Cochamó (Chile) (AFP) – Diego, de 7 años, viaja en bote junto a su padre, Carlos Guerrero, cada mañana entre los fiordos del sur de Chile para llegar a su escuela en la remota localidad de Sotomó, que gracias al internet satelital recién instalado dispone de red por primera vez.

Entre volcanes, montañas, lagos, ríos y bosques que rodean esta localidad, a casi 1.100 km al sur de Santiago, viven 20 familias en el sur del Chile más aislado, sin calles ni carreteras, y desde ahora tienen en su escuela pública el acceso a internet que se da por hecho en las zonas urbanas, pero que hasta ahora les negaba la escarpada topografía del lugar.

«Uno se está demorando de media hora a 50 minutos para llegar al colegio. Hay días que uno no puede traer a sus hijos a la escuela por el clima», explica a la AFP Guerrero durante la inauguración de la tecnología Starlink, de la compañía SpaceX, del multimillonario sudafricano Elon Musk.

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Gracias a una amplia red de satélites puestos en órbita por la compañía aeroespacial esta tecnología puede dotar de internet a cualquier punto recóndito del planeta donde la infraestructura física no puede llegar, como ocurre en Sotomó.

«Aquí no tenemos internet. Solamente lo que tenemos en el teléfono pero es malísima la señal», asegura Guerrero.

La climatología de la zona es inclemente. Lluvias, frío y viento la azotan a diario, pero eso no le quita las ganas a Diego de asistir a la escuela John F. Kennedy, donde se instaló una antena parabólica, similar a las de televisión, que ubicada en el tejado del edificio de madera en medio de la montaña recibe la señal de los satélites y entrega internet estable a una velocidad de entre 100 a 200 megabytes.

«Se nota en sus rostros» –

En la puerta de la escuela, con aulas con capacidad para un centenar de alumnos, espera como cada mañana a sus siete estudiantes el único profesor del centro educativo, Javier de la Barra, de 58 años, quien desde 2018 que llegó a la zona sufre las complicaciones de no tener internet en un mundo interconectado.

El docente reconoce a la AFP que el cambio ha sido «gigante» al poder pasar de una conexión «limitada, muy lenta» e intermitente que no permitía conectar los siete ordenadores al mismo tiempo a tener internet sin limitaciones.

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«Para mí ha sido un salto en la rapidez y el acceso y para los niños también, porque ellos pueden conectarse y ellos van a poder con esta prueba entrar a museos, conectarse a Youtube para ver vídeos educativos, buscar información, desarrollar proyectos. En relación a lo que teníamos va a ser un paso gigante», afirma el profesor.

La tecnología Starlink fue instalada el 27 de julio y este viernes fue inaugurada por las autoridades chilenas. Sotomó es la primera localidad remota que dispone de este sistema todavía en pruebas, al que se sumará la localidad de Caleta Sierra en la norteña región de Coquimbo.

Tanto el profesor De la Barra como Guerrero reconocen que el cambio es notable para los alumnos «a la hora de hacer sus tareas» y poder aprender «las cosas más rápido sin tener que estar buscando señal», destaca el padre de Diego, quien disfruta ahora de una calidad señal de internet como el resto de los niños de su edad que en Chile todavía, a causa de la pandemia, atienden sus clases de una forma mixta entre presencial y telemática.

«Es un entusiasmo grande, se nota en sus rostros, están contentos», indica el docente.

Beneficio para la comunidad –

Además de los niños también disfrutarán del servicio la veintena de familias que vive en la zona. Aunque las limitaciones de energía son generalizadas para todos los habitantes -el poblado solo tiene un generador de gasoil que ofrece electricidad por 12 horas al día-, ahora podrán acudir a utilizar el internet de la escuela para sus gestiones y trámites diarios.

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«La llegada de Starlink a Sotomó marca un antes y un después en materia de inclusión digital para nuestro país», explicó la ministra de Transportes y Telecomunicaciones chilena, Gloria Hutt, durante la inauguración.

De la Barra lo ve más como un bien de beneficio comunitario que ayudará a la población a gozar de los beneficios de la tecnología.

Además de «los fines pedagógicos», el profesor reconoce que los vecinos podrán acudir al colegio a hacer «sus trámites, transferencias o algún emprendimiento que necesite internet».

«Hasta el día de hoy no hay problema», afirma De la Barra aliviado de que la línea no se corte mientras da clases a sus siete alumnos.

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