Huaraz (Perú).- Un aluvión devastador sorprendió a la ciudad peruana de Huaraz en la madrugada del 28 de abril de 2025, cuando una avalancha de rocas cayó sobre un nuevo lago glaciar en el nevado Vallunaraju, desencadenando una inundación repentina que arrasó con todo a su paso.

El evento, clasificado como un desborde de lago glaciar o GLOF, por sus siglas en inglés, provocó la muerte de varias personas y la destrucción de decenas de viviendas en la periferia de la ciudad, según informaron las autoridades locales.

La montaña Vallunaraju, ubicada en la Cordillera Blanca del Perú, ha experimentado un notable retroceso glaciar en las últimas décadas. Como resultado, han surgido nuevos lagos en sus laderas y otros han aumentado de tamaño, incrementando el riesgo de eventos catastróficos.

Ese riesgo se materializó cuando un derrumbe masivo ocurrió a las 3:30 a.m., generando un estruendo comparable al de un tren de carga, de acuerdo con el testimonio del ingeniero Christopher Cluett, quien se encontraba en la zona con un grupo de alpinistas.

Las imágenes satelitales del Landsat 8, captadas el 7 de mayo de 2025, muestran con claridad los efectos del aluvión. Comparadas con registros de mayo de 2024 del Landsat 9, se evidencia una capa de sedimentos y escombros cubriendo el valle del río Casca, al sureste del glaciar.

Una de las lagunas cercanas al frente del glaciar parece haberse vaciado parcial o totalmente. Las señales de daño se extienden a lo largo de varios kilómetros hasta las afueras de Huaraz, mostrando el poder destructivo del flujo de lodo y rocas.

Desde el terreno, las fotografías tomadas por Cluett documentan los estragos con inquietante detalle. Una de las imágenes muestra el acantilado con material rocoso fresco acumulado en la base, mientras otra revela la capa de barro y piedras que cubre el lecho del río. El registro visual respalda la teoría de que el deslizamiento de rocas fue el desencadenante inmediato del GLOF.

Este tipo de eventos no es nuevo para Huaraz. En 1941, un desborde similar del lago Palcacocha provocó la muerte de unas 4.000 personas, aproximadamente un tercio de la población de la ciudad en ese entonces.

Desde entonces, la amenaza ha persistido, y aunque se han hecho esfuerzos para monitorear los lagos glaciares, el avance del cambio climático ha acelerado la formación y expansión de estos cuerpos de agua.

Investigaciones recientes revelan que entre 1948 y 2017 se han registrado al menos 32 GLOFs en la Cordillera Blanca. Además, un análisis detallado de imágenes satelitales de Landsat determinó que la superficie total de lagos glaciares en la región aumentó en 3.7 kilómetros cuadrados entre 1980 y 2020.

Este crecimiento sostenido representa un incremento significativo en el riesgo para las poblaciones asentadas en los valles andinos.

La tragedia en Huaraz es un crudo recordatorio de la urgente necesidad de sistemas de monitoreo y alerta temprana eficaces. Aunque la tecnología satelital ha mejorado la capacidad de los científicos para observar cambios en los glaciares y lagos, los mecanismos de prevención en el terreno siguen siendo insuficientes para proteger a comunidades vulnerables.

Expertos coinciden en que es indispensable fortalecer la coordinación entre las autoridades locales, los centros de investigación y las organizaciones internacionales para anticiparse a futuros desbordes glaciares. Invertir en infraestructuras de contención, establecer protocolos de evacuación y concienciar a la población sobre los riesgos son pasos fundamentales para evitar nuevas tragedias.

Mientras tanto, en Huaraz, los esfuerzos se concentran en la búsqueda de víctimas, el rescate de damnificados y la evaluación de daños. El evento de Vallunaraju ha renovado el temor colectivo a una amenaza natural que no solo persiste, sino que crece con el calentamiento global. 

Esta emergencia podría ser el catalizador que finalmente impulse una acción preventiva más decidida en una de las regiones más vulnerables a los efectos del deshielo andino.