Washington (AFP) – El total de familias migrantes arrestadas por cruzar de forma ilegal la frontera entre México y Estados Unidos subió 38% en agosto con respecto a julio, según datos oficiales que mostraron que el flujo se mantuvo, pese a los esfuerzos del gobierno estadounidense por frenar las llegadas.

El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) informó este miércoles que más de 12.700 personas que cruzaron la frontera sin documentos de inmigración fueron arrestadas el mes pasado, la cifra más alta para un mes de agosto.

Las cifras del mes pasado muestran un fuerte incremento con respecto al mismo mes de 2017, pese a las temperaturas más altas de lo normal para este época del año.

Después de que el presidente estadounidense Donald Trump lanzó un política de «tolerancia cero» frente a la inmigración clandestina, más de 2.300 menores fueron separados de sus padres, que habían cruzado ilegalmente la frontera estadounidense.

La violencia en Centroamérica, especialmente en el llamado Triángulo del Norte (El Salvador, Honduras y Guatemala), ha empujado a familias enteras, y en muchos casos a niños solos, a huir, emprendiendo un peligroso viaje hacia Estados Unidos.

Los grupos de derechos humanos y la ONU han condenado reiteradamente la separación de las familias por constituir un abuso contra los derechos de los menores.

Después de que los tribunales estadounidenses ordenaran al gobierno frenar las separaciones, el flujo aumentó.

– «No se van ni son sacadas» –

Según Tyler Houlton, portavoz del DHS, las cifras de agosto son un claro indicador de que «los flujos migratorios están respondiendo a vacíos» en el sistema legal.

«Los traficantes entienden nuestras quebrantadas leyes de inmigración mejor que nadie y saben que si una familia entra ilegalmente en territorio estadounidense tiene posibilidad de ser liberada al interior del país y que el Departamento está obligado a liberar a las familias 20 días después de su arresto».

«Sabemos que la gran mayoría de las unidades familiares que han sido liberadas, pese a no tener el derecho a permanecer bajo ningún estatuto legal, no se van ni son sacadas», dijo Holton.

Esta semana, el fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, anunció que planea aumentar en un 50% los jueces dedicados a la inmigración y celebró que junto con los magistrados ya operativos el país cuenta con «los jueces de inmigración más activos de la historia».

Frente a la ola de indignación que provocaron los llantos de los niños detenidos, Trump dio marcha atrás la mayor parte de las familias fueron reunidas, pero hasta la semana pasada todavía quedaban 416 menores en custodia, según datos judiciales.

«Cientos de niños siguen separados de sus familias por la cruel política de Trump. Incluso después de que las familias son reunidas siguen sufriendo por el trauma», denunció este miércoles el Comité Nacional del Partido Demócrata (DNC).

La semana pasada el gobierno estadounidense dio un primer paso para modificar el acuerdo que limita a 20 días el tiempo máximo de detención para los niños migrantes.