Menonitas de Paraguay celebran 90 años de su salida de la ex Unión Soviética
Kornelius Neufeld muestra las primeras máquinas agrícolas utilizadas por los menonitas en Filadelfia, Paraguay, el 3 de diciembre de 2019 © AFP Norberto DUARTE

Filadelfia (Paraguay) (AFP) – Descendientes de colonos menonitas asentados en Paraguay celebraron 90 años de su salida de la ex Unión Soviética en 1929 tras la expropiación de sus tierras y la persecución por sus convicciones religiosas por el régimen de Joseph Stalin.

«Nosotros recordamos el 29 de noviembre con una gran fiesta. Es el día en que nuestros ascendientes, 3.885 personas, pudieron abandonar la Unión Soviética, salvar sus vidas y nuestras convicciones religiosas con la Biblia en la mano como motor para superar todas las adversidades», relata Kornelius Neufeld en una entrevista con la AFP.

La celebración en la ciudad de Filadelfia, a unos 500 km de Asunción y en medio de la región del Gran Chaco (oeste de Paraguay), incluyó la apertura de un museo con documentos y fotos y la recreación teatral de aquellos álgidos tiempos de persecución por sus convicciones religiosas.

«Huye ahora si aprecias tu vida y la de tu familia. He visto tu nombre en la lista (negra)», le dijo un simpatizante de su Iglesia a su abuelo en Moscú, cuando aguardaba en la clandestinidad el salvoconducto que lo conduciría hacia la libertad.

Otros 18.000 perseguidos se encontraban diseminados en los suburbios de la capital rusa en la angustiosa espera por el preciado documento.

La alternativa era el tren transiberiano que los deportaría a los campos de concentración de donde muy pocos saldrían con vida.

Kornelius Neufeld, que lleva el nombre y apellido de su abuelo protagonista de aquellas peripecias, cumplió 76 años, y se encuentra retirado de la actividad dirigencial menonita que ejerció por muchos años en la comunidad asentada en Filadelfia.

Se trata del centro urbano más representativo que la colectividad anabaptista posee en Paraguay.

Neufeld fue uno de los organizadores de la conmemoración en la que se recreó la vida de los creyentes en sus escondites ante la amenaza de los «guardias de la revolución» que recorrían los barrios de la capital moscovita en camiones para detenerlos.

Su abuelo, un granjero próspero hasta la irrupción bolchevique había sido expulsado de sus tierras, obligado a escapar hacia Moscú con su familia.

– Un gran vergel –

El primer Neufeld fue uno de los líderes de los contingentes de menonitas que viajaron miles de kilómetros hasta asentarse en el árido y desértico Chaco central de Paraguay en 1930, específicamente en Filadelfia, devenido hoy un vergel productor de cereales, oleaginosas, de una multiplicidad de productos agrícolas y una de las más importantes haciendas fabricantes de lácteos del país.

Paraguay cuenta una de las mayores comunidades menonitas de América Latina.

En la actualidad ocupan unos 19 asentamientos en el territorio con una población estimada en 50.000 habitantes. Se nuclean en cooperativas consideradas entre las más productivas del país.

Centenares de ellos abandonaron las estrictas condiciones de vida civil y religiosa de la comunidad y se encuentran completamente integrados a la sociedad paraguaya.

Kornelius recuerda que unos 23 mil menonitas salieron en forma legal de la Unión Soviética desde la caída de Nicolás II, el último zar de Rusia en 1917 hasta que se produjo el cierre de fronteras.

«Desde el cierre, nuestros abuelos y sus familias se quedaron y sobrevivieron cada uno a su suerte. Fue cuando esas 18.000 personas hicieron causa común y clamaron por su salida», explicó.

Alemania les dio un salvoconducto pero solamente como país de paso para emigrar a América. «Fueron unas 5.700 personas las que lograron escapar vía Letonia por el Mar Báltico de esa gran penitenciaría que era la Unión Soviética. Desgraciadamente más de 12.000 no pudieron hacerlo», remarca el descendiente.

Entre aquellos desafortunados recuerda a tres tíos, hermanos de su abuelo. «Ellos fueron fusilados», recuerda con melancolía.

– No al servicio militar –

Parte de los emigrados que partieron en cuatro barcos desde el puerto alemán de Riga, se quedó en Brasil y otro grupo se estableció en Canadá.

«A Canadá ya se había ido la mayoría pero este país no quiso recibir más menonitas porque justo nos tocaron los tiempos de la Gran Depresión económica», explicó.

En Brasil tropezaron con la negativa del gobierno de la época de concederles un régimen especial porque los menonitas, por sus creencias, rechazan el servicio militar obligatorio.

«El grupo de 2.000 personas que migró a Brasil se vino entonces al Chaco», precisó.

Este grupo religioso, que surgió en tiempos de la Reforma de Lutero, sufrió siglos de persecuciones que lo llevaron a abandonar sus orígenes en Holanda y Alemania para dispersarse hacia Polonia y Rusia, particularmente por su radical negativa al servicio militar.

«Hemos sufrido persecuciones, el terror, hambrunas, tiempos florecientes, cada cual tenemos nuestras historias pero no hay nada de qué vanagloriarse», sentencia el veterano líder menonita parafraseando una cita bíblica.