Los Ángeles (California).- En los albores de la década de 1950, Los Ángeles era una ciudad en pleno auge, expandida por el dinamismo de sus industrias y la promesa de nuevas oportunidades. 

En este entorno de crecimiento y cambio, una pequeña idea comenzó a cobrar vida en la mente de Charley Atkins, un empleado de Parques y Recreación de la ciudad, y un grupo de amigos entusiastas del ferrocarril. 

Imaginaron cómo una locomotora de vapor podría no solo adornar el paisaje de Griffith Park sino también ofrecer una ventana al pasado industrial de la región.

La visión de Atkins y sus colegas se tradujo en la creación de Travel Town, un museo que se convertiría en un santuario para la historia del transporte ferroviario del oeste de los Estados Unidos. 

Oficialmente inaugurado el 14 de diciembre de 1952, el museo fue concebido originalmente como un «zoológico ferroviario» donde los niños y adultos por igual podrían «imaginar» la vida como ingenieros de trenes, explorando las locomotoras y vagones que una vez surcaron las vastas extensiones del país.

La transformación de Travel Town desde su concepción hasta su estado actual es una historia de comunidad y de pasión por la historia ferroviaria. Con el apoyo de George Hjelte, gerente general del Departamento de Parques y Recreación para ese entonces, y William Frederickson, superintendente de recreación, Atkins inició conversaciones con los principales ferrocarriles de California.

 A medida que la era de las locomotoras de vapor tocaba a su fin, muchas compañías ferroviarias vieron la oportunidad de preservar su legado donando equipo a Travel Town. Esta generosidad permitió al museo crecer y expandirse, ofreciendo a los visitantes una colección cada vez más rica de artefactos ferroviarios.

Hoy, Travel Town no es solo un museo; es un testimonio del impacto de los ferrocarriles en el desarrollo del sur de California. La región, conocida por su diversa geografía y su rápido desarrollo urbano, fue indiscutiblemente moldeada por la expansión de las líneas ferroviarias que facilitaron el transporte de mercancías y personas a través de vastas distancias.

Además de locomotoras y vagones, Travel Town alberga una exposición dedicada a Fredrick H. Harvey, un empresario del siglo XIX que revolucionó la hospitalidad en los ferrocarriles. 

A través de su asociación con Atchison, Topeka & Santa Fe Railway, Harvey estableció la primera cadena de restaurantes en Estados Unidos, conocida por su excelente comida y hospitalidad impecable. 

Las «Harvey Houses» y sus famosas «Harvey Girls» no sólo ofrecieron comodidades a los viajeros sino que también ayudaron a cimentar la cultura de servicio en el transporte ferroviario americano.

Al visitar Travel Town, uno no solo se adentra en la rica historia del transporte ferroviario sino también en la historia de cómo estos gigantes de acero ayudaron a tejer la trama social y económica del oeste americano. 

Desde fomentar el turismo hasta influir en el patrón de asentamientos urbanos y rurales, los trenes han sido una fuerza indiscutible en la configuración del paisaje moderno de América.

Así, Travel Town ofrece más que un viaje al pasado; ofrece una lección sobre la influencia perdurable de los ferrocarriles en la vida americana, invitando a los visitantes a explorar, aprender y, sobre todo, a imaginar cómo era la vida cuando los trenes eran el rey de los caminos de hierro.