Khachmaz (Azerbaiyán).- La aldea de Sayad es uno de los asentamientos más antiguos de la costa del Mar Caspio en el distrito de Khachmaz de Azerbaiyán.

Desde hace mucho tiempo es famosa por sus numerosas variedades de tomates suculentos obtenidos gracias al esmerado cultivo de los agricultores y al clima soleado. Pero está ocurriendo algo nuevo y transformador.

Los agricultores están recuperando técnicas agrícolas tradicionales de su región, como la rotación de cultivos, con la ayuda de la capacitación y el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Unión Europea.

El eje central de este cambio es la formación de grupos de agricultores de productos básicos.

En su calidad de agricultor de tomates, Hikmat Azizov es miembro del grupo de servicios de asesoramiento agrícola para productos básicos llamado “Tomate de campo”, creado en la aldea.

Afirma que las actividades de capacitación semanales realizadas en el marco de la iniciativa de la FAO de Fortalecimiento de los servicios de asesoramiento agrícola lo ayudaron a adquirir nuevos conocimientos sobre fitomejoramiento, riego y fertilizantes ecológicamente inocuos.

Hikmat dice que los métodos agrícolas que habían utilizado hasta la fecha “nos habían servido, pero gracias a este proyecto, ahora puedo ver un futuro más prometedor para mí y mi familia. Hemos mejorado los rendimientos, ahorrado costos y obtenido mejores beneficios de nuestro trabajo. Es una verdadera bendición”, señala Hikmat.

En el grupo, los agricultores de tomates aprendieron sobre métodos de “siembra en bancales”, es decir, el cultivo de hortalizas, plantas herbáceas y otras plantas en zonas específicas del suelo, separadas del resto del huerto, lo que facilita el acceso y el cuidado de las plantas y ayuda a controlar la maleza y la erosión del suelo.

También recibieron explicaciones detalladas sobre una de las formas más comunes de agricultura orgánica tradicional en Azerbaiyán, que es la rotación de cultivos o la plantación de diferentes cultivos en el mismo campo a lo largo del tiempo, lo que puede ayudar a prevenir la erosión del suelo y reducir las plagas.

La combinación de estos métodos puede ayudar a preservar la biodiversidad del país y, al mismo tiempo, aumentar el rendimiento de los cultivos, reducir la necesidad de insumos químicos y proporcionar una fuente de alimentos más sanos y nutritivos.

En la aldea se cultivan varias variedades de tomates, entre ellas, la aslan, la sayad y la shishburun, todas conocidas por su sabor jugoso y dulce y su textura carnosa.

Personas de las regiones cercanas e incluso de zonas alejadas acuden en masa a la aldea para abastecerse de la cosecha.

Sin embargo, el agricultor Vasif Kalbaliyev dice que, a pesar de su duro trabajo y su dedicación, a menudo ha tenido problemas para mantenerse al día con los últimos avances y seguir siendo competitivo.

Siempre estaba buscando formas de aumentar su rendimiento y mejorar la calidad de su producto, pero señala que parecía como si estuviera “chocando constantemente contra una pared”.

Expresando su gratitud, Vasif afirma que con la ayuda del proyecto de la FAO ha podido aumentar su rendimiento y mejorar la calidad de sus tomates.

Incluso ha ampliado su negocio y ha empezado a vender sus tomates en otros mercados. Ahora también es miembro del grupo de asesoramiento “Tomate de campo” y propietario del sitio de demostración de la producción de tomates de la aldea.

Adaptada a los productos básicos

La iniciativa en Sayad es uno de los siete grupos de asesoramiento sobre productos básicos establecidos en el marco del proyecto de Fortalecimiento de los servicios de asesoramiento agrícola.

Los otros grupos se centran en el sorgo, el girasol, las manzanas, las cerezas agrias, las ciruelas y los tomates de invernadero, diferentes de los tomates de campo de Sayad.

Cada uno cuenta con sus propios orientadores y agrónomos y, en los casos en que los expertos del grupo carecen de respuestas, ayudan a los agricultores a ponerse en contacto con otros especialistas que puedan brindarles asistencia.

“Inicialmente, los agricultores se mostraban escépticos en relación con el enfoque y el papel de los orientadores. Sin embargo, después de haber participado en los debates, obtuvieron asesoramiento pertinente y vieron algunos resultados positivos», dijo Vugar Bashirov, coordinador del proyecto de la FAO en el país.

«Empezaron a implicarse crecientemente y el número de agricultores interesados en unirse a la plataforma aumentó”.

En el marco del proyecto se elaboró una estrategia de cinco años de fortalecimiento de los servicios de asesoramiento agrícola en Azerbaiyán, a fin de conseguir que los agricultores tengan acceso a las mejores prácticas actualizadas y a orientación provenientes de una combinación de asesores públicos y privados, sin que se requiera financiación adicional del Gobierno.

El nuevo modelo se pondrá a prueba en un plan de tres años de desarrollo del proyecto de Fortalecimiento de los servicios de asesoramiento agrícola en regiones piloto.

“Con el valioso apoyo de la Unión Europea y de todos los expertos con los que contamos, estamos dando pasos importantes para ayudar a un número cada vez mayor de agricultores azerbaiyanos a obtener lo mejor de sus cultivos y sus tierras y a mejorar sus medios de vida de forma sostenible en el futuro”, afirma Bariz Mehdiyev, el Representante Adjunto de la FAO en Azerbaiyán.

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