Sao Paulo (AFP) – La imagen de unas manos unidas en gesto de oración con un estetoscopio colgando cubre un muro del Hospital de Clínicas de Sao Paulo, el último de una serie de murales inspirados en la salud y la ciencia que surgieron en la ciudad durante la pandemia.

Desde los días en que quedó sumida en un silencio atípico por el covid-19, la metrópolis de 12 millones de habitantes ganó nuevos colores a través del arte callejero que la identifica pero con temas que hasta entonces le eran ajenos.

La obra geométrica en el Hospital de Clínicas, el mayor centro médico de América Latina, «une la ciencia con la fe, mostrando que no hay ninguna contradicción entre ellas, ante un movimiento muy grande de negacionismo», dice a la AFP su autor, el muralista Eduardo Kobra.

«Es muy importante en este momento traer un mensaje de fe y esperanza, para que las personas puedan percibir que no están solas; el arte tiene ese papel», asegura el artista, de 47 años, figura omnipresente del museo a cielo abierto de Sao Paulo.

«Para nosotros que estamos aquí diariamente enfrentando la pandemia, el homenaje es emocionante», dice Tadeu Costa, médico residente de 35 años.

Kobra también creó sendas obras para el Instituto Butantan, de Sao Paulo, y la Fundación Oswaldo Fiocruz, de Rio de Janeiro, que producen vacunas anticovid en Brasil, donde la pandemia ha dejado ya más de 641.000 muertos, el peor balance del mundo después de Estados Unidos.

En otro mural, Priscila Barbosa retrató a una enfermera con cofia y máscara sosteniendo unas flores. Se trata de un personaje real surgido de un proyecto denominado «Flores para heróis» (Flores para héroes) originado en Estados Unidos, que repartió ramos entre los trabajadores en 2020.

«En un momento en que se sabía poco sobre el covid, ella tiene un halo de luz, como alguien capaz de llevar alivio», explica a la AFP Barbosa, quien halló en las profesionales de salud una nueva fuente de inspiración, centrada en latinoamericanas revolucionarias.

Waldir Grisolia por su parte creó un panel dedicado a una enfermera que sujeta unas rosas blancas que simbolizan la paz.

«Me pareció importante contribuir y como no soy médico lo hice con arte en este mural: fue muy gratificante», dice Grisolia.

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