París (AFP) – La crisis económica provocada por la pandemia del nuevo coronavirus podría desencadenar una serie de cesación de pagos en el mundo, dicen los analistas, que señalaban la crítica situación de los países pobres y destacan las dificultades de países emergentes, miembros del G20, como Brasil, México y Sudáfrica.

«Habrá un cierto número de defaults» después de los de Argentina el viernes pasado y el de Líbano a principios de marzo, explicó a la AFP una fuente experta en negociaciones sobre la deuda soberana.

Los dos países, que no pudieron cumplir con los vencimientos, estaban en dificultades antes de la pandemia y su default ya se daba por hecho.

«El tema ahora es evitar tantos como se pueda, porque las reestructuraciones de la deuda son siempre muy costosas para todos», agrega la fuente que estima que otros países se verán en apuros financieros próximamente.

Por ejemplo, Cuba, que quiere suspender el pago de su deuda con el Club de París hasta 2022, según varias fuentes diplomáticas consultadas por la AFP.

En un estudio reciente, la agencia de calificación estadounidense Fitch predijo «un récord de defaults» de Estados para este año, y estimó que ya se ha igualado el de 2017 con los casos de Líbano, Argentina y Ecuador, país al que considera en default.

Su rival S&P considera que la caída del precio del petróleo ha «debilitado los fundamentos de la deuda soberana, especialmente en los países que ya se enfrentaban a tensiones presupuestarias o dependían de la financiación externa antes de la epidemia».

Ante el miedo por los Estados privados de ingresos petroleros o de materias primas, los países del G20 aceptaron a mediados de abril conceder una moratoria del pago de los servicios de la deuda (intereses) a los 77 países más pobres del mundo.

«La idea es ganar tiempo y permitir desplegar todos los márgenes disponibles para tratar la crisis», subrayó la fuente, que recuerda que estos vencimientos tendrán que pagarlos a partir de 2022 durante tres años.

«Está claro que no es el final de la historia para estos países», reconoció.

«Es probable que en 2021-2022, algunos de ellos tengan que pasar por una fase mucho más profunda de reestructuración de la deuda porque se habrá vuelto insostenible. En algunos casos, puede que ya lo sea», agregó.

¿Efecto dominó?

Pero se teme sobre todo por los grandes países emergentes, algunos de los cuales son miembros del G20.

Según Ludovic Subran, economista jefe de la aseguradora alemana Allianz, «algunos países lograrán mantener una moneda estable y seguir colocando deuda sin problemas, al estar prácticamente ligados a valores refugio» como los «bonos» del Tesoro estadounidense.

Otros, «grandes países emergentes como México, Brasil o Sudáfrica, se encontrarán en una situación un poco difícil y se pondrá a prueba la credibilidad de sus instituciones», advirtió.

Desde el comienzo de la pandemia, las tres agencias de calificación (S&P, Fitch y Moody’s) han rebajado la nota de Sudáfrica, que lleva más de una década en una crisis caracterizada por un crecimiento flojo, el deterioro de las finanzas públicas y un desempleo masivo.

Moody’s y Fitch sancionaron a México a mediados de abril. Pero S&P ha constatado que la «volatilidad ha disminuido» para algunos países emergentes, tras las salidas masivas de capitales del comienzo de la crisis.

Gracias a las políticas de los bancos centrales en Europa y Estados Unidos, muchas economías emergentes también han logrado mantener las tasas bajas durante la pandemia, sin aumentarlas para proteger sus monedas.

Según Subran, el objetivo ahora es impedir que los defaults argentino y libanés se propaguen. «Tengo la impresión de que todo el mundo va a trabajar hombro con hombro para que no suceda. Los países del Norte no tienen interés en dejar desatar una ola de defaults. Perderían demasiado».

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