Lima (AFP) – La justicia de Perú admitió una demanda por 4.500 millones de dólares de la agencia peruana de defensa del consumidor contra la petrolera española Repsol y otras empresas vinculadas al derrame de unos 12.000 barriles de crudo en el mar en enero.

«El 27 Juzgado Especializado en lo Civil de Lima (…) admitió a trámite la demanda por indemnización por daños y perjuicios presentada por el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (Indecopi), por un monto de USD 4.500 millones», indicó la entidad gubernamental en un comunicado.

El derrame ocurrió el 15 de enero mientras el buque tanque «Mare Doricum», de bandera italiana, descargaba crudo en la refinería de La Pampilla, en Ventanilla, 30 km al norte de Lima y propiedad de Repsol.

La petrolera atribuyó el siniestro al oleaje causado por la erupción volcánica en la isla de Tonga, al otro lado del Océano Pacífico, y el gobierno peruano lo calificó como «desastre ecológico».

El derrame de crudo afectó a más de 700.000 pobladores, pescadores en su mayoría, y obligó al cierre de más de una veintena de playas y decenas de comercios de las zonas al turismo.

Esta demanda fue presentada en mayo por Indecopi contra seis empresas solidariamente: Repsol (España), Mapfre Global Risks (España), Mapfre Perú Compañías de Seguro y Reaseguros (Perú), Refinería La Pampilla (Perú), Transtotal Agencia Marítima (Perú) y Fratelli d´amico Armatori (Italia, armadora del buque tanque involucrado), detalló Indecopi.

El Indecopi reclama 3.000 millones de dólares por daños ambientales y 1.500 millones por daño moral a consumidores, usuarios y terceros afectados.

Repsol no reaccionó de inmediato a la decisión del tribunal, pero tras la presentación de la demanda en mayo, sostuvo que la querella carecía de fundamentos.

«La demanda del Indecopi resulta infundada, improcedente e incongruente», indicó entonces la petrolera en su sitio web. «Sus estimaciones carecen de la más mínima base que soporte las cifras señaladas», subrayó.

La mancha de crudo se esparció por aguas y costas hasta 140 kilómetros al norte de la refinería, provocando la muerte de una cantidad indeterminada de peces, aves y mamíferos marinos.

El buque involucrado permanece anclado frente al puerto del Callao, con prohibión de marcharse de Perú.

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