Puerto Príncipe (AFP) – La investigación en Puerto Príncipe sobre el asesinato del presidente haitiano Jovenel Moise continuaba el viernes, para tratar de resolver el misterio de quién ordenó el ataque ejecutado por un escuadrón armado de 28 personas: 26 colombianos y dos estadounidenses de origen haitiano.

Un total de 17 personas, entre ellas 15 colombianos y dos estadounidenses, han sido arrestadas por su implicación en el asesinato a tiros del presidente Moise, ocurrido la madrugada del miércoles en su domicilio, informó la policía haitiana el jueves.

Tres colombianos también acusados de ser miembros del comando fueron abatidos por la policía, mientras que otros ocho permanecen prófugos, aseguró por su parte Leon Charles, director general de la policía haitiana, aunque estas cifras difieren ligeramente de otras fuentes oficiales.

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Las armas y el material presuntamente utilizado por los agresores, como machetes, teléfonos y pasaportes colombianos, fueron decomisados por la policía y exhibidos a la prensa, al igual que varios sospechosos alineados contra una pared y esposados.

Altos mandos del ejército y la policía de Colombia informaron este viernes que al menos 17 exmilitares colombianos están presuntamente implicados en el magnicidio.

Dos de ellos «perecieron» a manos de fuerzas haitianas y hay 15 colombianos más que «habrían pertenecido al ejército nacional» y que se desvincularon entre 2018 y 2020, dijo en rueda de prensa el general Jorge Luis Vargas, director de la policía de Colombia.

Uno de los colombianos detenidos tenía formación de élite, según reveló la prensa local este viernes, al identificarlo como Manuel Antonio Grosso Guarín, uno de los «militares mejor preparados del ejército colombiano».

Tras comunicarse con el primer ministro haitiano, Claude Joseph, el presidente colombiano, Iván Duque, dijo que su país ofrecerá «toda la colaboración», incluyendo una misión de inteligencia en Haití, para dar con «los autores materiales e intelectuales del asesinato».

Por su parte, Taipei dijo el viernes que 11 sospechosos habían sido detenidos en el complejo de la embajada taiwanesa en Puerto Príncipe.

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Washington mostró disposición para ayudar en la investigación de Haití, y la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo el viernes que altos funcionarios del FBI y otros funcionarios se dirigirían al Caribe lo antes posible.

«Necesitamos saber» –

La capital de Haití, paralizada desde hace varios días, reanudaba poco a poco sus actividades el viernes, con un mayor número de personas en las calles y el transporte público reactivando gradualmente su servicio, según testigos.

La gente se apresuró a abastecerse de productos de primera necesidad en los supermercados y a hacer fila en las gasolineras para comprar el propano que utilizan para cocinar, en previsión de más días de inestabilidad.

«No sé qué va a pasar mañana o pasado mañana en el país, así que me estoy preparando para los días malos que se avecinan», dijo a la AFP Marjory, residente de Puerto Príncipe.

La reapertura del aeropuerto de Puerto Príncipe, solicitada por el gobierno el jueves, debería ser efectiva este viernes.

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En tanto, todo el mundo en el país sigue preguntándose cómo pudo ocurrir un ataque fatal contra el jefe de Estado.

«Se trata de extranjeros que llegaron al país para perpetrar este crimen. Los haitianos estamos consternados», declaró a la AFP un habitante de la capital. «Necesitamos saber quién está detrás de esto, sus nombres, sus antecedentes para que la justicia pueda hacer su trabajo».

Varios altos cargos de la policía, responsables directos de la seguridad del presidente haitiano, están en la cuerda floja y han sido citados a comparecer ante la justicia, anunció el jueves el jefe de la fiscalía de Puerto Príncipe, Bed-Ford Claude.

«No he visto a ningún agente de policía víctima, solo al presidente y su esposa. Si son responsables de la seguridad del presidente, ¿dónde estaban? ¿qué hicieron para evitar que esto ocurriera al presidente?», cuestionó el comisario del gobierno de la capital.

Otros incluso cuestionaron la posible implicación de estos policías, lo que aumentó la confusión.

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«Moise fue asesinado por sus agentes de seguridad. No fueron los colombianos quienes lo asesinaron. Fueron contratados por el Estado haitiano», dijo el viernes en la radio el exsenador Steven Benoit.

Caos político –

Este atentado desestabiliza aún más al país más pobre de América, asolado por la inseguridad.

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Uno de los últimos gestos políticos de Moise, fallecido a los 53 años, fue nombrar el lunes a otro primer ministro, Ariel Henry. Todavía no había tomado posesión del cargo en el momento del asesinato.

Unas horas después de la tragedia, el primer ministro en funciones Joseph declaró el estado de sitio durante quince días, que otorga al Ejecutivo mayores poderes.

Mientras la oposición acusa a Joseph de acaparar el poder, la enviada de la ONU a Haití, Helen La Lime, estimó que él es la autoridad legítima, ya que Henry no ha sido juramentado.

El país ya estaba inmerso en una crisis institucional: Moise no había organizado elecciones desde que llegó al poder a principios de 2017 y no hay Parlamento desde enero de 2020.

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