Buenos Aires (AFP) – La majestuosa araña del Teatro Colón de Buenos Aires, una estructura de 1.300 kilos y 735 luminarias, fue descendida este martes de la cúpula de la sala principal para recibir su ritual anual de mantenimiento, días antes de la reapertura al público.

Construida en Europa a finales del siglo XIX la imponente lámpara corona el interior del teatro, considerado una de las salas de ópera más importantes del mundo, donde han resonado voces como las de Enrico Caruso o María Callas y se han presentado directores como Arturo Toscanini o bailarines como Vaslav Nijinsky y Maya Plisetskaya.

La araña está emplazada en la cúpula central de la sala rodeada de frescos del pintor argentino Raúl Soldi.

Esta luminaria cuenta con una parte movible de cinco metros y medio de diámetro y casi cuatro de alto. La completa un plafond fijo de más de siete metros de circunferencia bordados por un centenar de lamparillas suspendidas a 30 metros del público.

Se encendió por primera vez el 25 de mayo de 1908 con el estreno de la ópera «Aída», de Giuseppe Verdi, que inauguró el Teatro Colón, considerado por especialistas como el de mejor acústica del mundo y uno de los más bellos.

La tarea de descenso mediante grúas especiales demandó unos 40 minutos al cabo de los cuales la araña quedó suspendida a la altura de las butacas de la platea principal.

La araña fue diseñada con un corredor oculto en el cielo raso para la ubicación de músicos y cantantes del coro de manera de lograr efectos sonoros especiales.

Operarios especializados se abocaron a la tarea de limpieza y reemplazo anual de las bombillas en una puesta a punto para el reinicio de las funciones el viernes próximo bajo estrictas medidas sanitarias por la pandemia y un aforo reducido a la mitad.

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