribuido el atentado a ex altos funcionarios iraníes, entre ellos el expresidente Alí Rafsanjani, y al movimiento chiíta libanés Hezbolá, hipótesis sostenida por la dirigencia judía argentina y por Israel.

Pero la investigación judicial quedó envuelta en una maraña de denuncias por supuesto desvío de pistas, causas por encubrimiento y procesos anulados, que llevaron a que 26 años después no haya ni un detenido por el atentado más cruento de la historia argentina. En 1992, otro ataque había volado la embajada de Israel en Buenos Aires, causando 22 muertos y 200 heridos.

Argentina tiene la mayor comunidad judía de América Latina, con unos 300.000 integrantes.

«Acciones concretas»

Eichbaum destacó que con la designación de Hezbolá como «grupo terrorista» de parte de Argentina en 2019 «se comenzó a marcar el rumbo en la región, que ya han seguido Paraguay, Honduras, Guatemala, y Colombia». También Alemania se ha sumado.

El dirigente pidió a las «repúblicas hermanas de Brasil y Uruguay que también tomen acciones concretas contra Hezbolá».

«Hezbolá no es una amenaza del pasado, es una amenaza presente», advirtió el titular de la AMIA, dirigida por la ortodoxia religiosa, al sostener que la organización «sigue operando en la zona de la Triple Frontera (Argentina, Brasil, Paraguay)».

Al hablar desde la sede reconstruida de la AMIA, acusó a Irán de ser «patrocinadora y cómplice del Hezbolá».

Irán siempre se negó a que los exfuncionarios sean investigados. Se sospecha que además los autores tuvieron una poderosa conexión local que no fue investigada.

Un memorándum de entendimiento con Irán firmado en 2012 por la exmandataria Cristina Kirchner (2007-2015), ahora vicepresidenta, buscó que los acusados pudiesen ser indagados fuera de Argentina, según sus autores.

Pero ese memorándum nunca se aplicó y luego se investigó como un caso de encubrimiento y traición a la patria. Esta causa quedó envuelta por denuncias de graves irregularidades que ahora analiza un tribunal.

«Yo critiqué mucho (el memorándum con Irán). En el fondo fue la búsqueda de tratar de destrabar el problema que existía de que no enviaban a los acusados a declarar y a encontrar una solución», dijo Fernández en defensa de su vicepresidenta.

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