Sao Paulo (AFP) – El Partido de los Trabajadores (PT) inició este viernes en Sao Paulo su 7º Congreso en presencia de su líder histórico, el recientemente liberado expresidente Lula, para debatir su respuesta a la ola conservadora que llevó al poder en Brasil al ultraderechista Jair Boslsonaro.

En un emotivo discurso, el exmandatario, de 74 años, volvió a arremeter contra Bolsonaro y sus políticas promercado, entre ellas sus «privatizaciones predadoras», y desafió al exjuez y actual ministro de Justicia, Sergio Moro, a quien acusa de haberlo condenado sin pruebas para apartarlo de la liza electoral del año pasado, a que demuestre que cometió «algún ilícito».

«A los que critican o temen a la polarización, tenemos el coraje de decir: somos, sí, lo opuesto a Bolsonaro. No da para quedarse encima del muro o a mitad del camino», expresó.

Rodeado de representantes de gobiernos y partidos nacionales e internacionales aliados, pidió a sus seguidores poner manos a la obra para reconquistar el poder en 2022 y dijo que se coloca «a disposición de Brasil para contribuir en esta travesía para una vida mejor».

En una entrevista publicada este viernes por el diario británico The Guardian, el exmandatario había insinuado sin embargo que podría pasar como testigo. «La Iglesia católica, con 2.000 años de experiencia, jubila a sus obispos a los 75», apuntó.

Luego de 19 meses de reclusión en Curitiba (sur), acusado de corrupción pasiva y lavado de dinero, Lula fue liberado el 8 de noviembre gracias a una alteración de las reglas del cumplimiento de penas, que le permitirá agotar todos los recursos judiciales en libertad, si bien sigue sin tener restituidos sus derechos políticos.

– Fase de desgaste –

La reunión del partido cofundado por Lula en 1980 se extenderá hasta el domingo, cuando los delegados elegirán a la nueva dirección del PT, actualmente presidida por la diputada Gleisi Hoffmann, que busca la reelección.

Después de haber vencido cuatro elecciones presidenciales consecutivas (2002, 2006, 2010, 2014), el PT entró en una fase de desgaste con el impeachment de la presidenta Dilma Rousseff en 2016 y la investigación anticorrupción Lava Jato, que condenó a Luiz Inácio Lula da Silva a 8 años y 10 meses de cárcel.

Antes de las presidenciales de 2022, el PT deberá definir su estrategia para las municipales de 2020, después del rapapolvo que sufrió en 2016, cuando consiguió elegir apenas a 256 alcaldes, menos de la mitad de los 630 (de un total de 5.500) que tenía después de las elecciones de 2012.

Entre las ciudades perdidas figuran Sao Paulo, la capital económica del país, y los municipios de su cinturón industrial, desde donde Lula lanzó las grandes huelgas de fines de los años 70 en plena dictadura militar (1964-85).

Según el politólogo Claudio Couto, de la Fundación Getúlio Vargas, en estos años en Brasil «se consolidó un antipetismo que será un obstáculo para conseguir una posición de destaque en ciudades como Sao Paulo».

El PT conservó pese a todo el papel de primer partido en la fragmentada Cámara de Diputados, con 54 escaños (de un total de 513). En 2014 había conseguido elegir 69 y en 2010 tuvo una bancada de 88 legisladores.

El PT tiene además 6 senadores (de un total de 81) y gobierna 4 de los 27 estados brasileños, todos en su bastión histórico del nordeste.

– Sin autocrítica –

Algunas de las nueve tesis sometidas al voto de los delegados del PT refuerzan la necesidad de cambios y de una reorientación de posiciones y de una nueva dirección.

Couto, sin embargo, ve poco espacio para un discurso que busque hacerse oír más allá de los bastiones petistas, fuertemente apegados a la figura de su líder, que representan en torno a un tercio del electorado.

«Hay gente en el partido que tiene una buena lectura del país, pero quienes lo controlan, no», afirmó Couto.

«Desde la elección de 2018, el personalismo se fortaleció» en el PT, agregó.

El propio Lula rechazó cualquier perspectiva de autocrítica mirando a lo interno del partido.

«La autocrítica que Brasil espera es la de los que apoyaron, en los últimos tres años, la implantación del proyecto neoliberal que no funcionó en ningún lugar del mundo», afirmó el exmandatario