Andem.- Levedy Céleste Lossangoye empezó a sentir a una tierna edad la pasión por la cría de peces. Creció rodeada de estanques de peces en la granja piscícola de su familia en Andem, localidad situada en el Gabón, país centroafricano.
Esta granja familiar, ubicada a unos 60 kilómetros de Libreville, capital del país, tiene 21 estanques en una superficie de dos hectáreas y una capacidad productiva de unas 37 toneladas al año, suficiente para ganarse bien la vida, pero el potencial no está bien aprovechado.
Céleste, que tiene ahora 30 años, es una ingeniera rural con visión. Colabora con su padre, Daniel, para convertir el negocio familiar en una operación a gran escala dedicada no solo a criar tilapias y bagres, sino también a vender pescado directamente a particulares de todo el país.
“La granja encierra un enorme potencial de atender la demanda local, pese a los numerosos desafíos que encuentra la empresa”, afirma.
Como en muchos países costeros de la región de África central, el pescado es una fuente alimenticia popular en el Gabón.
El consumo anual de pescado ronda los 35 kilogramos por persona, uno de los índices más altos de África, pero cada año deben importarse más de 25 000 toneladas de pescado para atender el mercado local.
A la vez, la acuicultura sigue siendo una actividad marginal e infrautilizada en el Gabón, pese a que el país se esfuerza por atender una demanda local en constante aumento.
Desde 2017, la FAO colabora con el Gobierno del Gabón para seguir desarrollando la acuicultura comercial estableciendo cinco centros nuevos de pesca, tanto marítima como continental, y perfeccionando las aptitudes de los criadores para aumentar la producción.
Además, tras realizar investigaciones sobre las necesidades de los criadores de peces, la FAO impartió cursos de capacitación en tres provincias (Estuaire, Oyem y Bitam) para fomentar la capacidad técnica, las competencias de producción y los conocimientos empresariales prácticos de empresarios y empresarias como Céleste.
Se trataron temas como la selección de emplazamientos para la actividad acuícola, la fabricación y montaje de jaulas flotantes, técnicas de producción y la mejora de la calidad de los reproductores de tilapias y bagres.
“Aprendimos a fabricar jaulas flotantes, lo cual puede añadir valor a lo que ya tenemos. Es algo que podemos utilizar para aumentar nuestra producción, pues ya tenemos estanques”, proclama Céleste.
“La acuicultura en el Gabón se encuentra todavía en una fase inicial y no contribuye de forma destacada a la seguridad alimentaria, pero el desarrollo de la acuicultura ofrece a los jóvenes verdaderas oportunidades de empleo”, explica Lionel Kinadjian, Oficial de pesca y acuicultura de la FAO.
“Existe la demanda, como también existen las condiciones ambientales para promover la acuicultura”.
Oportunidad para el empleo juvenil
Muchos jóvenes licenciados se esfuerzan por encontrar trabajo en el Gabón, donde la tasa de desempleo juvenil asciende hasta el 38 %, según la Organización Internacional del Trabajo.
La FAO cree que el sector de la pesca y la acuicultura ofrece un enorme potencial de crear puestos de trabajo, especialmente para los jóvenes, y de abordar el desafío de la seguridad alimentaria y la nutrición.
“La acuicultura es una actividad rentable que te permite alimentar a la familia y atender tus necesidades financieras”, asevera Céleste. “Insto a los desempleados a que tomen parte en ella”.
Según los datos más recientes, 423 criadores practican en el Gabón la acuicultura y la explotación piscícola, pero solo el 22,7 % de ellos son menores de 35 años.
Además de la producción acuícola, la FAO respalda la difusión orientada a los jóvenes ofreciendo talleres sobre inversión en agricultura y adopción de decisiones para mejorar los planes comerciales.
También ha dotado a los participantes de equipo para la cría y explotación de peces.
Yannick Mve Obiang, criador de peces de 27 años que produce bagres y tilapias, dice que el curso de la FAO le aportó competencias e ideas para modernizar sus estanques y pasar de la cría de subsistencia a la producción comercial.
Sin embargo, el sector sigue estando sujeto en el Gabón a limitaciones como la indisponibilidad de alimento para peces o alevines de calidad a un precio asequible, así como la falta de capital de inversión.
“La indisponibilidad de insumos básicos de calidad hace difícil que el sector atraiga nuevos inversores y cumpla los objetivos gubernamentales de doblar la producción nacional de pescado hasta llegar a 50 000 toneladas para 2025”, afirma Kinadjian.
“Hicimos gran hincapié en el concepto de acuicultura como negocio, gracias a lo cual debería ser posible garantizar la rentabilidad y la sostenibilidad de las actividades y movilizar finanzas al margen de proyectos de desarrollo o donaciones gubernamentales”.
Granjas de cría para atender la demanda en alza
Céleste ve con entusiasmo la oportunidad de cumplir funciones más destacadas en la gestión de la granja piscícola de su familia.
“He decidido invertir mi esfuerzo en la granja, ayudar a mi padre a mejorar los aspectos técnicos, la producción y comercialización de nuestros productos y mejorar la rentabilidad de nuestra actividad”, declara.
“Mi visión a largo plazo consiste en asistir al surgimiento de tiendas de pescado “Lossangoye” por toda la ciudad de Libreville y convertirnos en la granja piscícola número uno del Gabón”.
En el Gabón y otros países diversos de África central la FAO presta apoyo a programas agrícolas que permiten a los jóvenes ampliar su capacidad y tomar parte en actividades más productivas y rentables que los ayuden a asegurarse un futuro más resiliente y sostenible.
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