Sao Paulo (AFP) – Un meteorito recuperado del incendio en el Museo Nacional de Rio de Janeiro en 2018 simboliza la resistencia a la destrucción de la cultura en tiempos de «oscuridad», un espíritu que late en la Bienal de arte contemporáneo de Sao Paulo.

La muestra, una de las más importantes del mundo en su tipo, expone en su 70º aniversario una reacción a la extrema derecha encarnada en Brasil por el presidente Jair Bolsonaro, así como a la crisis medioambiental y a la pandemia.

«Faz escuro mas eu canto» («Está oscuro pero canto»). Los curadores recuperaron este verso de Thiago de Mello, un mensaje de esperanza durante la última dictadura militar (1964-1985), para resumir esta Bienal de más de un millar de obras de 91 artistas nacionales y extranjeros, incluidos indígenas.

La oscuridad se volvió más tangible con «nuevos incendios, discursos de odio (…), actos de racismo explícito, señales de fragilidad institucional y finalmente la pandemia», dijo en el lanzamiento Paulo Miyada, uno de los curadores.

«Las voces de los artistas se tornan más importantes en estados de emergencia como el que vivimos», añadió.

Tras su llegada al poder en 2019, Bolsonaro eliminó el ministerio de Cultura y lo redujo a una secretaría integrada en la cartera de Turismo, con un presupuesto recortado y denuncias por supuesta censura.

Desde entonces, el mundo artístico resiste.

«La respuesta (de la Bienal) a tiempos políticos oscuros, con movimientos de extrema derecha surgiendo en todo el mundo, era necesariamente con un abordaje político», dijo a la AFP el italiano Francesco Stocchi, curador invitado.

Pasado y presente –

La Bienal se planteó entonces un concepto de historia circular que retrocede a la colonización y aborda el presente desde una perspectiva histórica, estableciendo paralelismos. Hay «una clara conciencia de la gravedad de algunas situaciones actuales», dijo el curador general Jacopo Crivelli Visconti.

Por ejemplo, citó el trabajo de la brasileña Regina Silveira, que representa sombras desproporcionadas de símbolos de la dictadura, como un tanque de guerra similar a los empleados recientemente en Brasilia, en un desfile militar inédito el que participó Bolsonaro, un excapitán del ejército.

Su compatriota Carmela Gross expone una gran silueta cubierta con una lona, una escultura que ya expuso en la Bienal de 1969 durante el régimen militar, un contexto que la «impregnó de sentidos de amenaza y peligro», describen los responsables.

La percepción se refrescó en las marchas del último martes, en las que muchos bolsonaristas pidieron una intervención militar para frenar al poder judicial, que investiga a Bolsonaro entre otras cosas por divulgación de noticias falsas.

Una frase del filósofo Antonio Gramsci plasmada en otra de las obras expuestas también invita a reflexionar: «El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos».

Emergencia ecológica –

Afuera, dos esculturas inflables con forma de serpientes atraen las miradas sobre un lago del parque Ibirapuera. Pero Jaider Esbell, indígena makuxi y autor de la obra llamada «Entidades», dice que su participación en la Bienal va más allá de ese y otros de sus trabajos expuestos.

«Mi mejor obra es política, no esos dibujos coloridos, ni la cobra dentro del lago; esos son elementos para atraer la atención para discutir cuestiones como el calentamiento global y la urgencia ecológica», dijo Esbell a la AFP.

«Es un momento clave porque todo el mundo está peleando, pero nadie está peleando por la emergencia ecológica», señaló este referente artístico, proveniente de la reserva indígena Raposa Serra do Sol, en Roraima (norte), una tierra marcada por los conflictos territoriales y amenazada por la minería ilegal.

Durante el gobierno de Bolsonaro, la deforestación y los incendios registraron récords en la Amazonía, clave para el equilibrio climático global y hogar de numerosos pueblos originarios.

La exposición inaugurada el 4 de septiembre se mantendrá hasta el 5 de diciembre y espera atraer, como en ediciones anteriores, alrededor de un millón de visitantes.

Contenido relacionado

Exposición digital rinde homenaje a Frida Kahlo